27 de Diciembre del 2013
La historia de Guillermo y Daniel era curiosa. Ambos se habían conocido mediante un juego en línea cuando Guillermo tenía 17 y Daniel 19. Eran los únicos jugadores en la Sala que hablaban español, y la amistad surgió de inmediato. Al principio la comunicación solo fue mediante llamadas de messenger. Jamás se habían visto el rostro. Pero seis meses después, cuando salió un juego que Daniel había conseguido, habían quedado de verse en persona. Guillermo le había pedido a un primo suyo que le acompañara, y Daniel a dos de sus amigos. Cuando se encontraron, ambos se miraron con curiosidad. Daniel jamás había mencionado que estaba en silla de ruedas, aunque en realidad no importaba, pero quizá aquello explicara estar escoltado por dos tipos bastante Fortachones. Guillermo en cambio parecía mas joven de lo que Daniel se había imaginado, pues por las llamadas su voz era extremadamente grave, cualquiera diría que tenía unos treinta y tantos, aunque en el mundo Online mientras jugaras bien, aquello era un detalle menor. Daniel se sorprendió de la edad de Guillermo puesto que era incluso menor que él.
Al final no fue necesario que ellos o sus improvisados guardaespaldas se liaran a golpes. La tarde de videojuegos había sido increíblemente divertida y desde entonces se consideraban muy buenos amigos.
-Vaya, y yo simplemente he hecho amistad con mi tarjeta de crédito- comentó Samuel. Se encontraban en el restaurante de enfrente, por primera vez comían juntos allí.
-Tal vez porque no te das la oportunidad de conocer- comentó Guillermo.
-O quizá porque solamente veía el juego, como un juego.
-¿Siempre porqué no has estado ayer en la oficina?
-Ah, cierto, andaba arreglando muchísimos papeles, mañana comienzan mis vacaciones.
-El señor Gómez será muy aburrido- se quejó Guillermo.
-Bueno... no voy a llevarte la contraria ahí- ambos rieron.
-¿Y a donde iras de vacaciones?
-No se exactamente, quizá a ninguna parte, solamente necesito un poco de tiempo para descansar.
- Que envidia, yo voy a estar metido allí hasta el regreso de clases.
-Es una pena que el Señor Gómez tome sus vacaciones hasta semana santa.
-¿Y una pena porqué?
-Pues- Samuel dudó- supongo que porque si las tomaba ahora, también tu podrías descansar
Guillermo sonrió evidentemente desilusionado. ¿Qué le sucedía? Era un ridículo, apenas y conocía a Samuel como para... Se detuvo allí. No alojaría más pensamientos apresurados.
Una chica entró y tomo lugar a unas dos mesas mas allá. Eran mas que evidentes las miradas lascivas que le lanzaba a Guillermo.
-Allá te espera tu novia- cuchicheó Samuel. Guillermo miró sin disimular absolutamente, se topó con la mirada de la chica que enseguida volteó para otro lado nerviosamente.
-Como si eso fuera posible.
-¿Porqué? Eres un chico muy guapo...- aquello se le escapó a Samuel sin que el pudiera hacer nada.
-Pero a mi no me gustan las chicas- comentó con naturalidad Guillermo.
-Entiendo, las mayores tienen mas experiencia- Samuel se veía incómodo, como si aquello no fuera del todo aceptable.
-Oh no, me refiero a que me gustan los chicos.
Samuel se atragantó con lo que en ese momento masticaba. Se puso nervioso, pues si bien era cierto que el había barajado aquella posibilidad, en realidad nunca había pensado que terminara siendo cierto.