La novia

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Nunca me había sentido tan observada. Pero no era precisamente a mí a quién observaban, si no al chico sentado junto a mí.
La verdad yo tampoco dejaba de mirarlo.

-Hola Haru -saludaron unas chicas al Japonés, él dejó de comer para dedicarles una sonrisa-
-no haz comido nada -dijo mirando mi almuerzo-
-no tengo hambre -dejé el almuerzo de lado y miré hacía el suelo, no podía dejar de sentirme extraña, tal vez era que ahora podía ver ese rostro y no una "máscara" y no me incomodaba de manera mala, me incomodaba al punto de sonrojarme cuando me miraba o hablaba, que era casí todo el día-.

Pronto llegaría Halloween, todos organizaban el gran festejo de la escuela, cada año hacían una fiesta de disfraces, algunos hacían los adornos, otros se encargaban de buscar patrocinadores para tener comida gratis, y los demás disfrutaban la fiesta.
Este año nos tocó a mi grupo los adornos, así que al final de clases debíamos quedarnos para hacer el salón de eventos de la escuela quedara increíble.

Faltaba un día para la fiesta, Haru era muy popular, todas las chicas siempre lo rodeaban para preguntarle cosas.
El colgaba algunas arañas de papel en el techo, mientras yo a un lado de él intentaba poner telaraña falsa que contrastaba con lucesitas blancas, pero por mi estatura era mas difícil.
-¿Entonces de que va a ser tu disfraz Haru? -pregunté mientras intentaba pararme de puntitas, la escalera no ayudaba mucho, pero el asiático si alcanzaba a la perfección-
-no lo sé, tal vez de Neko
-¿gato? -se bajo de las escaleras para agarrar de una caja más arañas, yo intentaba poner la telaraña alrededor del cable de los focos que colgaban, era una extensión de focos navideños blancos-
-si, tú deberías venir igual, cómo de mi pareja gatuna -al escuchar eso perdí el equilibrio y casí caigo pero Haru me detuvo tomandome de la cintura y yo lo tomé de los hombros- deja te ayudo -subió unos cuantos escalones, y pudo terminar de hacer lo que se supone que yo hacia, solo me quede quieta y sonrojada, estábamos muy cerca- yo seguiré poniendo esto, tú ve a descansar -me ayudo a bajar las escaleras y en eso todos corrieron a las ventanas, Haru y yo fuimos a ver que pasaba. El capitán idiota y su fastidiosa novia discutían-
-¡terminamos! -grito ella enojada y se fue-
-¡yo termino contigo! -gritó él y miró hacía nosotros, se veía enojado, muy enojado y eso me asusto-.

El Chico AsiáticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora