Capitulo 17

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- No deberías irte Dak...
- Beau, ya está decidido- respondí cansada antes de meter en la mochila la última botella de coctel que se había empeñado en prepararme.

Él suspiro cansado.

- Acuérdate, un vaso cada dos días y si escasea pues cada tres.
- Está bien claro Beau, deja de preocuparte. Tampoco es como si me conocieras de toda la vida- solté sin apenas darme cuenta.

Pare de ordenar las cosas y le mire a los ojos, su expresión reflejaba tristeza y yo sabía que no había estado bien decirle eso, al fin y al cabo, nadie se había preocupado tanto por mi.

- Oye escucha, siento haberte hablado así ¿vale? Es solo que....
- Si, lo entiendo, no te preocupes- me respondió con una pequeña sonrisa sincera.

Yo le cogi del hombro y le acerque para darle un beso en la mejilla.
Dudaba mucho que supiese realmente a que me refería con aquello o que supiese lo que de verdad me preocupaba y si estaba segura de lo que quería. Yo sabía perfectamente qué debía hacer pero no estaba muy segura de si lo que me impulsaba a salir corriendo era el verdadero motivo de mi viaje o si estaba huyendo de él, de H, de lo que podía querer decir con ese Dakota... sin terminar o de lo que podía estar sintiendo yo, y eso definitivamente me asustaba. Pero Beau lo hizo para tranquilizarme y eso era lo que realmente contaba.

- Gracias Beau, has sido el mejor amigo que he podido tener jamás y estoy segura de que Kian te querría tanto como yo- sonreí. Esas eran las palabras más sinceras que había pronunciado desde que me fui de casa, y nadie se las merecía más que aquel chico de labios gruesos y piel oscura.

Recordé el momento en el que le conté todo aquello y lo bueno que fue conmigo, consolándome hasta que deje de llorar. La confianza que sentí con él fue como un soplo de aire fresco para mí, un vaso de agua fría en medio del desierto.

Él me sonrió y me abrazo fuerte.

- Buena suerte Dakota, que Dios esté contigo.

Le sonreí una última vez antes de que se separase de mí y desapareciese por la puerta.

"Que Dios esté contigo..."- aquellas palabras no se despegaban de mi mente. Hacía tanto tiempo que no oía hablar De Dios que no pude evitar sorprenderme. Si había gente capaz aún de creer en algo así incluso en esos tiempos, es que el mundo no estaba completamente perdido, y que la esperanza seguía brillando, aunque fuese tenuemente, en el corazón de algunos.

Terminé mi bolsa y la cerré presionando la cremallera. Me esperaba un largo viaje y mentiría si dijese que no estaba terriblemente nerviosa, pero debía completar mi misión y sabia hacia dónde dirigirme, así que respire hondo y asentí, preparada a salir por aquella puerta.

Clarisse también se despidió de mí en la entrada y junto a ella había algún que otro curioso que quería comprobar si era verdad lo que había dicho esa mañana en el desayuno. No me faltó tiempo para verle tras la multitud, con las manos metidas en los bolsillos y observándome con aquella mirada vacía que no parecía significar nada pero que en realidad significaba un mundo. Me quedé mirándole un rato, deseosa de decirle tantas cosas que se me hacía imposible caminar y disponerme a olvidarme de todo, tanto le estuve mirando que varios de los presentes se giraron a ver lo que observaba con tanta precisión. No me despedí, ni si quiera cabecee en señal de respeto ni de amistad, simplemente gire sobre mis pies y desaparecí cargando la mochila sin regresar la vista atrás, aunque sintiendo su mirada en mi nuca hasta que la puerta se cerró con un golpe sordo, entonces si me di la vuelta y no pude evitar suspirar. Aquí era donde nuestros caminos se separaban y no sabia si alegrarme o tener miedo, porque ahora ya nadie podría protegerme.

"No volveré a verte nunca H"-pensé y dirigí mi vista de nuevo a las montañas que se erguían imponentes frente a mí.

Amenazantes, como si estuviesen esperando para matarme...

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2017 ⏰

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Mis últimas palabras. #ROAWARDS2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora