11. Historia sin fin.

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Es Martes, casi mitad de semana. Me despierto sabiendo que hoy voy con Marta, mi psicóloga.

Hora de ir a la escuela, me cambio e higienizo. Escucho una canción y una frase me queda "Nadie de amor se ha muerto" es verdad creo yo, pero no niega que han pasado cosas serias en salud y etc. por amor.

Pido que este día pase rápido, no tengo ansias de el hoy, de verdad me siento triste y decaída, para mi es entendible.

El tiempo en la escuela está pasando un poco lento y eso no me hace sentir mejor, mis compañeros me preguntan qué me pasa y por qué mi cara. QUIERO IRME YA.

Es la hora de arte y pidió que hagamos un dibujo libre, lo hice lo más rápido que pude y la hora se paso más rápido para mi suerte. Ya saliendo de la escuela, yendo a la parada del colectivo voy hablando con mi compañera Rocío con la cual me llevo bastante bien y le voy contando porque justo HOY me siento así, me mira con cara de asombrada y prefiero no entrar en detalles, a lo que me responde:

- Luján, ¿cómo podes contarlo así sin llorar? Yo no podría y me sorprende, sé que han pasado varios meses pero no podría. No entiendo como no perdes la esperanza de volver a sentirlo o tenerlo. Pero supongo que no es nada nuevo para vos, de todas formas, si necesitas hablar con alguien o que solo te escuche yo voy a estar acá para vos.- Pienso bien antes de responderle y no sé qué decir porque entiendo que si digo solo una palabra voy a romper en llanto.

- Gracias ro, pero estoy bien y no te ofendas pero me gusta estar sola, si por ahí queres, nos juntamos a la tarde o cuando quieras. Tenes mi numero y me podes avisar.

Justo llega mi colectivo en la parada y lo único que pido es subirme ahora y ponerme mis auriculares para olvidarme de todo, necesito música por un rato y dejar de pensar.

En el colectivo desconecté mi cabeza con la música. Era la parada para bajarme en casa, me paré y toqué el timbre. Llegue a mi casa y estaban todos, lo que es raro estar los 8 en casa en un día de semana.

Salude y me senté en la mesa esperando la comida, dejé la mirada fija en un lugar y comencé a pensar en Bastían, pasa el tiempo y me hace más falta, siento un lugar vacío en mi. Siento como me sube un ardor por el pecho y voy corriendo al baño, no aguanté y rompí en llanto.

Mamá y mi hermana entran corriendo al baño preguntando qué me pasaba...

- Hoy...Bastían...no puedo- lo dije entre sollozos, no podía hablar bien, me dolía el pecho y solo necesitaba que todo lo malo se acabe.- déjenme sola, por favor.

Agache la cabeza y escuché como se cerró la puerta. Traté de calmarme, me lavé la cara y me senté en la mesa a comer.

Fue un almuerzo incomodo, hablaban muy poco y me miraban con cara extraña, casi no pude comer nada, se me cerró el estómago. Me fui a acostar para dormir siesta un rato, a las 16 tenía que estar yendo al consultorio de Marta.

Suena la alarma a las 15:45, mi mamá viene a despertarme.

- Hija, sé que es difícil para vos, si no queres ir hoy con tu psicóloga, no vayas. Quédate en casa y si queres quédate en cama. Lo que quieras luji.

- Gracias ma, pero prefiero ir con Marta, necesito ir. Pero gracias, te quiero. Gracias por preocuparte ma- digo un poco extrañada.

- Te quiero hija.- sale de mi habitación y comienzo a cambiarme.

Ya para las 16 estaba en la parada del colectivo.

Me quedé pensando en mi mamá, parecía muy preocupada, hay tanto de lo que quisiera hablar con ella pero quizás es mejor no hacerlo, no tengo que cargarle más de mi a ella.

Más temerosa que nunca, no entendía los nervios a entrar al consultorio de Marta, pienso automáticamente en la primera vez que fui...fue mucho peor que esto.

- Hola Lujan, pasa y siéntate conmigo.- paso tímida y me siento en uno de los sillones.

- Hola Marta, buenas tardes. Permiso.- me acomodo bien y suspiro.

- No quiero preguntar nada, ya el jueves me habías dicho que fecha era hoy y por lo que veo en tu libreta no escribiste mucho y quiero saber cómo te sentís, quiero que me cuentes porqué estás acá. Creo que ya es hora de hacer eso Luján ¿qué me decís?

- Mmm, bueno...es que, es difícil para mí-hago una pausa- pero sí, quiero hacerlo.

- No hay más que decir, empecemos. ¿Luján, por qué estás acá?- pregunta tomando mi libreta.

Respiro hondo y aguantando las ganas de llorar comienzo a hablar.

- Bueno, no sé cómo empezar. Soy Luján, estoy acá porque tengo una especie de trauma en mí o no sé como describirlo.

Tengo o tenía un novio con el que llevaba 1 año ya, una vez, un viernes 27 de Mayo de este mismo año, con mi novio fuimos a dar una vuelta por el centro de mi ciudad, en remis estábamos volviendo del centro ya era de noche, íbamos a comer en su casa- siento subir el ardor del llanto- cuando frenamos en un semáforo que estaba en rojo, yo iba del lado de atrás del asiento del chofer y él a mi lado de la parte del acompañante. El semáforo se puso en verde y avanzamos, estábamos a mitad de la calle cuando por el lado derecho del auto nos choca un auto que venía a toda velocidad.

Desgraciadamente no recuerdo nada más de esa noche después de mi grito y la cara de Bastían.- paro, no puedo seguir, tengo un nudo en la garganta y ganas de ir corriendo a esa noche y cambiar todo.

- Perdón Marta, no puedo.

- Tranquila Luján, vos podes. Vamos que yo estoy acá.

- Está bien. Sé que me desperté una semana después en el hospital de mi ciudad porque me contó mi mamá. Desperté asustada, ahogando un grito de "Bastían", pregunté por él varias horas y nadie me decía nada, estaba cada vez más nerviosa, nadie me decía donde estaba mi amor, mi novio. Temía lo peor pero también tenía la esperanza de que me digan que estaba bien, pero no me decían nada.

Cuando me vinieron a dar mi diagnostico, estaba mamá conmigo y mi hermana más grande felices de saber que había despertado y que no estaba mal o muy mal. Me había quebrado el brazo derecho, tenía una fisura en el tobillo. Algunos golpes en la cabeza y la espalda, tenía hematomas y moretones grandes pero nada necesario de una operación. Gracias a Dios y a la gente que me atendió, estaba bien.

Una Corriente Mágica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora