5.

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Chaerin solo oía a Sun Hee llorar, no sabía cómo deshacerse de Ji. Parecía que él no estaba dispuesto a dejarla ir con esas preguntas flotando en el aire.

—Necesito ir a calmarla. Déjame hacerlo y te diré todo, por favor —suplicó.

—Está bien, ve —le liberó de su agarre.

Chaerin corrió hacia la habitación de su pequeña, la cual estaba cerrada. Golpeó suavemente la puerta pero solo los sollozos se oían a través de la puerta.

—Pequeña, es mami. Abre por favor —dijo con voz suave.

—Mami-Rin me gritó y eso me pone triste.

La pequeña hablaba con dificultad a causa de sus lágrimas y sollozos.

—Mami lo siente mucho, pequeña pero no debiste decir eso.

Chaerin se había sentado frente a la puerta esperando que su pequeña abriera. Esa niña podía ser tierna pero sacó un carácter definido para ser solo una niña. La pequeña seguía llorando y Chaerin le cantaba una tierna canción. Ji caminó hacia donde estaba Chae, atraído por su voz.

—Linda niña, soy el amigo de mami. ¿Podrías abrirme a mí?

Ji golpeteó un poco la puerta que rápidamente fue abierta.

—Eres bonita como tu mami, no deberías llorar.

Ji se sentó junto a Chae, atrayendo a la pequeña para que se sentara junto a ellos. Le limpió las lágrimas mientras le decía que sus mejillas eran lindas, ella en respuesta bajó su mirada y se sonrojó. Chaerin quedó impresionada ante la actitud de la pequeña.

—Gracias —dijo Sun Hee apenada.

—Te diré algo, pequeña. Hay cosas que mami puede hacer sin pensar, así como te gritó pero eso no significa que no te ama.

Le abrazó de frente a la pequeña, la cual le veía atenta. Asintió a lo que le dijo Ji y bajó de nuevo su mirada jalando el vuelo de su vestido. Chae le agradeció con la mirada y la pequeña estiró sus brazos hacia Lee.

—Mami-Rin, lo siento.

Chae recibió a la niña gustosa mientras le llenaba la cara de pequeños besos y la pequeña reía por ello.

—Mami te perdona —le abrazó con cariño.

—Pequeña, ¿podrías jugar en tu cuarto mientras hablo con mami?

—¡Sí!

—Gracias.

Ji se estiró más y besó en la mejilla a la pequeña que salió corriendo de la vergüenza a jugar.
Se dirigieron juntos al estudio de Chaerin en silencio, Lee había pensado que se saldría con la suya y no le diría nada pero Ji no iba a renunciar a esa información. No tan fácil.

— ¿Me dirás ahora?

—Calla, es difícil de explicar.

—Soy todo oídos.

Se sentaron juntos y sin más Lee empezó a hablar.

—La foto es una de las tantas que te tomé mientras estabas descuidado, me aferré a una de ellas durante los dos años que serví a Jooheon. Luego entendí que tenía que dejarte ir… aún más luego de lo que pasó. No lloraba por ti, lloraba por todo lo que he perdido. Durante dos años me hundí en el trabajo y alcohol. Si no fuera por Dara no estaría aquí. Y esa pequeña tampoco —suspiró viendo hacia el cielo, que se podía apreciar gracias a una de las ventanas.

—Chae, jamás quise dejarte. Hubiera hecho cualquier cosa por protegerte a ti, lo que fuera. Pero decidiste hacerme aparte, yo te hubiera protegido con mi vida. Y aún lo haría, han pasado 4 años y todavía causas la calidez en mí que solo tú produces. Siento que hayas perdido a Bom, pero aún me tienes y tenemos a esa hermosa niña. Chaerin, aún podemos ser felices.

¿Podrías volver a casa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora