«Jules Albert»

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*No es muy solangelo, es más "solo-Nico", pero la idea apareció y tenía que escribirla.
Es antes de que Nico descubra que es un hijo de Hades, justo después de que escapa del campamento.
Lamento si hay algún error en relación a los libros.

Él simplemente tenía miedo. Bianca ya no estaba, nunca volvería a estar junto a él y eso lo asustaba aun más.  Su hermana había dicho que uno no iba a ningún lado sin el otro, pero rompió su promesa. Percy también le había prometido protegerla, pero ahora Bianca había muerto.  Estaba aterrado, dolido y completamente destrozado. Desde que tenía memoria habían sido Bianca y Nico solos contra el mundo, ahora no... Esa fue la primera vez que se sintió sólo.

«¡Prometiste que la protegerías!
... ¡No, no confío en tí!»

¿En que Tártaros estaba pensando cuando huyó del campamento?  No llevaba un arma, sus habilidades de batalla eran lamentables en ese entonces, además no tenía ni idea de la existencia de sus poderes. No hubiera sobrevivido demasiado de no ser por él.

Cuando huyó de Percy lo hizo sin pensar, casi de forma inconsciente. Pero ya habían traicionado su confianza muchas veces y solo quería alejarse de ahí cuanto antes.

De pequeño Nico se entusiasmaba por absolutamente todo. Probablemente una aventura nocturna por el Bosque que rodeaba el campamento que rodeaba el campamento hubiera sonado de lo más genial. Pero dadas las circunstancias no lo fue para nada.

Los semidioses suelen atraer fácilmente a los monstruos, los hijos de los tres grandes aun más. Nico no lo sabía entonces, pero era un hijo de Hades y atraía más monstruos de los que podía contar.

Recién había logrado escapar de la
Hydra que lo perseguía, pero los esqueletos seguían ahí atrás. Nico tenía miedo, tristeza y rabia acumulada, y las lágrimas no lo dejaban ver su camino con claridad.

Quizá por eso tropezó con la raíz y cayó.

Su espalda chocó contra un árbol y antes de que se pudiera levantar tres esqueletos armados ya habían salido de la nada castañeando los dientes.

El italiano estaba aterrado, no podía gritar. No podía pedir ayuda y a ese punto no lograba dejar de sollozar. Cuando los esqueletos empezaron a avanzar hacía él cerro los ojos con fuerza, esperando lo peor.

Pero no sucedió nada. Sólo escucho otra vez el mismo ruido que hacían esas cosas al salir de la tierra

Entreabrió los ojos para verificar si se habían ido por fin. Pero su vista estaba bloqueada por un hombre al frente suyo. O creía que era un hombre hasta que escuchó el gruñido que soltó. Eso no era humano, eso era un zombie.

Estaba vestido con un traje como el que usaba el chófer de su mamá (1935), la diferencia era que estaba roto y algo arrugado pero seguía siendo elegante. Otro gruñido del chófer zombie y el pequeño Nico escucho el característico castañeo de los esqueletos desaparecer.

Cuando el zombie empezó a darse la vuelta Nico volvió a taparse los ojos, recuperando el miedo. Pasaron unos segundos cuando sintió una mano su cabeza. Cuando abrió los ojos se sobresaltó, el zombie lo estaba viendo directamente.

Sus ojos lucían muertos, pero eran algo reconfortantes. Por lo menos no lo iba a lastimar, o eso esperaba.

Quién diría que algunos años después volvería a ver a el mismo zombie convertido en su chófer personal.

One-shots: SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora