Capítulo 33: No es lo que crees.

120 13 2
                                    


-¿Recuerdas lo de mi lámpara de noche? Bueno, eso.-explica despacio.

Cómo olvidarlo, estaba presente allí, cabeza hueca.

-Sí, lo recuerdo. ¿Vienes a dormir conmigo?-pregunté incrédula.

El asiente y se acomoda al lado mío, antes que pueda decir algo. Esté chico tiene un problema, un gran problema.

-Walter, espero que esto no se haga una costumbre.-le advierto con apenas un hilo de voz.

Se recuesta boca abajo con los brazos extendidos. Su brazo izquierdo roza mi estómago, eso me produce unas cosquillas y una corriente eléctrica me recorre.

-Walter.-susurro, pero no sé mueve- Psssss, Walter.

Ni un movimiento. Una idea atraviesa mi mente, es algo pervertido, pero si debo hacer algo para que me escuché, ni modo.

-¡Oh, dios! ¡Se me calló el sostén!- exclamo no tan fuerte, para no despertar a nadie.

De inmediato, Walter salta de su posición, examinandome. Es ahí dónde me doy cuenta del amigo pervertido que tengo. Aunque se me callera el sostén sigo con la blusa, dah. Walt no piensa.

-Ey, con eso no se juega.-protesta en decepción y me rió.

-Eres un pervertido.

-Y tú una provocadora.- contraataca divertido, ruedo los ojos ante su comentario.

Me acomodó mejor bajo las sábanas y undo mi cabeza en la almohada. Trató de dormir pero no puedo hacerlo. Algo en mí, no quiere volver a soñar en ese extraño sueño. Se que lo que sueño es real, eso lo sé. Es lo que me preocupa, porque según lo que dice la bruja, Walter va a interferir entre Abraham y yo.

Por primera vez, puedo decir que tengo miedo.

No puede ser... Nunca creí que Walter sería capaz de hacer algo así. O tal vez no lo conocía tan bien como creía.

-¿Kaily?- Walter me saca de mis pensamientos sobre él.

-¿Si?

-Gracias.

Elevó la cabeza para mirarlo confundida. ¿Escuché bien?

-¿Por qué?

-Por dejarme dormir contigo y por ser una gran amiga.- dice mientra gira su rostro hacía mí. Una sonrisa sincera atraviesa sus labios.

¿Y esté es el que quiere arruinar mi noviazgo?

La ternura que me provoca sus palabras, hace que lo rodee con mis brazos formando un abrazo cálido. Él lo corresponde sin queja alguna de la incomoda posición, porque aún estábamos acostados.

Si alguien nos viera en este momento, pensaría que hacíamos otra cosa.

Nos separamos y después de unos largos minutos de intentar dormir, lo conseguimos.

[...]

Unos ruidos exasperantes me despiertan de mi sueño, que por suerte no apareció denuevo la bruja. En la planta baja, los gritos de mi madre resuenan por las paredes y hasta diría que traspasa las paredes. Brotó mis ojos con ambas manos y los abro. Me fijo a mi lado, encontrando a Walter durmiendo tan tranquilo.

Ahora se encontraba boca arriba, su respiración es lenta y relajada, su boca entreabierta y sus ojos cerrados. Una de sus manos estaba en el suelo y la otra agarrando la sábana.

La Predicción. ||Abraham Mateo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora