.10 (Llamado al Carrusel)

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—Sé que en el fondo querías venir Theo —le dice su padre al rubio, ahora tiene diez.

Visita la casa del Stilinski al menos dos veces al año, cuando se lo pueden permitir, casi seis veces.

—El viaje fue muy largo desde Los Ángeles hasta aquí, es por eso que a veces no quiero venir, eso es todo papá —dice el blondo bajándose del coche con un libro en las manos.

—¿Y entonces por qué decidiste aparecer esta vez? —le pregunta su padre mientras le lleva con las manos en los hombros directo hasta la puerta de la casa.

—Pues porque... —Theo lo piensa. Cree que es porque se siente mal de haber faltado las veces anteriores—. No lo sé, sólo vine.

—¿Están listos? —pregunta la madre de Theo. Es una mujer de un metro con setenta y cinco centímetros de estatura. Su nariz es pequeña y sus ojos son azules.

—¿Por qué estaría listo? —pregunta el puberto.

—Pues porque ellos son como la familia. Debemos de estar presentables —le susurra su padre, el mide un metro ochenta y tres, tiene la nariz grande y los ojos marrones.

Quiere negarlo, pero el rubio sabe que al ver al puberto Stilinski siente cierta emoción dentro de él.

—¡Qué bien que han venido! —exclama el castaño, su cabello es corto, sus dientes ligeramente chuecos, su nariz un poco más grande, pero sus ojos más vivos y brillantes, sólo un poco, cada año es como si brillaran una pizca más.

Theo sonríe por educación.

—Entonces... —Empieza el castaño con timidez mientras caminan en medio de un sendero (en el bosque cercano) después de la comida—. ¿Cómo estuvo el viaje?

Stiles se limita de ver a Theo, viste un pantalón formal color beige bien planchado, y unas botas color cafés de toque infantil. Además de una camisa de un color muy claro de marrón, casi blanco. El rubio usa un pantalón de vestir de color azul marino, una camisa de cuadros de azul pálido, y unos zapatos negros pero casuales.

Theo no es mucho de conversar, pero, decide que debería ser social, no le gustaría parecer grosero.

—Pues, fue algo largo, pero no estuvo mal. ¿Sabes? Hay muchas cosas bonitas en el camino, y por aquí siempre está, muy soleado, y así... —Hay un silencio—. Creo que, si viniera a buscar tu casa yo solo, me perdería.

—¿Por qué buscarías mi casa por tu cuenta? —le pregunta el castaño y le mira de lado.

—No lo sé —dice con los hombros arriba—. Tal vez algún día quiera venir, por cualquier razón. Cualquier cosa puede pasar.

—¿Y por qué te perderías? —le cuestiona el chico.

—Haces muchas preguntas —dice un poco exasperado. Pero siempre ha sido educado. Suspira—. Tu casa está prácticamente a la mitad de la carretera. Podría ser cualquier camino, en cualquier parte.

—Eso es lo mágico de mi casa —le dice el castaño con un brillo poco común en sus iris. Le sonríe a su amigo.

—¿Mágico?

—Sí, es un secreto dónde se ubica. Sólo alguien especial puede venir aquí —explica mientras empieza a caminar hacia atrás—. Porque está cerca del bosque, y cada ser vivo es nuestro aliado —musita.

—¿A qué te refieres? —le pregunta confundido el otro, el castaño sale corriendo dentro del gran follaje que se abre antes ellos—. ¡Stiles!

TRELOS (A Temporary Shelter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora