Adios Haru

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Íbamos en el auto de Sofía a punto de colapso, la chica manejaba y yo trataba de buscar alguna pista donde pudieran estar.
—Es inútil -dijo ella tragando un nudo-
—debemos... debemos seguir -saque con miedo esas palabras- no quiero que le haga nada a Haru
—no creo que lleguen a más de golpes
—pero son tres contra uno, eso me enferma
—Haru puede con ellos, lo demostró cuando peleó aquella vez
—pero lo hizo por mí, por la pelota que me lanzó Alexánder,  él nunca utiliza el Budo para defenderse
—¡eso es! -dió un giro en U, grité asustada-
—¿donde esta? 
—en la escuela, en la cancha de fútbol-
—¡claro!, ni siquiera notamos si no estaba el auto de Alexander-.

Llegamos corriendo, todo el lugar que antes era verde, estaba cubierto de una gruesa capa de nieve, los faros altos de luces alumbraban las siluetas de tres chicos y en medio, el asiático.
Estaba de rodillas, sin su saco, su camisa desabotonada y con sangre, mis ojos se llenaron de lágrimas y corrí hacia él.
—¡HARU! -grité, los chicos giraron y me impidieron el paso, Sofía se quedo pasmada y llevó sus manos a su rostro- ¡dejenlo! - más que suplicar, les ordené, pero me empujaron y caí en la fría nieve-
—¡Alexánder ya basta! -dijo la chica acercándose a él- mírame, ¡mirame! -el rubio obedeció- te quiero... Estaba celosa, ahora sé que todo es una farsa, tú y ella fingieron, ella tuvo que fingir estar contigo para protegerlo y para que la dejaras en paz -cuando la escuche decir eso, miré a Haru, levantó la cabeza lentamente y me miro- te perdonaré si dejas esto
—él me humilló
—¡no! Él solo te ganó una pelea, tú comenzaste esto, ahora terminalo Alexánder o no volverás a saber de mi- el rubio trato de calmarse, miró al asiático- ya madura... La escuela ya se va a acabar, allá fuera en el mundo real no serás nadie si no aprendes a ser mejor persona... Sé que para ti es divertido de alguna retorcida razón, pero solo les estan haciendo daño a dos chicos inocentes -ella me mira y luego a Haruka- tú Reino ya no será nada después de la graduación... Haz las cosas bien Alex... Yo estaré contigo -el rubio mira a Sofía, algo en él le decía que la escuchara, tenía razón, solo era un bully sin otro motivo para en realidad hacerle daño al asiático, pues había dejado de ser divertido hace tiempo-
—ni siquiera trató de defenderse...
esta bien, terminemos esto, chicos, vámonos -sentí alivio, la chica tomo de la mano a Alexánder y me miro sonriendo, susurré un "gracias" y ella un "lo siento", caminaron fuera del lugar y los otros dos detrás de ellos, solo nos miraban con lástima y burla. Cuándo por fin estábamos solos, me puse de pie con dificultad y caminé hacia el asiático-
—Haru -se puso de pie, me lancé a él y lo abrace, pero, reaccionó de una manera que jamás espere, quitó mis brazos de su cuello-
—así que, todo fue una farsa
—lo hice para protegerte
—¿de qué?
—de Alexánder, él me prometió que no te haría nada si yo fingía ser su novia
—¿y le creíste?, ¿a él? -agacho la cabeza, su voz estaba rota, parecía cansado y decepcionado-
—yo sólo quería protegerte
—¿y que pasó? -dijo enojado abriendo los brazos para que lo mirara todo ensangrentado-
—Haru ellos son más que tú, me dijo que conocía gente, que te podría hacer mucho daño -las lágrimas salían-
—¿daño?, ¡tú me hiciste daño! Los golpes que me dieron no fueron nada a comparación de que me destrozaste el corazón, pudiste habérmelo dicho, pudimos salír de esto juntos, pero no querías protegerme a mi, querías protegerte a tí
—¡mentira!
—¡tu sabías que yo podía vencerlos a todos!
—¡entré en pánico, no sabía que hacer, además tú y Sofía eran novios... ¿O también fingían?
—¡pensé que así podría recuperarte!- todo su enojo se esfumó y aparecieron lágrimas- pensé que así volverías a mí -dijo en voz baja- quería pensar que aquí eran diferentes... Pero no, todos mienten a su beneficio, yo...
—Haru te a...
—...quiero volver a casa -no termine el "amo", al escuchar eso, y la manera en que lo dijo, preferí callar y dejarlo ir de una vez, me equivoque, no sé cómo pude pensar que Alexánder iba a cumplir, cómo pude hacerle ésto, desde que llegó aquí sólo recibió burlas y golpes, y él venía escapando de éso; Ya no dije nada y dejé que se marchara, con el corazón roto, el cuerpo roto... Y yo apunto de colapsar en lágrimas, así deje que se fuera, así dejé al chico que ami- adiós Haru -susurre-.

El Chico AsiáticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora