TRELOS (A Temporary Shelter)

.5 (La familia de Aarón)

EL JOVEN GRANJERO LOS LLEVA A SU CASA. Es de madera únicamente y sólo un piso aparte de la planta baja. Es bastante ancha y termina en pico como la típica casa norteamericana. Los hace pasar y los sienta en el comedor que es una mesa larga de madera clara. La casa en sí es hermosa, y clásica, cada detalle es delicadamente formado en la madera tallado con maestría, y justo al fondo de la cocina, un Cristo muy grande y magnifico está esculpido en un árbol muerto dentro de la casa. El Cristo se extiende con el cabello largo como volando en el aire, su mano izquierda se amplía hacia adelante con poder. Y sus piernas se funden con el tronco enorme donde se sostiene.

—Siento que he visto este sitio antes —dice Stiles y mira todo con nostalgia.

—Tomen asiento —les pide el muchacho granjero.

Derek y el castaño toman asiento en la mesa.

—Gracias por ayudarme con esto, mi esposa es la que sabe pero ella no está —informa el hombre joven—. ¿Quieren algo de beber?

—Agua simple —pide Derek.

—Yo igual —dice el castaño.

—¿Y cómo se llaman? —pregunta el hombre mientras les sirve los vasos con un poco de hielo del refrigerador.

—Derek.

—Stiles.

—¿Edad? —pregunta el hombre tomando un vaso de agua también.

—Treinta y tres.

—Veintisiete.

—Yo tengo treinta —responde el joven granjero. Su cabello casi rubio brilla con el sol al igual que su piel enrojecida con ligereza.

El de ojos verdes casi se atraganta con el agua. Es obvio que era joven pero no se esperaba algo como eso.

—Es más joven que tú Derek —celebra con sorna el castaño.

—¿Estás bromeando cierto? —pregunta el moreno con pasmo al joven campesino.

—No —dice y toma de su vaso de agua.

Se oye como la puerta de la casa se abre y se cierra. Y los pasos sobre la madera resuenan. Una mujer se presenta en el marco de la cocina, usa un vestido blanco, casi transparente, está impecable. Y tiene unas sandalias sencillas y un sombrero grande de palma seca que incluso le da un aspecto más distinguido. Ella tiene unos ojos muy brillantes y unas pestañas largas, además de una sonrisa amplia que destella felicidad.

—Hola preciosa —le saluda el joven de treinta y se acerca a ella para tenerla entre sus brazos y la besa.

El Hale no puede dejar de verla.

—Derek... —carraspea el castaño y le da un codazo ligero en las costillas.

—¿Qué? —reclama pero no deja de mirarla.

—No la veas —le dice un poco serio.

—¿Por qué?

—Su esposo está ahí —subraya el castaño.

—Hola, ella es Elisheva —le dice el muchacho—. Querida, ellos son Derek y Stiles. Estos chicos me ayudaron con Manchas en su parto. Todo estuvo perfecto.

—¿En serio? ¡Me lo perdí, es una pena! —comenta ella con un poco de tristeza, pero igual está alegre de que haya salido bien el asunto—. Gracias por la ayuda. Se ven muy jóvenes para saber de animales de granja.

—Mira quien lo dice... —susurra Derek y Stiles le da un codazo de nuevo—. Déjame.

—Amor, tienes veintitrés —le dice su esposo con una sonrisa.