Capitulo 23.

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—Apresúrense, tenemos que llegar lo antes posible a Oregón—repitió otra vez Josh sentado en el sofá de la sala.

Todos nos encontrábamos dando vueltas por la casa buscando todo lo que nos fuera necesario para ir a rescatar a Jawadd quien se encontraba en el castillo de los superiores, encarcelado en los calabozos subterráneos. Según los chicos, el motivo de su secuestro se basa en que; lo capturaron como venganza por los lobos a los que matamos, obviamente, solo los licántropos saben que el esta allí.

—Bien ¿Están todos listos?—preguntó James al vernos a todos en la sala, ya dejando de dar vuelvas por todos lados. Todos asentimos—Vale, es mejor ya irnos ya, el viaje hacia Oregón, es de 1 día—informó.

—Entonces vamos—dije y tome mi mochila para dirigirme a la salida detrás de todos.

Justamente cuando estaba por cruzar la puerta un fuerte dolor punzante se presentó en mi espalda, a la altura de las paletas, me arqueé y solté la mochila dejando que cayera al suelo, seguida de la mochila caí yo de rodillas colocándome las manos en la espalda estando aun arqueada. Los chicos se voltearon a verme y rápidamente acudieron a ayudarme pero simplemente no podían hacer nada, el dolor cada vez se intensificaba mas y yo solo mordía mi labio evitando gritar, oía a los chicos llamarme a gritos, pero era como si estuvieran muy lejos también, sentí como me levantaban y me colocaban en el sofá grande, para ese entonces ya el dolor había disminuido pero no del todo, logre sentarme y al instante mi audición volvió y pude oír claramente como todos me bombardeaban de preguntas que ni yo podía responderme a mi.

—Caroline, vamos ¡No te quedes así, responde!—me reprochó Nohel sacudiéndome, la mire—¿Qué demonios te paso?

—Yo... Yo no lo se—respondí sincera—Solo me dio un dolor de espalda y ya, no nos preocupemos por eso tenemos que irnos—intente levantarme, pero simplemente mis piernas no respondían.

Me alarme y mire a todos, sus rostros reflejaban preocupación, pero algo en mi me decía que no precisamente por mi estado, el dolor fue reemplazado por decepción y simplemente los mire detenidamente a cada uno.

—Vayan a buscar a Jawadd.

Mi orden los tomó por sorpresa, pero no pusieron ninguna protesta, todos volvieron a tomar sus mochilas para luego ir saliendo de la puerta uno a uno después de despedirse de mi. Me aseguré de que el auto ya no estaba afuera para volver a tratar ponerme de pie, lo cual funcionó, sonreí alegre pero no me podía confiar tanto pues aun los sentía un poco pesados y adormecidos, di pasos de bebé hasta la cocina y di unas cuantas vueltas alrededor de la mesa, cuando ya por fin sentí mis piernas, me troné la espalda aguantando la punzada que me dio y bebí un poco de agua.

Me sentía un poco débil y eso lo tengo que admitir, camine lentamente hacia mi habitación pero a la mitad de las escaleras caí de rodillas quedándome acostada boca abajo sobre esta.

Y gracias a Dios que no me caí.

Gateé hacia mi habitación y me recosté en mi cama, cubriéndome con la manta. La verdad es que el extraño dolor en mi espalda fue tan repentino, pues yo nunca había sufrido de eso, y no digo que los vampiros no se enfermen porque, si, si lo hacen, de pequeña siempre vivía con gripe pero eso no me afectaba en lo absoluto, solo que siempre tenia que cargar un paquete de pañuelos a la mano o si no alguien terminaría con mucosidad en el rostro, pero nunca sufrí problemas de la espalda, esto ya era algo nuevo para mi.

Me sentía mal al no poder ir con los chicos a por Jawadd, y de verdad que lo sentía, pero también estaba triste y decepcionada de que les preocupara mas el, que yo ¡Hasta a mis hermanos! Pues lo entendía de los demás, ellos lo conocieron primero que a mi y llevaban mas años de amistad, y se que voy a sonar egoísta pero quería que ellos se quedaran conmigo hasta que estuviera bien.

Pero no lo hicieron.

Ahora tenia que arreglármelas sola, esperar a recuperarme e ir a Oregón para encontrarme con ellos.







Ya había pasado exactamente 5 días desde que los chicos se fueron a Oregón y no se absolutamente nada de ellos, pero para mi buena suerte descubrí que surgieron nuevos poderes, ahora podía manejar los elementos, el hielo y el clima, tenia la capacidad de hechizar objetos o personas y además de todo eso ¡Podía tele transportarme! Genial ¿Verdad?. El dolor en mi espalda era cada vez mas insoportable y de a momentos llego a pensar que algo saldrá de mi espalda.

Pero dejando todo ese tema fuera, hoy partiré hacia Oregón. Mi único problema; no se a donde ir.

A veces deseaba ser como un sabueso, poder solo oler algo y seguir fácilmente su rastro y... ¡Claro! Como un sabueso, mis sentido se agudizaron estos días permitiéndome utilizarlos mas para mi protección. Corrí hacia la habitación de Dyl y tome una camisa, esta olía a su típico perfume con el cual se bañaba a diario –eso me daría ventaja en algo–, olfateé la camiseta y mágicamente, aunque solo para mis ojos, un rastro color azul eléctrico hizo aparición en el suelo haciendo un camino, pero eso a mi no me serviría de nada pues, ahora que tenia la posibilidad de tele transportarme debería aprovecharla para llegar mas rápido allí.

Respire profundo y me concentre en poder localizar a Dylan a tanta distancia, cerré los ojos y en mi cabeza apareció un mapa, el cual trazaba la larga línea color azul hacia Oregón, me imagine en como se acercaba exactamente al lugar donde se encontraban y eso paso, dejándome ver en mi cabeza un gigante castillo hecho de piedras verdes a causa del moho que se formaba, este se encontraba en lo alto de la montaña mas grande de Oregón. Rápidamente abrí los ojos, tomé mis cosas y me tele transporte hacia allí.

Aquí vamos, amigos.

Our Little Secret.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora