Mudanza. (C)

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Mudanza.

— ¿Has visto a Cass, Charlie? Es que no la encuentro. Tiene ya todo recogido y preparado en la entrada de casa pero ella no aparece por ningún lado. —preguntó Marina desde lo alto de la escalera.

—Parece mentira que aún no la conozcas... ¿A dónde va o dónde está siempre que desaparece? —Contestó Charlie con una risilla. — Habrá ido a despedirse de nuevo de sus compañeros del equipo de natación y de su monitor de surf. —dijo señalando en dirección a la ventana, por la que se veía la playa, con la cabeza.

—Aiiis... casi diez años desde que entró en nuestras vidas y no termino de acostumbrarme a sus desapariciones y visitas a la playa, casi me siento mal por no caer a la primera. —Rió Marina— Bueno, vayamos metiendo las cosas en el coche, ya aparecerá... —dijo encogiéndose de hombros.

Media hora más tarde, Cassandra apareció con una corona de flores de colores que resaltaban muchísimo en su pelo negro, como el ala de un cuervo, que caía sobre sus hombros y resaltaba sobre su camiseta de un color verde intenso.

— ¿Despidiéndote de nuevo del equipo de natación y surf? —Preguntó su padre mientras aseguraba la tabla de surf de Cassandra en la baca del coche. — Estábamos a punto de irnos sin ti. —Charlie la miró riéndose. — Asegúrate de que no se te olvida nada, antes de que nos vayamos. —le dijo a la chica señalando la casa con la cabeza.

Cass se sacudió los pies antes de entrar en la casa y se la recorrió entera varias veces. Una vez que comprobó que no se le olvidaba nada, respiró hondo y volvió a bajar. Los nuevos inquilinos debían estar a punto de llegar, y sus padres querían tenerlo todo listo para que la casa estuviese exactamente igual de limpia y pelada que cuando la compraron casi diez años atrás. En efecto, en cuanto Cass salió de la casa y se volvió a poner sus sandalias "hippielongas" (como las llamaba su padre), el coche de los nuevos inquilinos aparcó justo delante de la puerta del garaje.

— ¡Hola-Holaaa! —Saludó la pareja muy alegremente nada más bajarse del coche. — Perdonad que lleguemos tan tarde, ha habido embotellamiento a la entrada de la ciudad. —los dos hombres saludaron primero a los padres de Cass y luego a ella, y sus dos hijos, lo hicieron al revés, saludaron primero a Cass y luego a sus padres.

—No pasa nada, contábamos con ello, pronto os daréis cuenta de que los coches solo se usan para entrar o salir de ella... —rió Marina— Una vez os familiaricéis con el lugar, iréis a todos sitios andando, es que está todo al lado y eso es maravilloso.—dijo con una sonrisa.

—Eso es genial... ¡Chicos, dejad de pisotear el césped, hombre ya, que seguro que han arreglado el jardín para dejárnoslo todo precioso cuando llegásemos, vamos a ver!—uno de los hombres salió detrás de los chiquillos y cogió a cada uno con un brazo y se los subió a los hombros como sacos de patatas.

— ¡Mira papá tienen una tabla de surf, como tú! —dijo entonces uno de los niños, al ver la tabla de Cass sobre el coche.

—Hala, como mola ¿Quien hace surf de los tres? —preguntó entonces el otro hombre.— Es una tabla enorme... —dijo acercándose entonces para verla un poco mas de cerca.

—Culpable de todos los cargos.—dijo Cass entonces levantando una mano.— La tabla es mía. —admitió sonriente.

—Pues es súper chula y la funda transparente es una pasada ¿Eh? —dijo admirándola con los ojos como platos— ¿Sabes? Si en lugar de estar a punto de marcharos a un nuevo sitio, fueseis los vecinos de al lado, probablemente habría ido a ponerme el bañador y te habría secuestrado para irnos a surfear —dijo riéndose y guiñándole un ojo a Cass— Una pena que ese no sea el caso ...—dijo un poco desanimado.

{FANFIC} ¡VOZ NEGRO PERLA!: La Legendaria Princesa del Reino del Fondo del Mar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora