«Prioridades»

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Will sabía que era demasiado pronto para que Nico volviese a participar en el captura la bandera. Sus instintos de médico (o hijo de Apolo) le gritaban que el hijo de Hades estaba aún muy débil para el semi-mortífero juego.

Pero claro que tenía que ceder a la insistencia del terco y descuidado Nico di Angelo. Y el hecho de que fue casi sobornado por el semidiós tendría que quedar en secreto para todos.

¿Se arrepentía? En ese momento que estaba cargando a un molesto y reprochante Nico...  Sí, se arrepentía y mucho.

—Solace, bájame...—. Nico se estaba removiendo constantemente, pero Will no le permitía moverse mucho.

—Eres un terco, di Angelo, sabía que no debías jugar... —. Si Nico seguía blanqueando los ojos se le quedarían así para siempre, lo jura. —... ¡Oh pero claro que el gran hijo de Hades-!

—¡Por Hades, estoy bien! Sólo bájame.
—Tienes suerte de que te encontré cuando lo hice, así tu tobillo no se pondrá peor...

Se dirigían a la cabaña de Hades, la enfermería estaba llena. Y Will había insistido en acompañar a Nico para atenderlo.

Esa noche la cabaña de Ares se había lucido en batalla. Una gran cantidad de semidioses terminaron mal en la enfermería y algunos inclusive en la Casa Grande. Nico tenía su tobillo torcido, no era mucho y Will realmente había visto cosas mucho peores. Pero eso no significaba que tuvieran que esperar a que el tobillo del hijo de Hades empeorara para atenderlo. El hecho de que el pelinegro había vuelto a utilizar sus poderes del inframundo sin consentimiento del sanador y casi se había desmayado era otra de las razones por la que Will insistía en cargarlo a su cabaña.

—¿¡Como se te ocurre invocar zombies?!, cuando específicamente te dije: No. Lo. Hagas—. Nico no volvería a desobedecer al hijo de Apolo si eso significaba no volver a escuchar a Solace parlotear tanto.

Will casi hizo malabares para abrir la puerta de la cabaña mientras sostenía a Nico, al final termino colocando al hijo de Hades en el suelo. Con cuidado de mantenerlo sujeto para evitar que apoyará su peso en su tobillo lastimado. Abrió la cabaña, ayudo a Nico a entrar y cerró.

—Bien, pequeño rayo de oscuridad, siéntate ahí y déjame revisar tu tobillo—. Nico rodó los ojos ante el apodo, mas obedeció al rubio. Sin embargo apoyo descuidadamente su pie lastimado en el suelo causándole una punzada de dolor.

—¡Ay!—. Se quejó, Will por su parte rodó los ojos ante la terquedad de su paciente.

—¿Qué haré contigo, Nico?—. Suspiró en lo que ayudaba al hijo de Hades a avanzar a la cama.

Una vez con Nico sentado en el borde de la cama, Will se arrodilló y reviso el tobillo del semidiós. Como había predicho sólo era una torcedura leve, conociendo a Nico estaría corriendo y tonteando por ahí como nuevo en tres  o cuatro días. Vendó el pie del pelinegro y se incorporó de nuevo, sentándose al lado de Nico. El otro se removió incomodo ante la cercanía.

—¡Listo! Sólo reposa tu pie durante unos días y estarás como nuevo. Descansa, Nico, lo digo en serio—. Ordenó Will mientras rodeaba al hijo de Hades con sus brazos.

—Quieres decirme ¿por qué me aplastas contra tu cuerpo?—. Preguntó Nico con la voz amortiguada por la camisa del hijo de Apolo.

—Se llama abrazo, Neeks. Y muchas personas suelen darlos para mostrar afecto—. Respondió Will con la voz cargada de sarcasmo mientras presionaba ligeramente sus brazos contra el torso del más pequeño. Nico soltó un pequeño quejido de dolor.

Will lo soltó abruptamente y le miro severamente mientras el pelinegro lucía una expresión culpable. Cuando el rubio hablo lo hizo con una voz tan suave que Nico supo que era una trampa.

—¿Hay algo que quieras decirme, Di Angelo?

—Uh, y-yo... ¿No? —. Oh rayos, titubeó.

—No suenas muy convencido—. El tono de Will era severo, y los ojos azules fulminaban a los ojos más oscuros buscando la respuesta que quería. —Quítate la camisa—. Ordenó.

Nico sintió sus mejillas arder, y de repente deseaba con todo su corazón viajar por las sombras hasta china si es que era posible.

—¿Q-Que?

Will no lo repitió una segunda vez, él sabía perfectamente que el azabache le había escuchado la primera vez. Retiro la camisa negra de Nico lo más rápido que pudo revelando el delgado y ligeramente marcado abdomen del hijo de Hades. La pálida piel estaba un poco amoratada en uno de los costados de su torso. Will quiso darle un golpe al hijo de Hades por no haberle dicho nada antes.

Mientras tanto un muy avergonzado Nico trataba de cubrirse lo más posible con los brazos. Cabe decir que estaba rojo hasta las orejas.

El rubio inhalo y exhaló con todas las intenciones de calmarse y no gritarle a Nico.

—Quieres decirme ¡¿Como tártaros te hiciste esto?! —. Había empezado muy bien, sin embargo casi acabo gritando.

Nico se encogió de hombros, todavía un poco sonrojado.

—Estaba peleando contra un hijo de Ares, me desestabilizó y caí—. Volvió a encogerse de hombros. —Supongo que me golpee contra una piedra o algo, no estoy seguro.

«Sipingui qui mi gilpie cin ilgui»—. Inmito Will con amargura en su mente.

Apoyo su mano sobre la parte amoratada, la cálida mano del rubio sobre la fría piel del azabache se sentía bien, tanto que hizo sonrojar al azabache. Presionó ligeramente con el mayor cuidado posible. Nico mordió su labio para reprimir otro quejido. Will lo miro atentamente.

—¿Duele?—. Preguntó  preocupado, Nico pudo haberse quebrado una costilla con la caída y una costilla rota sí era algo para preocuparse.

El azabache negó con la cabeza.

—Es más... Molestia—. Suspiró. Will asintió con la cabeza y quitó la mano de la suave piel de Nico.

—Bien. Supongo que no te quebraste nada. Aun así me gustaría que vayas mañana a la enfermería para revisarte mejor—. Indicó el rubio mientas le tendía la camisa al de cabello oscuro.

—¿Viste la cantidad de semidioses que estaban en la enfermería hoy? Seguro no tendrán espacio para mí—. Comento Nico colocándose la camisa tan rápido que casi se la puso al revés. Will chasqueo con la lengua.

—No intentes evadirlo, Di Angelo. Mañana iras por las buenas o yo mismo te arrastraré a la enfermería—. Advirtió Solace. Nico suspiro derrotado y acepto.

—Como digas Solace.

La mirada de Will se suavizó de nuevo a la típica mirada relajada y alegre que portaba el hijo de Apolo siempre. Dio un suspiro y negó con la cabeza.

—Debes acomodar tus prioridades, Nico—. Nico rodó los ojos, según él, sus prioridades estaban perfectamente ordenadas.

Pero por suerte ahí estaba Will, dispuesto a cuidar del oji-oscuro para evitar que este hiciera alguna tontería.

One-shots: SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora