Blue Eyes | PAUSADA.

Profugos

III

Le quede mirando con la boca abierta y un claro rostro de confusión. Esperé una señal de que fuera una broma, pero no llegó.

Ella permaneció con su dulce sonrisa que radiaba ternura. Tras un momento debió percatarse de que algo malo estaba sucediendo, ya que miró hacia abajo avergonzada.

—Lo lamento—susurró—. Esto suele suceder.

—¡Hey!—giré hacia el grito proveniente de detrás mío—. Aléjate de ella.

Era el mismo chico que había visto ayer, el que había apretado el puño furioso y se fue.

Levanté los brazos en modo de rendición, el chico se acercó con pasos firmes demostrando superioridad. Llegó a mi lado y me miró con furia.

—Retrocede—demandó—. Si no te "recuerda" es por tu bien—intentó aclarar.

—¿"por mi bien"?—repetí.

El chico abrió la boca para hablar pero fue interrumpido por los gritos provenientes de la entrada del internado. Giré mi cabeza con rapidez y temor claramente expresado en cada facción de mi rostro.

—Te dije que te alejaras—reprochó el chico mirando a los guardias que venían corriendo con armas—. Yo los distraigo, llévate a Shawn a la azotea, nos veremos allí.

Abrí la boca para protestar.

—¡Ahora!—me apresuró, cerré la boca con sorpresa y sin pensarlo seguí sus indicaciones—. Quizá nunca hayas matado a alguien, pero ahora, es momento de usar tu poder—indicó.

Alcé a Shawn entre mis brazos, era bastante liviana por lo que no me causó problema. Ella ni si quiera protesto, parecía bastante tranquila con lo que estaba sucediendo, como si ya supiera que iba a suceder.

Comencé a correr hacia una de las entradas del internado, que estaba un poco mas lejos de la entrada principal, pero era mucho más segura en estos momentos.

Giré mi cabeza para ver qué sucedía con el chico. Lo único que mis ojos pudieron presenciar fue sangre. Mucha sangre, esparcida alrededor de los cuerpos de los guardias. Había uno que seguía débilmente en pie, se veía cómo el chico apretaba con fuerza su puño y de los ojos, oídos, nariz y boca del guardia salía expulsada la sangre. Este no tardó en caer también.

Llegué tras unos segundos a la entrada, no dudé en pasar. Algunos empresarios solo miraban lo que sucedía con temor en sus rostros.
En las pantallas de los
pasillos aparecían los rostros de 5 personas, dos chicas y tres chicos, entre ellos estaba yo. La información decía algo como "Prófugos", sin embargo solo reconocía a dos de aquellos presuntos prófugos.

Mientras corría por uno de los pasillos, ya cuando logré pasar al segundo piso, siento las fuertes pisadas de gente corriendo detrás mío. No quise ni mirar atrás, con el temor de tener que enfrentar lo que estaba sucediendo.
Sabía que si dejaba de correr sería aniquilado por lo que acaba de suceder unos minutos atrás.

Lancé llamas de fuego unas cuantas veces en los umbrales de los pasillos, solo para que se les dificultara el paso a los guardias, pero esto causó más problemas.
Las alarmas empezaron a sonar con más fuerza de lo que ya estaba sonando, los rociadores automáticos en caso de incendios comenzaron a hacer su trabajo. Empapandome a mi y a Shawn, que cabe destacar que escondía su cabeza en mi cuello.

Mis brazos cada vez pesaban más y gracias al agua de los rociadores  no podía tirar fuego con facilidad. Sin embargo llegué a la azotea.

La camisa que llevaba se había pegado por completo en mi torso y la brisa que llegaba hacía que temblara del frío. Shawn no tenía complicaciones o eso parecía, puesto que en ningún momento se quejó.