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—Llegas tarde, Kwon.

—Sí, buenos días para ti también —ironizó.

Chaerin ni se molestó en desviar la mirada de su computador para reprochar los cinco minutos de retraso que tenía su compañero de trabajo. Unas apenas visibles ojeras se instalaban en Lee, Ji solo pensó que se debía a que ella era muy apasionada y perfeccionista a la hora de hacer su trabajo, solo eso. ¿Qué habían pasado ya? ¿2 meses desde su llegada o tal vez 3? Ni siquiera lleva la cuenta, el trabajo es cargado y tener una compañera que se asemeja a un robot a la hora de darle instrucciones no lo hace más sencillo, recuerda la primera vez que le vio en persona luego de cuatro años que se asemejaron a toda una eternidad...

Sabía que nos veríamos de nuevo.

—N-no sé a qué se refiere —tartamudeó de tal manera que sus palabras apenas fueron entendibles.

—Bruja... te extrañé —esas fueron las palabras que causaron la palidez repentina de Lee.

Si bien Chaerin había estado pálida los días que se recuperó en el hospital, siendo velada constantemente por su hermana eso no se comparaba con el ahora. Sus ojos que aún veían a Ji estaban perdidos, no había noción de residencia en ellos... como si estuviesen perdidos en el tiempo y claro que lo estaban. Su piel era un digno contrincante del color níveo que poseía el polvo que alguna vez ella inhaló, inclusive ese estimulante podía parecer más oscuro que su piel y eso sin mencionar sus manos temblorosas. Prácticamente ella estaba congelada, tanto así que no se dio cuenta en qué momento había quedado contra el pecho de Ji. Él pronunciaba cosas poco entendibles mientras la estrujaba en sus brazos mientras que ella no era capaz de asimilar lo que estaba pasando, luego de tanto tiempo lo volvió a ver ¿Era real? ¿De verdad había vuelto? ¿No lo estaba imaginando?

Su mente volvió a funcionar correctamente al sentir unas cálidas gotas caer por sus mejillas, estaba llorando y no solo eso, sus lágrimas se combinaban con las de Kwon pero ella seguía sin corresponder el abrazo. No podía, sentía que sus brazos pesaran como si fuesen de plomo. En su mente rondaba la idea de que si sellaba ese abrazo todo lo que construyó luego de su partida se derrumbaría y no podía dejar que eso pasara, no de nuevo.

—Aléjate, no te quiero cerca —contra su pecho y todavía con la voz ahogada por las lágrimas logró oírse fuerte.

—Jamás te dejaré de nuevo —le abrazó aún más fuerte.

Lee sacó fuerza de donde no tenía y alejó su cuerpo del de Ji, podía ver que él lloraba como un niño, sus ojos estaban rojos, al igual que su nariz. Él la tomó de nuevo pero no para abrazarle sino para besarle. Kwon cerró sus ojos con fuerza como si tratara de convencerse de que era cierto, ella estaba frente a él. No era su mente jugándole una mala pasada. Por la rapidez del movimiento de Ji el beso pareció más un golpe que tal cosa pero él lo compensó con la ternura de sus labios. En algún momento Chaerin cedió, cerró los ojos y correspondió dicho beso, pero luego como si le quemara, como si fuese una reacción propia del fuego uniéndose con gasolina se alejó abruptamente de sus labios, como si esos mismos le quemaran.

—Si vuelves a hacer eso te parto la cara.

Pronunció con odio antes de salir como digno discípulo de Satán por la puerta, enojada, resentida pero sobre todo dolida. Ji se quedó esperando un buen golpe de su parte, tanto que ya tenía sus ojos cerrados pero ese golpe nunca llegó.

En su trabajo diario ella solo lo veía para darle órdenes claras o a la hora de salir ella solo le daba una mirada ligera y pronunciaba un simple: ''Te veo mañana. '' Él solo era capaz de responderle en forma de grito, ya que ella salía disparada de esa oficina como si estuviese preocupada por algo o simplemente le molestara estar con él.

—Maldito, te estoy hablando. Así que mírame cuando lo hago.

Se había sumergido tanto en sus pensamientos que no se dio cuenta que tenía a Chaerin frente a él.

—Lo siento, me distraje.

—Casi no lo noto —dijo entre dientes—, como te decía necesito que estés listo a las 7pm.

Ji no entendía a qué se refería por lo cual frunció su ceño y como si ella notara su confusión, habló.

— ¿Recuerdas a Kiko Mizuhara? Bueno, quiere cerrar tratos con la compañía, solicitó que trataras directamente con ella pero debido que no eres muy capacitado yo también iré.

—No tengo objeción alguna pero ¿Por qué yo?

— ¿Qué tienes? ¿15? Es visible que tiene un deseo sobre ti más allá del profesional, idiota. Y si eso ayuda a la empresa habrá que aprovecharlo.

—No tengo tiempo para otras chicas, aún te quiero a ti —le tomó una mano a su compañera.

—Deberías de olvidarte de eso, estoy comprometida —quitó su mano y le enseñó el anillo, efectivamente, de compromiso.

—Podrías estar casada y eso no cambiaría nada.

Chaerin puso los ojos en blanco y regresó a su asiento para empezar a teclear un archivo, a veces ella le dirigía miradas un poco largas. Se trataba de convencer que era para revisar que hiciera su trabajo y no porque vagamente se quedaba apreciando como había cambiado en estos cuatro años que no le vio. No había cambiado mucho, sin embargo, el tiempo había hecho un poco de su trabajo. Su cara parecía más madura pero eso sin quitar sus rasgos particularmente infantiles, estaba más fornido, se notaba que había trabajado más su cuerpo y poseía varios tatuajes nuevos entre ellos el que más le pareció singular fue uno que poseía en una de sus manos, de una carita feliz y no podía evitar reír cada vez que lo veía.

—Tierra llamando a Lee —dijo mientras agitaba una mano frente a sus ojos.

—No hagas eso —golpeó su mano.

—Últimamente estás muy perdida, ¿estás bien?

— ¿Ahora qué quieres? —Ya conocía sus estrategias.

—Con respecto a la cena... emm... ¿podrías pasar por mí? Digo, si no puedes tomaré un taxi.

— ¿Qué pasó ahora con tu flamante Maserati?

—Tuve un pequeño choque, ya sabes —sonrió como un niño luego de hacer una travesura.

Lee sonrió automáticamente al verlo sonreír, porque si bien no lo quería cerca aún le amaba como una tonta.

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Ya ha pasado algún tiempo pero he vuelto. Sé que está muy narrativo but ya qué, espero que les guste.

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Si tienen algo que decir las estaré leyendo y si hay fallos ortográficos, lo siento.

¿Podrías volver a casa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora