Sentada en la penumbra del hospital de campaña, Alexia observaba nerviosa cómo Thalia se revolvía en sueños. Le había subido la fiebre por culpa de la infección.
—¿Qué crees que estará soñando?
Se volvió a mirar y vio a Brooke sentada en la cama, observando a Thalia con los ojos muy abiertos.
—No estoy segura —mintió.
Sabía, por la expresión de angustia de su amiga, que otra vez estaba soñando con su padre. La habían pillado intentando robar medicinas para él, después de que el Consejo le denegase los medicamentos; dada la insuficiencia de recursos médicos, habían considerado que sus escasas probabilidades de mejora no justificaban el tratamiento. Thalia ignoraba qué había sido de él, si había sucumbido a la enfermedad después de que la confinasen o si aún se aferraba a la vida, rezando para volver a ver a su hija algún día.
Thalia gimió y se acurrucó, igual que hacía Lilly si pasaba una mala noche, cuando Alexia se colaba a hurtadillas en el laboratorio para hacer compañía a su amiga. Aunque nadie le impedía ahora ayudar a Thalia, sentía la misma angustia, la misma impotencia. Si no encontraba los medicamentos perdidos, no podría hacer nada para aliviar su sufrimiento.
La tienda se inundó de luz y de un aire frío y seco cuando Brandon cruzó la entrada a trompicones. Llevaba un arco colgado al hombro y le brillaban los ojos.
—Buenas tardes, señoritas —dijo sonriendo, mientras caminaba con brío hacia el camastro de su hermana.
Una vez allí, le alborotó el pelo. Brooke aún llevaba la bonita diadema roja.
Alexia tenía a Brandon tan cerca que pudo oler el leve tufo a sudor que emanaba su piel, además de otro aroma que no supo identificar pero que recordaba al bosque.
—¿Qué tal va ese tobillo? —le preguntó a Brooke a la vez que se lo examinaba desde todos los ángulos posibles con ademanes muy exagerados.
La niña lo movió con cuidado.
—Mucho mejor —se volvió a mirar a Alexia —. ¿Puedo marcharme ya?
Ella titubeó. El tobillo de Brooke aún no estaba curado, y no tenía modo de entablillárselo adecuadamente. Si lo forzaba, se provocaría un nuevo esguince o algo peor.
Brooke suspiró e hizo un puchero.
—Por favor... No he viajado hasta la Tierra para quedarme sentada en una tienda.
—Tú no tenías elección —dijo Brandon —. Pero te aseguro que yo no me he jugado el cuello viniendo hasta aquí para ver cómo te lo gangrenas.
—¿Qué sabes tú de gangrenas? —le preguntó Alexia sorprendida.
Nadie había sufrido nunca aquel tipo de infección en la colonia, y no se podía creer que alguien, aparte de ella, dedicara las horas de ocio a leer antiguos textos de medicina.
—Me decepciona usted, doctora —Brandon enarcó una ceja—. No creí que fuera de esas.
—¿De cuáles?
—De esas fenixienses que consideran a los waldenitas unos incultos.
Brooke puso los ojos en blanco y se giró hacia Brandon.
—No hace falta que te lo tomes todo como un insulto, ¿sabes?
Su hermano abrió la boca, pero luego se lo pensó mejor y se limitó a sonreír con aire de suficiencia.
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Criminales en tierra.(Cancelada)
Teen FictionJóvenes delincuentes han sido seleccionados para participar en una peligrosa misión : recolonizar la tierra. Son chicos y chicas de edades y procedencias distintas.Algunos peligrosos , otros, ahora en peligro.Tras un brutal aterrizaje, los crimina...