Tiempo con él.

2.1K 178 9
                                    

Miraba aquel salón de eventos mientras mis mejillas se quemaban por el frío, la mano de mi "novio" me saco mis pensamientos, estaba nerviosa, claro, con el sólo hecho de estar sola con Alexánder  y Haru en la misma habitación, era más que suficiente para crear caos total.
Al estar en la entrada, miramos el salón vacío, la paredes blancas relucían y la gran puerta de cristal hacía que el sol resplandeciera más aquel salón de eventos, chocando con el fino piso de mármol y haciendo que nuestras sombras se proyectaran en frente de nosotros. No había nada mas que algunas cajas de cartón, sobresalían esferas y cosas relucientes.
—¿donde esta el chino? -rodee los ojos y como si lo hubiera invocado, Haru entro por la puerta trasera del lugar con otra caja, su mirada se poso en nosotros pero no hacía ninguna expresión, nunca me había sentido incomoda por tomar la mano de alguien. Caminaba donde estaban las otras cajas sin dejar de mirarnos, al llegar a su destino, dejó en el suelo la caja con las demás y se puso de rodillas para abrirla.
Llevaba una playera blanca en cuello en v, sudaba aunque estuviera haciendo frío, sus labios estaban rojos al igual que sus mejillas, y el sudor bajaba de su frente, no de una manera desagradable, era realmente sexy- ya estámos aquí -dijo Alex para sacarme de mi trance-
—¿en serio? -dijo sarcástico sin dejar de mirar la caja recién abierta, no puede evitar sonreír-
—¿en que ayudamos? -dije para que no comenzara una pelea, ese sería mi objetivo del día por el resto de la semana, evitar peleas. Al escuchar mi voz Haru dejó de buscar en la caja, y me miró, me sonroje al instante-
—puedes abrir las cajas y tú, traer las que faltan-
—no voy a seguir ordenes tuyas
—entonces no hagas nada -dijo tranquilamente, Alexánder no supo que contestar, me miró molesto, le sonreí y caminé donde el asiático para abrir las demás cajas-.

Cómo era de esperar no fue fácil lidiar con los dos, el primer día pelearon por que a Alexánder no le gustaban las ideas de Haru, solo se burlaron el uno del otro, el segundo día se pelearon porque Alex cambiaba los copos de nieve blancos por muérdagos, el tercer día mi fastidioso novio arruinaba todo a propósito, rompiendo varias cosas, Haru se hartó y casi llegan a los golpes. Ya no podía seguir separándolos o cuidando que no trataran de matarse.

—¡Ya quiero terminar! -se quejaba el rubio- debería estar jugando fútbol y no haciendo cosas de niñas
—si no te gusta, vete, solo estorbas -dijo algo en japonés, Alexánder iba directo a él, Haru estaba en el suelo revisando la única caja que quedaba, al ver al rubio aproximarse a él, se puso de pie, dejé a un lado un adorno y me puse en medio de los dos-
—¡ya basta! -ambos se quedaron callados pero no dejaban de mirarse enojados- ya me harte, Alexánder si no quieres estar aquí deberías irte
—no te dejare sola con él -me miro y levanto las cejas-
—vamos amor -rodee los ojos y acaricie su rostro- es mejor que me dejes esto a mi, no te preocupes -le di un apasionado beso, Haru volvió a aquella caja- ¿crees que a días de que se vaya lo voy a arruinar? -susurre-
—espero que no -sentenció y se fue, me sentí un poco incómoda, pero seguí en lo que estaba-
—gracias -dijo sin mirarme-
—¿por que?
—por hacer que tu novio se fuera
—no hay problema, solo nos atrasaba
—te ves muy feliz con él -sonrió sarcástico-
—soy feliz con él -traté de sonar natural-
—claro...
—deja de ser sarcástico
—esta bien -dijo borrando la sonrisa de su rostro-.

No volvimos a dirigirnos la palabra durante los últimos dos días, simplemente decorábamos, los dos en silencio con un poco de música y regalándonos sonrisas de vez en cuando, era relajador pasar un tiempo a solas con él sin tener a Alexánder alrededor, pero era triste a la vez. Me hubiera gustado tener una historia diferente, donde los dos termináramos juntos en el baile.

—¡Wow! -exclame satisfecha al ver el lugar, las pequeñas luces blancas navideñas adornaban muy elegantes junto con los copos de nieve brillantes, y las esferas doradas colgando dando más luz al lugar, y el pino enorme color blanco con adornos dorados y regalos falsos alrededor era hermoso-
—terminamos -dijo orgulloso-
—espera, la estrella del árbol esta chueca -tomé la escalera y la puse frente al árbol, pero no alcancé, me puse de puntitas y casi caigo, Haru fue a mi rescate, me cargo como a una princesa, estábamos tan cerca... Me besó, yo correspondi el beso, y después de unos segundos me solté y salí corriendo de ese lugar, mi corazón estaba acelerado y mis ojos con lágrimas.

Últimos capítulos

El Chico AsiáticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora