Capítulo 37: El mensaje.

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Los trámites ya estaban hechos. Abraham decidió dejarme en mi casa junto a Tony, quién tenía que pasar a un lugar de camino.

Al llegar, los hermanos Mateo se despidieron de mí, uno con un asentimiento y el otro con un beso rápido.

Al entrar veo como todo esta normal y tranquilo, lo que es raro considerando que tengo dos hermanos gemelos revoltosos. De seguro están en su habitación haciendo lo que cualquier niño de su edad hacen.

-¡Llegue!- grito mientras me dirijo por algo de comer en la cocina.

Allí está mi madre preparando un pastel para comer de postre. Parece menos alterada que antes y con una sonrisa deslumbrante.

-Hola, Kaily.- saluda cuando me ve y me tiende una porción ya hecha.- Prueba, la acabo de hacer por un libro de recetas que me presto la tía Lily.

La tía Lily era de esas tías que por más que son grandes, nunca envejecen sus almas. Es como una niña metida en el cuerpo de una chica de veintiséis años.

Le doy un bocado y saboreo la textura que tiene. Sabe a ¡Victoria!... y a chocolate.

-Juraría que esto lo hizo la rata esa que cocina en la película de Disney.-digo con gracia y ella ríe. Le encanta esa película.

Por eso se empeña en cocinar cada vez mejor. Es un agradecimiento para mi estómago.

-¿Dónde fuiste con Abraham?- pregunta limpiando el desastre que hizo. Levanta la vista para mi respuesta.

-Paseamos un rato y fuimos a su casa.- contesto con tranquilidad.

-Y...¿Cómo es él?-niega con la cabeza reformulando lo dicho.- Es decir, ¿cómo te trata?

La miro sin entender a que viene esa pregunta. Un poco de asombro llega mi expresión porque nunca me había preguntado algo de mi relación o de Abraham. Es raro esto.

-Muy bien, es atento, me comprende y me la paso muy bien con él.- sonrio sin poder controlarlo y mamá me mira atenta.- ¿Pero a qué viene esa pregunta?

Me sonríe con complicidad y se sienta adelante mío con las manos unidas.

-Es que nunca te he preguntado y quería saber. Sabes... recuerdo la historia que tuve con tu padre...

-¡Alto! No quiero saber lo que hacían.- aclaré con mi mente retorcida que imaginaba cosas que no debería.

Ella ríe por mi terror fingido, su mirada viaja por la cocina y termina en mí.

-No, eso no. Recuerdo cuando yo estaba en mi primer día de secundaria, estaba aterrada porque no conocía a nada y parecía que todo el mundo empezaba a odiarme sin razón. Me perdía en los pasillos y nadie pretendía ayudarme, lo duro fue eso. Pero alguien vio que estaba perdida, a él no le importó que fuera la nueva ni la más ignorada, me ayudó. Se lo agradecí mucho, sentí que era la mejor parte de mi día. Ese chico me cautivó en el primer momento en el que lo vi, fue un flechazo a mi corazón. Él no era como los demás, con el tiempo nos volvimos amigos, ambos éramos tontos porque nos gustabamos pero ninguno lo admitía. Hasta que nos dimos nuestro primer beso.

Ella contaba con un brillo especial en los ojos, como imaginando todo. Su sonrisa no se iba y eso me emociono. Verla feliz me hacía feliz. Continuó:

-Después de eso no pude guardarlo más y me confesé, no me arrepiento de ello porque a partir de allí encontré a la persona que me amaba realmente. Él también me dijo que me amaba.-pauso lamiendose los labios.- Eso cambio mi vida, es cursi lo sé, pero es la historia que siempre quise vivir y espero que tu también lo hagas.

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2017 ⏰

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La Predicción. ||Abraham Mateo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora