—Hay una cosa que no entiendo. —Su carraspeo es lo primero que escucho en este tiempo infinito. Infinito para mi porque ya estábamos paradas en la mitad de mi habitación a una distancia prudente, ella con la foto en la mano y yo con una toalla rodeando la superficie de mi cuerpo. No puedo quitarle la mirada y preguntarme que le estará pasando por la cabeza. —Dijiste que tomaste la decisión por la adopción, el accidente y por el enamoramiento de tu mejor amigo. ¿Pero que tiene que ver el ultimo?
—Él me odia y no es solo eso —Añado una risa sarcástica, mientras volteo hacia mi closet y lo abro —, creo que le hice un favor al desaparecer de su vida, pero ahora que vuelva todo sera dife..
—¡Ah! —El grito de Nat, hace que me voltee de un giro y abre los ojos un cien porciento. Mi amiga esta igual que yo, solo que esta me señala con su dedo indice y dice algarabías irreconocibles.
—¿¡Que paso!? —No entendía muy bien su reacción y lo que decía.
—¿Cuando te hiciste eso en la espalda? Tu me dijiste que no te gustaban los tatuajes y...
—¿Que? —Mi tono frió la interrumpe. La miro como si se tratara de algún tipo de broma o como si se le hubiera zafado algún tornillo.
—El tatuaje que tienes...
—¿¡Que?! —Corro hacia el largo espejo que hay en una esquina de mi habitación y sin importar nada, desnudo una gran parte de mi espalda. Me pongo de espaldas en frente del vidrio y volteo mi cabeza el reflejo.
Lo que mis ojos perciben me caen como un baldado de piedras a la cabeza, parpadeo las veces que sean necesarias, convenciendo que es una pesadilla. Pero no, tengo un gran tatuaje en la parte de arriba de mi espalda y la gran sorpresa es que es uno bonito. No me esperaba hacerme un tatuaje, es mas, como lo dijo Nat, nunca me gustaron los tatuajes y obviamente en lo poco que llevo de vida no tenia ni la esperanza de tener uno.
Percibo la presencia del único cuerpo presente en esta habitación, porque el mio esta inerte. Mi cabeza se gira hacia mi amiga y no puedo decir ni media palabra. El tatuaje es una flor de loto, que por cierto es mi flor favorita, ya que significa fuerza y perfección. Esa flor es la misma del dije de la cadena que me regalo Matthew y que hasta ahora no solo lo recuerdo, sino que tambien lo llevo dibujado en mi cuerpo.
—Cloe, —Nat ya estaba al frente mio, con sus pulgares en mis pómulos, borrando las huellas de las lagrimas. Esto ya había pasado de un error a la estupidez, no solamente porque tenia un maldito tatuaje en mi cuerpo, o porque me lo hice totalmente borracha. No, es porque estoy pensando, todavía tengo el jodido recuerdo perfecto de él y me sigue doliendo a pesar del tiempo. —¿Te consuela si te digo que esta bonito?
—¿Gracias? —Trato de sonreír, pero en vez de eso sale un puchero. La voz de mi conciencia solo repite que soy una estúpida.
—Mira Clo, yo nunca te tache ni te acuse de nada y ahora tampoco lo haré. —Toma mi mano y solo la escucho. —Entiendo que superar es necesario. Seguir adelante es esencial y mirar atrás es perder el tiempo. Pero respeto tu opinión, ve por ello. Si termina bien o mal, fue una experiencia.
¿Apoya mi intercambio?
—Si te quieres ir, no hay problema. Solo consigue un apartamento con dos habitaciones para cuando yo vaya a visitarte.
—Gracias Nat. —Esta vez si sonrió, y no por que me toque o quiera disimular. Sonrió porque entiendo que esa es una amistad sincera y bonita, de esas que no encuentras a la vuelta de la esquina.
—¡Vamos! Ríe de todo porque la tristeza no se cura con más tristeza.
Después de aquella frase tan inspiradora, pasamos gran parte de lo que restaba de la tarde buscando remedios ya que el tatuaje esta infectado, por eso se debe el ardor que sentía desde que me levante. Nat no volvió a comentar nada acerca de mi historia y en el fondo lo agradecí. Lo que no se escapo de su inquietud era la pregunta de que paso anoche.
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Enamorado de mi mejor amiga
Teen FictionEn mi antigua vida me conocen como Maddy, una chica que estaba comenzando su ultimo año de preparatoria, tenia dos mejor amigos increíbles y unos padres cariñosos. Una chica loca, divertida y alegre. Era una romántica empedernida en busca del prínci...