El cuarto estaba lleno de velas con aroma a canela, mis velas favoritas pero el no lo sabía.
Habia peyalos de flores; rojas y blancas.
Al fondo logré distinguirlo parado con una mano en el bolsillo de su traje y la otra sosteniendo un gran ramo de rosas rojas.
Tanto él como yo, comenzamos a caminar hacia nosotros mismos. Cuado llegue a él no sabia como reaccionar, es decir, jamas habia hecho alguien esto por mí.
No me di cuenta de que foma estaba reaccionando mi cuerpo involuntariamente hasta que Carlos tomó mis mejillas en sus manos y limpió unas lagrimas que corrian por ellas.
-Espero que estes llorando de felicidad y no por estar pensando como rechazarme sin que yo salga muy lastimado
Esboze una sonrida calida y rapidamente lo tomé por la nuca y lo atraje hacia mi para besarlo, un beso que necesitaba y que estaba convencida de que aclararia sus dudas.
-Descuida, Carlitos. En estos momentos soy la mujer mas feliz del universo, no tengas duda de eso.
Carlos volvió a estrecharme en sus brazos y me dio un pequeño beso sobre el cabello.
A la mañana siguiente desperté aun en la habitacion de Carlos.
En la noche nos dedicamos a comernos el sushi que compre y ver películas.
-Carlos, me da pena tener que despertarte pero solo quería avisarte que yengo que irme, creo que hoy mis papás estarán en casa dentro de un rato, espero que no esten para cuando yo llegue.
Al final que terminé de decir eso me retracte un momento ya que comencé a pensar que no tenía porque haberlo aburrido con tantas explicaciones.
Al llegar a casa, desee con todo mi corazon que no estuvieran pero debido a que la vida me odia, no pasó como yo esperaba.
