Find A Way [•Steve Rogers•]

2. Valerie

Después de la muerte del Dr. Erskine y mi transformación a super soldado, me he dedicado a visitar el país promoviendo los bonos del ejército, sentía que era una marioneta... y todos me veían como el circo que era.

Me uní al ejército para pelear por el país, y lo único que hacía era aparentar ante el mundo que lo hacía...

¿La dejé sola por convertirme en esto?

Cada día observaba la fotografía que tenía en mi brújula preguntándome ¿Qué diría ahora de mí?

Recién había tenido una audiencia y había sido un completo desastre;  en serio estaba cansado de las máscaras.

Pasé por la enfermería... veía a verdaderos soldados que arriesgaban la vida para el país, que estaban al borde de la muerte por pelear contra los nazis, contra Hydra...

Entre las enfermeras hubo una que destacó: los labios rojos, los ojos castaños con la mirada más pura, el castaño cabello hasta los hombros... se veía tan hermosa, inclusive más que la última vez que la vi a pesar de las ojeras que pude distinguir disimuldas por el maquillaje. Fue como una visión.

Sus ojos se posaron en los míos de repente, y la vi sonreír con esa sonrisa tan única. Me olvidé de todo lo demás y corrí a su encuentro como ella lo hizo conmigo. Al fin pude hacer lo que siempre deseé hacer: cargarla y darle vueltas. Escuché su risa tan encantadora y nada me pudo haber hecho más feliz, era la primera vez que la veía en meses. Mi querida, pequeña y descabellada chica especial.

La bajé, pero aún mis brazos la sostenían.

—Steve... ¡Dios! ¡Estás tan alto! ¡Mírate! ¡No puedo creer que seas tú!

—¡Me alegro tanto de verte pequeña descabellada! ¿Qué haces aquí?

—No le digas a mi hermano, pero después de los dobles turnos y de tanto trabajo decidieron enviarme aquí, como pasante de enfermera.

A pesar de alegrarme de que ella estuviese aquí, no evité concentrarme en dos palabras.

—¡¿Dobles turnos?!

—Sí... no te pongas así... tengo que vivir de algo. Me encanta ser enfermera y me mantiene ocupada, ¿Y exactamente qué haces tú, monito bailarín?—fruncí el ceño— ¿Qué? ¿Crees que soy tan ingenua para tragarme ese teatrito?... No me malinterpretes, es gracioso verte en mallitas mientras aquellas chicas bailan detrás de ti "Who's strong and brave, here to save the American Way?"— cantó riendo y por consiguiente haciéndome reír también a mí—. Pero... ¿Dónde dejaste tus ideales, Steve? Eres mucho mejor que esto. Recuerda quien eres. Recuérdame al Steve del que me enamoré—me dijo.

Mi corazón se detuvó y me puse colorado al escucharla decir eso.

— ¿Hablas del débil y enfermo Steve al que golpeaban en un callejón y que tantas veces fue rechazado?

—No. Hablo de ese Steve que nunca se rinde, el dulce Steve que es mucho más que lo que todos creen de él... el Steve con el corazón más grande—sonrió para después besarme cerca de la comisura del labio.

La lluvia con el previo aviso de los truenos comenzó a caer. Corrimos a refugiarnos de la lluvia y reímos. Volteé un poco mi rostro con tímidez y aunque aún tenía miedo fui acercándome lentamente sus labios.