Capítulo 11

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Sus botas negras aplastaron el asfalto, la cazadora de cuero que llevaba cubriendo su pecho hacia que su aspecto pareciese aún más fiero y los fríos rasgos de su hermoso rostro calaban la piel de cualquier ser humano que fuese lo suficientemente valiente como para mirar aquellos ojos color esmeralda. 

Un brillante pelo rubio caía por su espalda y unos grandes labios carnosos pintaban su cara. Apareció como si nada por la puerta.

- ¿Como se encuentra?- habló su voz temiblemente suave. 

- Ha despertado hace poco, sus heridas van mejorando- respondió H sin dejar de mirarla.

Ella asintió con confianza y dirigió su mirada hacia mi. La manera en la que hablaban de mi como si no estuviese delante me hacia sentir bastante incomoda, por no hablar de la rabia que me producía el sentirme completamente invisible. 

- Encárgate de explicarla todo y de que no me moleste mientras trabajo, no quiero distracciones 

H asintió ante su petición y no supe si aquello fue tan solo producto de mi imaginación pero juraría haberle visto estremecerse. ¿Quién podía tener tanto poder...?

Clave los ojos en ella y no sentía miedo, al contrario, sentía fascinación e intriga, además de clara desconfianza. Dio media vuelta y desapareció por la puerta. Cuando volví a mirarle continuaba con su vista fija en la puerta. Carraspeé.

- ¿Vas a explicarme que esta pasando o me voy a averiguarlo yo sola?- le hablé con la mayor frialdad que pude.

- Creo que debería ser yo el que pida explicaciones primero- contesto fijándose en mi.

Me incorporé tranquila, intentando esconder los terribles dolores que me recorrían el cuerpo y contesté sin prisa. 

- No veo el por qué

- ¿Que por qué? ¿A lo mejor por el echo de haber desaparecido así como si nada sin decirme a donde?¿Sin considerar los peligros que hay ahí fuera y lo tremendamente imprudente que es enfrentarse a ellos sola siendo una niña como tu?- elevó el tono de voz y por un momento un escalofrío recorrió mi espalda, pero eso no hizo más que subirme los humos.

- Ante todo, yo no te pertenezco, tu decidiste por ti solo pegarte a nosotros y "protegernos" o como quieras llamarlo- dije gesticulando con las manos y ese "nosotros" no pudo evitar resonarme en los oídos- y segundo, yo no soy una niña, puedo cuidarme perfectamente sola.

- ¡Si, ya lo veo, dejando que un enorme tronco te aplaste!- gritó poniéndose de pie.

- ¡A lo mejor es que quería que ese maldito tronco me aplastara!- perdí el control, grité aquellas palabras invadiendo la estancia de un silencio insoportable, exteriorizando lo que mi corazón sufría. 

Mi voz reboto en las paredes haciendo eco. H abrió los ojos, nuestras respiraciones estaban aceleradas y notaba mi corazón rebotar en mi pecho. No pude aguantarlo más. Me incorporé quizás demasiado rápido y me tambaleé, H me sujetó poniendo sus brazos bajo los míos y tirando de mi hacia arriba. Nuestros ojos se encontraron violentamente, envueltos en odio o quizás.....quizás no solo odio. Permanecimos así unas milésimas de segundo los justos antes de que yo le empujase lejos de mi o más bien me empujase a mi misma, ya que él no se inmutó ante mi vago intento de separarnos. 

- Creo que buscaré las dichosas explicaciones por mi sola

Caminé hacia la puerta apoyándome en el marco, me dolía todo, como si una enorme apisonadora me hubiese transformado en polvo. Salí sin mirar atrás y tampoco él hizo nada para evitármelo. 

Me encontré de frente con un enorme corredor que parecía de una casa abandonada, con la luz del mediodía entrando por las viejas ventanas llenas de polvo. El aire se respiraba cargante y sucio, hacia que un sabor amargo se me pegase al paladar como carne quemada. Tal vez no fuese el aire si no mis pulmones los que lo hacía saber así. No pude evitar apoyarme contra la pared y respirar hondo, esto iba a costarme más de lo que pensaba.

"Bien, y ahora, ¿derecha o izquierda?"

El pasillo se extendía hacia ambos lados. Me decidí por seguir a la izquierda, realmente porque era el lado por el que no tendría que volver a pasar frente a la puerta de la habitación donde estaba H. Caminé pegada a la pared. 

Había varias puertas a lo largo de todo el recorrido pero estaban cerradas. Mi cabeza no paraba de darle vueltas a todo ese asunto, dónde estaba, que hacía allí, quién era ella, habría más gente....aunque esta última pregunta no tardó demasiado en ser contestada, pues al final del pasillo, caminando relajadamente hacia mi, había un chico aproximadamente de mi edad castaño, de piel negra y ojos claros. Me detuve a respirar y cerré los ojos. 

- Eh oye ¿estas bien?- Oí una voz frente a mi. 

Inmediatamente abrí los ojos, era el chico, no había tardado demasiado en llegar hasta mi pero me sorprendió que siquiera notase mi presencia.

- Si, solo estoy....algo cansada.

- Así que esa maldita granuja recorre tus venas como si fuese un gran parque de atracciones ¿no?, tranquila nos pasa a todos- me sonrió. 

No pudo evitar hacerme reír el nombre con el que se refirió a la enfermedad, y agradecí esa sonrisa, era la primera muestra de aprecio que había recibido en meses y realmente la necesitaba.

Le devolví el gesto.

- Pues a ti no se te nota nada- reproché bromeando.

- No te equivoques, eso son los efectos de la Osadía, yo no tengo nada que ver en eso- rió.

- Espera un momento....¿la qué?

Él pareció sorprenderse.

- ¡Oh! entiendo....eres la nueva ¿no?

- ¿La nueva?

- Ven, camina conmigo, te haremos un pequeño coctel.

Sin planteárselo dos veces colocó su brazo bajo el mío y tiró de mi como si apenas pesase lo mismo que un alfiler cogiéndome como si fuese un bebé. De verdad no entendía la manía de los chicos por hacerme eso.

-Eh...realmente...no.... esto no es necesario...puedo...

- El problema es que me gustaría llegar a la cafetería antes del año que viene hermana y si vamos a tu paso....- negó con la cabeza.

Me reí ante su ocurrente respuesta y entrelacé los brazos en su cuello para que fuese más fácil llevarme hasta donde quiera que fuésemos. 

- Por cierto, ¿como te llamas? Si se pude saber- pregunté amistosamente.

- Beau, me llamo Beau- sonrió

Mis últimas palabras. #ROAWARDS2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora