Capítulo 1 - "¿Qué haces aquí?"

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Momentos tan divinos que te regala la vida, te los otorga sin pedir nada a cambio…O tal vez sí. No siempre se vivirá en un cuento de hadas. No todo se te dará en bandeja de plata, aún me cuesta aprenderlo… Tendré que aprender a vivir con ello o afrontarlo de una buena vez.

¿Quiéren saber de que hablo? Claro, eso vendrá mas tarde. Prosigamos. Me encontraba en la amplia limosina negra, no me agradaban los lujos pero en este caso era Rubén quien insistió. Realmente anhelaba este día tanto como yo. Cada vez era menor la distancia hacia mi destino. Tenía cierto nerviosismo, realmente no sabía por qué. Tal vez el hecho de que por fin seré la Señora de Doblas, que sus parientes y los míos estarán presentes, si eso es.

Llegué a mi destino. La limosina paró por completo. Tenía el corazón que se me salía. Todos voltearon hacia mí. Abrieron mi puerta y me recibió mi padre tendiendo su mano hacia mí, la acepte gustosa y salí de la limosina. Al final de mi recorrido se daba la vuelta mi futuro esposo, sonriendo sin despegar sus hermosos labios rosas que parecieran querer seducirme sin motivo alguno. Sonreí también. Mi padre me encaminó, al llegar Rubén me recibió tendiendo su mano, entrelazó nuestros dedos y me susurró al oído
—Te amo—me estremecí, ¿acaso esto podía ser más perfecto? El padre comenzó con sus diálogos, agradecí lo que tenía a Dios, y después de la típica misa; me di cuenta que siendo yo la protagonista hacía todo "menos aburrido". Al lado de mi veía a Rubén quien tenía cara de estar más aburrido que nunca. Ligeramente le pegué en su mano y volteó a verme, sonriente. Después de seguir con sus pláticas, oí lo que tanto esperé...
— _____ Smith; ¿aceptas a Rubén Doblas como tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad; hasta que la muerte los separe?— Dios, quien diría
—Acepto—respondí sin más rodeos
—Rubén Doblas; ¿aceptas a _____ Smith como tu legítima esposa, para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad; hasta que la muerte los separe?
—Acepto—me guiñó el ojo
—Si hay alguien que no esté de acuerdo con la unión de estos seres, en el sagrado matrimonio, hable ahora o calle para siempre—Para mi suerte ni la estúpida de Jannie se molestó en aparecer—Entonces los declaro, marido y mujer, Señor Doblas, puede besar a la novia—Al parecer eso fue lo único que escucho claro; me tomó de la cintura y me atrajo hacia él, posando sus labios sobre los míos tiernamente, nos separamos y nos encaminamos hacia la limosina, subimos en ella. Todo ahí era miel con hojuelas, hasta que llegamos a la fiesta.

Todo estuvo como lo habíamos planeado, estuvieron Carla y Josh, todo estupendo, a pesar del apatismo en algunos momentos de parte de Josh y mi hermana. Después nos tocaba ir a nuestro próximo destino... La luna de miel. Pero antes dormiríamos una última noche en casa de él. Todo estuvo exhaustivo por lo tanto nos fuimos temprano dejando a los "colados" disfrutar de la fiesta, junto con unos que otros conocidos.

Estábamos en la habitación de Rubén, lo primero que se me vino a la mente fueron mis perversiones. Primera noche como esposos. Primera noche de pasión. Al menos eso creí yo por un instante
—Preciosa, ahora vuelvo. Traigo hambre— Rubén se levantó del acolchonado, yo lo tomé fuerte de la mano
—Voy contigo—espeté
—No, hermosa no tardo—lo dejé ir, minutos después se abrió la puerta, esperaba que fuese Rubén pero era... ¿Daniel?
—¿Qué haces aquí?—dije con cierto desagrado, cada vez se me hacían más insoportables sus intentos de ligue
—¡Shh! Calma, calma—dijo intentando tranquilizarme—No, no vengo a pedir perdon—rodé los ojos— Puedes ser la esposa de Rubén pero yo seguiré con mis intentos—lo interrumpí
—Buscas un amor que no te será correspondido—dije, el iba acercándose cada vez más
—Tal vez, eso nunca lo sabrás—Ya estaba enfrente de mí. Por su bien y por el mío, el debía de irse
—Da...Daniel
—Shh, Shh, Shh. Tranquila, no pasará nada—me acarició la mejilla
—No, Daniel, si pasará y si Rubén te ve aquí ten por seguro que estarás muerto —dije temerosa
—No, eso no sucederá
—Era más terco que el mismísimo Rubén.

¿Qué acaso tenían que ser parecidos entre ellos? Por alguna jodida razón también Daniel tenía unos ojos de impacto, tan verdosos como su hermano. No mejor que este pero era muy bellos
—Daniel. Te contaré hasta 3—él se carajeó —Unaa...—lo miré amenzante—Dooos s... Y...
—Tres—dijeron detrás de él. Cerré mis ojos no queriendo saber que pasaría. Escuché unos pasos salir de la habitación. Lo que más quería evitar eran peleas entre yo y Rubén. Ya acababa de aguantar a Ana en sus signos pubertos y cuando salí de la casa tendré una posible pelea con mi esposo. Esposo. ¿Existe una palabra más perfecta? Mis pensamientos fueron interrumpidos por unos gritos fuera de la habitación
—¡Y a mí que! ¡Pronto los separaré!—respondió agresivo Daniel, Rubén apretó los puños y cerró los ojos. No quería cometer un error
—Mejor aprende a cerrar tu maldita boca o te la cierro yo—Musitó levemente
—¡No, Rubén, no! ¡Ella no es tuya!
—¡Y eso cómo lo sabes! ¡Claro que es mía!—gritaba— mía y solo mía
—Pues eso lo veremos...—Daniel se retiró.
De alguna forma me dieron miedo sus amenazas. ¿Y si Rubén y yo nos separamos? No, no y no.

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Aquí el primer capítulo, espero que les guste. Seguramente ahora estarán odiando a Daniel más que nunca xD
Nos leemos la próxima semana ;)

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¿Felices Por Siempre? (2da. Temp. "El Niñero《Rubius Y Tú》) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora