Capítulo 11

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Brittany no volvió a verla. En vez de eso, la llevaron a una comisaría.

La prensa clamaba en la puerta y la condujeron a hacer una declaración.

Mientras esperaba a un intérprete, llegó Rosa.

Hizo su declaración lo mejor que pudo. No dejaban de hablar de gemelos y, aunque ya había dilucidado eso cuando Santana la tuvo en sus brazos, su mente estaba tan desconcertada y confusa que, aun con interprete, le costaba entender las preguntas, por no hablar de contestarlas.

Cada vez que cerraba los ojos veía a Santana, o más bien a la mujer que había creído era Santana, muerta en el suelo. El dolor y el pánico que sintió al saber que no volvería a verla, que la mujer de la que se había enamorado estaba muerta, sería un recuerdo que la acompañaría toda la vida.

Afortunadamente, Rosa le dijo a la policía que volvería con Brittany al día siguiente, pero que en ese momento necesitaba paz, y lo aceptaron.

–Volveremos mañana a las diez –le dijo Rosa.

Salieron al vestíbulo y la vio allí de pie, aún con la ropa de la prisión. La tomó en sus brazos y ella supo que debía tener cuidado; se había dado cuenta de que a su lado no era fuerte, solo había sido capaz de romper con Santana cuando no era ella.

–Sigo enfadada contigo.

–Supuse que lo estarías –besó su mejilla amoratada sin soltarla–.

Discutiremos en la cama.

Eso sonaba mucho más como el Santana que ella conocía. La apretó contra sí y hundió el rostro en su cabello, respirando agitadamente. Durante un instante pensó que estaba llorando, pero ella solo la sujetó un momento más y habló contra su pelo.

–La prensa está afuera, así que saldremos por detrás. Voy a llevarte lejos de aquí. Yo tengo que quedarme en la ciudad, pero...

Não –dijo Rosa.

Brittany volvió a oír la palabra amanhã y comprendió que Rosa le decía que Brittany tenía que volver a la comisaría al día siguiente.

–Entonces llamaré a Quinn.

Aún con el brazo alrededor de Brittany, agarró el teléfono de Rosa y empezó a marcar el número. Mientras estaba ocupada, Brittany se liberó de su abrazo y después, cuando subieron al coche que las esperaba, se sentó en el asiento trasero, lejos de ella, porque necesitaba algo de tiempo a solas.

Aunque salieron por detrás, la prensa consiguió algunas fotografías y fue horrible. Se lanzaron sobre el coche para bloquear su salida, pero el chófer se libró de ellos. Santana le dijo que eso tal vez durara un tiempo y que la llevaría al hotel. Vio la sorpresa en sus ojos. –No volvemos a ese. Le he pedido a Quinn que nos reserve habitación en otro.

«Nos». Como si eso fuera cosa hecha.

Entraron al nuevo hotel también por la entrada trasera y los condujeron directamente a un ascensor ya en espera. Santana pulsó una planta alta. Fue Brittany quien rompió el silencio.

–¿Te han liberado?

–Me han soltado bajo fianza.

–Entonces, ¿por qué sigues llevando ropa de...? –Brittany movió la cabeza, estaba demasiado cansada para explicaciones en ese momento. Cuando salieron del ascensor los guardas de seguridad del hotel estaban en el pasillo.

–Es por la prensa –dijo Santana, pero a ella le parecía una prisión. Sin duda a ella también, pero no dijo nada, se limitó a abrir la puerta y conducirla a una lujosa suite.

Carcel de Amor -Adaptación Brittana G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora