capítulo 15

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Arrastre su cuerpo por el pasillo con dificultad parando a descansar cuando podía hasta que finalmente llegue al cuarto y pude al fin tumbarlo sobre mis mantas.

H seguía retorciéndose. Caminé hasta un lavabo que había próximo a una ventana y abrí el grifo. Rompí un trozo de tela de la manta y lo moje en el agua fría. Caminé hasta colocarme a su lado y coloque el paño húmedo sobre su frente.

Sus facciones parecieron relajarse ante el contacto frío. Él estaba allí, tumbado, débil, a expensas de mis habilidades curativas y yo no podía más que observarle atentamente.

Parecía tan distinto de ese modo que incluso me hacía sentir compasión y de nuevo no pude evitar preguntarme quién era realmente H.

No tenía medicinas, no tenía nada que poder darle para cesar el dolor, al menos en aquella habitación, tenía que improvisar por mí misma. El olor que desprendía no era agradable y su camiseta lucia un aspecto espantoso, mojada y con manchurrones de sangre.

No me pare mucho tiempo a pensar si aquello era buena idea pero el caso es que lo hice, lentamente retire la tela de su cuerpo.
Había una enorme cicatriz cruzando su pecho que parecía estar curada desde hace tiempo y otra mucho más reciente reposaba sobre su bicep izquierdo con unos dibujos parecidos a un panel eléctrico.

Pude intentar imaginarme lo que era aquello. Si Beau tenía razón no podía ser más que la cicatriz por donde Iris le había inyectado el virus para convertirlo en hombre lobo y los dibujos quizá un localizador o algo asi qué había puesto ahí para que no escapase.

La sola idea de imaginarme a H convertido en un licántropo me ponía los pelos de punta.

Sequé con la propia tela de su camiseta su cuerpo empapado. No podía hacer mucho más por el chico de pelo rubio.

Su flequillo se pegaba a su frente por el sudor. Pensando en él y sin apenas darme cuenta pase mi mano por su pelo despegando su flequillo. Los mechones se me enredaron en los dedos haciéndome cosquillas.

Sus pecas, sus facciones, sus labios todo se veía diferente observado detenidamente.
¿Que diría él si me viese ahora? probablemente me apartaría la mano de un tirón y diría algo como: ¿¡Qué haces niña estúpida!?
Y tendría razón ¿qué narices estaba haciendo?

Me aparte de él dándome cuenta de la situación y me senté abrazando mis piernas. Yo no le conocía, esa era la verdad y él tampoco sabía nada de mí, entonces ¿por qué sentirme incómoda al estar a su lado?
Le curaría porque era una obligación, cómo curaría a cualquier otra persona del mundo y después de ello me iría como había planeado y el desaparecería para siempre.

Me levanté decidida y me encaminé al comedor dónde me esperaba Clarisse con mi desayuno aún sin terminar. Antes de salir por la puerta dirigí una última mirada al chico que dormía, ahora más tranquilo, en mi cama y no pude evitar preguntarme, por un momento, que sentía de verdad por él. Pero la pregunta no duró mucho tiempo en mi cabeza.

Apenas entre por la puerta Clarisse corrió hacia mí.

- ¿Que te ha dicho?- preguntó con interés.

- Nada importante, que trabajaré sirviendo el desayuno todo los días- mentí.- Oye, ¿Me darías una botella de agua?

- Esta prohibido llevar agua potable a las habitaciones Dak, por el tema de que escasea y hay que racionarla.

- Por favor Clarisse, ayúdame en esto, no te puedo decir para que es pero te prometo que te recompensaré- la rogué pegando las manos.

Ella me miro y con una mueca de reproche asintió.

- Esta bien, pero devuelvemela mañana por la mañana a primera hora.

- Esta hecho, gracias amiga-la sonreí.

Ella me encamino hacia el interior de la cocina y me tendió una botella de plástico.

- Esta botella es mía, la traía cuando llegué aquí hará un año y medio. Mi antiguo clan las usaba para ahuyentar animales con su sonido.

Cogí la botella y le di las gracias de nuevo antes de salir por la puerta y encaminarme de vuelta a la habitación. Abri la botella y mientras me arrodillaba al lado de H e incorporaba su cabeza pose suavemente la boca de la botella en sus labios derramando algo de líquido en el interior de su boca.

El trago inconscientemente y yo volví a tumbarle del todo.

Tras asegurarme que había bebido me tumbé algo más alejada. En el fondo realmente esperaba que se recuperase, sabía que podría seguir el camino sola y no necesitaba ni mucho menos su ayuda pero, al fin y al cabo, el me había salvado en tantas ocasiones que no podía evitar desear salvarle yo ahora y así devolverle el favor. Por primera vez me sentía realmente dependiente de una vida y no podía evitar sentir esa responsabilidad que sienten los adultos. Esa sensación de madre a hijo y lo difícil que debía ser convivir con ella en aquel mundo, el peso que debían de soportar los padres. Aún así no era motivo para abandonarles, ninguna excusa me parecía suficiente y si a H le habían abandonado quizás tuviese motivos por los que ser así con la gente.

H....quizás se llamase Hugo, o quizás ni si quiera supiese su nombre. Harry, Hanks, Harley, Harold, Harper.....las posibilidades eran ilimitadas.

Aquella tarde no recibí demasiadas visitas, tan solo Clarisse pasó a darme mi comida y se interesó por él y mentiría si dijese que no pasé el día en la habitación, cambiándole el paño de la cabeza, secándole el sudor y consiguiendo algunas hojas medicinales que le bajarían el dolor y le ayudarían a recuperarse. Beau no apareció durante todo el día. Estaba de cacería y me temía que no iba a aparecer hasta la mañana siguiente. Acabé por dormirme en el suelo y aquella noche me asaltó la misma pesadilla que la noche anterior, solo que esta vez me pareció mucho más realista...

Mis últimas palabras. #ROAWARDS2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora