Sixteen/Parte Cinco

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MARTES, 1 DE NOVIEMBRE DE 2011
Sixteen // parte cinco

Entro en el departamento, me rodean olores que conozco bien. Cuando llego de viaje, incluso antes de deshacer las valijas, me pongo a limpiar. Me generan endorfinas los olores de los desinfectantes, los detergentes de piso, las ceras, los aromatizantes de ambientes. Una vez que el departamento está limpio me relajo. Paso por al lado de la cocina prístina, casi virgen, jamás usada por mí y me siento en el piso, nunca tan limpio, del living. Acerco un cenicero y mi paquete de Camel. Prendo el televisor, noto con decepción que no hay nada interesante. Lo dejo encendido de cualquier manera, el murmullo constante de los comentarios sin sentido me adormecen, me hacen sentir menos sola.

Enciendo uno de los Camel. Su humo de uñas largas me desgarra la garganta, me mareo, siento ganas de vomitar. Espero a que pase para pitar por segunda vez. Lo mismo, garritas afiladas que trepan por mi garganta amenazando con dejarme el dolor toda la vida. No logro reprimir el asco, corro hasta el baño. Cierro la puerta aunque estoy sola. Si es verdad que existen los fantasmas, no quiero que me vean vomitar.

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