Entre mas fuerza aplicaba para cerrar mis parpados, mas lagrimas me salían. Aunque no crean, no estaba llorando por una razón sino a causa de algo. No esta llorando porque Sam me dijo ayer que era una cobarde, sin sentimientos y zorra en otras palabras. No estaba llorando por que mi compañera puso una foto de su familia en la mesa central de la sala, junto a la mía, donde se encontraba su hermanastra y mi antigua mejor amiga con una sonrisa radiante. No estaba llorando porque no solo tenia que compartir apartamento con ella sino también universidad. Simplemente las lagrimas salían por el gran ardor que me producía cortar la cebolla.
La odio.
Me encontraba cocinando la cena. Hoy, todo el día me encontré en la biblioteca y deje a Samantha sola en el apartamento, desde que volví había estado encerrada en su habitación y creo que le disgusto que me fuera sin avisar. Necesitaba salir y despejarme de todo lo que ha pasado; estuvo bien estar un tiempo sola. Así que decidí hacer la cena, pollo a la naranja, ensalada y unas papas fritas; para recompensar mi desaparición.
—¿Samantha? —Toco la primera puerta del pasillo dos veces y escucho como disminuye el volumen de la música proveniente de su celular. Instantáneamente abre la puerta donde me doy cuenta que esta de muy mal humor, su rostro es muy fácil de leer —Hice la cena, si quieres te la traigo...
—Tranquila, yo voy.
Me devuelvo por donde vine y comienzo a arreglar todo en la isla central de la cocina. Pocos segundos después la música se ha ido y Samantha llega a la cocina, con paso somnoliento y lento. Las dos nos sentamos alrededor de la isla y sin nada que decir comenzamos a comer hasta acabar nuestros platos. Estoy a punto de levantarme y lavar la loza cuando su voz interrumpe mi acción.
—Si no te importa ahora viene mi mejor amigo —La miro con un rostro sereno y me encojo de hombros.
—No hay ningún problema —Una duda acude a mi —¿Un mejor amigo hombre? Pensé que odiabas a los hombres.
—Los odio, pero él es diferente —Las dos nos reímos, mientras yo niego con la cabeza —No es gay si es lo que piensas, pero no lo veo de esa forma amorosa. Ademas le conozco todos sus defectos y lo que hace con las mujeres, no quiero ser otra en su lista.
—¿Un mujeriego?
—No lo culpo —Se encoje de hombros y hace una mueca —, las chicas sabemos perfectamente cuando un hombre quiere jugar y cuando quiere una relación seria. Ademas él...
Pero antes de que continuara hablando su celular la interrumpió. Le resto importancia, mientras continuo organizando el desorden de la cocina y lavando la loza, ella pasa por mi alrededor y deja su plato, me hace unas señas de agradecimiento y sigue hablando por teléfono. Yo termine de lavar mientras que ella seguía a mi lado, muy concentrada insultando a aquella persona.
—Matt pero es que... —Al escuchar aquel nombre, sin saber realmente quien es, el vaso que estaba en mis manos se cae y se esparce en mil pedazos en el suelo. Puedo sentir que mi mandíbula se abre un poco y mis ojos se cierran —¡Oh espera, no vayas a colgar! ¿Estas bien?
—¡Ay! —Reacciono y observo que me esta preguntando a mi. Mi quejido fue porque me doy cuenta que tengo un pedazo muy grande enterrado en la mitad del pie y por la forma en como sale la sangre se nota que esta profundo. Mi cabeza vuelve a subir y encuentro a Samantha con un rostro conmovido.
—Siéntate aquí —Ella, con el celular apoyado de su hombro, me trae un asiento de la isla central y recoge los pedazos del vaso —¿Tienes gasa y alcohol?
—No —Murmuro en mi estado aturdido.
No puede ser él.
—¿Matt? —Mis oídos se preparan y automáticamente la escuchan a la perfección. Sigue hablando por telefono con él — ¿Sera que cuando arrimes puedes traer alcohol, gasa y cualquier cosa para las heridas?
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Enamorado de mi mejor amiga
Ficção AdolescenteEn mi antigua vida me conocen como Maddy, una chica que estaba comenzando su ultimo año de preparatoria, tenia dos mejor amigos increíbles y unos padres cariñosos. Una chica loca, divertida y alegre. Era una romántica empedernida en busca del prínci...