Desbloqueas tu celular, abres WhatsApp y miras tus mensajes. Después vas a tus contactos y hay miles de recuerdos, de amigos que hiciste recientemente, compañeros de la escuela, colegio y hasta gente la cual no sabes ni por qué tienes su número... Pero entre todos ellos hay uno especial, uno por el cual bajas rápido la lista y revisas su foto de perfil y su estado a diario. Esa persona que un día fue tan especial para ti y hoy es sólo un mar de recuerdos. Y al pensar en todo lo vivido, te entran las ganas de hablarle, saber cómo le ha ido, cómo está, saber que ha sido de su vida desde que se alejaron. Pero te limitas a ver su perfil cientos de veces en el día, ahogándote en las ganas de decirle: "te extraño" y no por orgullo, sino por miedo a que esa persona tú le des igual, que tal vez ya no le interesas y que los recuerdos que para ti son hermosos, a él le de igual. Y así siguen pasando los días, las semanas, meses y te quedas con el sentimiento de extrañarlo, por el simple miedo de hablarle y que para él tú no hayas valido nada.