11.

18 4 0
                                    

Por más que intentáramos, no estábamos destinados a estar juntos.

Pero eres tan terco y yo tan imparable, que no estábamos acostumbrados a que no resultaran las cosas como queríamos. Y simplemente no soportamos el no poder estar bien, cuando deseábamos tanto estar juntos.

Y no entiendo como una química tan perfecta, puede tener tantos defectos. El resultado fue acabar destrozados y necesitar regresar cada vez para rompernos un poco más.

Yo se que te rompí como a nadie, tu sabes que me dejaste vacía. Se que no puedes estar conmigo pero tampoco quiero que estés con nadie mas, porque nuestro amor fue así de egoísta. Fue efímero, pero era tan fuerte y tan consumidor que no nos dimos cuenta que debíamos parar, hasta que ya no quedaba nada de nosotros.

Por que yo termine llorando a tu lado cada madrugada, mientras tu fumabas una cajetilla entera de cigarros mientras te dejabas consumir por la ansiedad y te jalabas el pelo.

Por mucho que quisimos ser antídoto, fuimos veneno. Puro y mortal veneno.

Cada vez fuimos tomando mas, y cada vez fuimos gritándonos mas y cada vez fuimos llorando mas. No hubo control. Hasta que simplemente llego el detonante final.

Y sabemos bien que no podemos regresar, aunque yo se que hoy sigues sin dormir en la madrugada viendo el espacio vacío en tu cama que yo ocupaba. Y yo siga llorando cada madrugada, no vamos a regresar.

Porque bien nos decían que juntos nos matábamos, y separados nos moríamos.

Y hoy ya no hay nadie a quien matar, ni nadie por quien morir.

Pequeños TextosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora