02.

2.5K 299 201
                                    


Lu Han

No podía creerlo.

Simplemente, no podía creerlo.

Me habían informado que iba a tener un compañero de habitación, pero nunca me imaginé que sería Oh SeHun, mi platónico de toda la vida.

Recuerdo cuando le dije a mi mejor amigo, Baekhyun, que me sentía atraído hacía semejante hombre. Baekhyun me dijo que era prácticamente imposible que mi platónico y yo llegáramos a entablar una relación siquiera amistosa, dada mi timidez.

Pero yo creía que más imposible era que Baekhyun se juntase con su platónico Park Chanyeol, el famosísimo cantante de la SM.

Así es la vida, todos tienen una estrella inalcanzable que desearían tener entre sus manos.

Cuando tuve a SeHun en frente no supe qué hacer. No sabía si le iba a agradar mi presencia o si mi tono de voz le iba a disgustar.

Entonces hice lo que mejor sé hacer, mantenerme en un lugar en silencio, sin ser notado. No duró mucho puesto que el amor de mi vida me habló.

Sí, el amor de mi vida me habló.

Ya me puedo morir en paz.

Cuando las luces se apagaron, me hice una lista mental de cosas que debía hacer ahora que SeHun dormía al otro lado de la habitación.

Despertarme más temprano, para así observarlo dormir. No sabía a qué hora se levantaba el susodicho. Al día siguiente me levantaría a las seis de la mañana a comprobarlo. Cepillarme los dientes apenas abra los ojos, no podía permitir que en ningún momento Sehunnie me sintiera mal aliento, no señor. Ponerme bonito, nunca me había preocupado mi aspecto. SeHun nunca me había mirado. Pero ahora me vería todos los días. Es mejor prevenir que lamentar. Dejar poco a poco mi timidez. Rogarle a Dios por qué mi lengua no se trabe. O que al menos pueda tener una conversación decente con mi futuro esposo.

Al día siguiente, cumplí con los tres primeros puntos de mi lista. Sólo faltaba el último.

Tomé valentía de, la verdad no me pregunten porque no sé. Y lo desperté lucía muy lindo recién despierto. Parecía un niño que esta aburrido de levantarse todos los días temprano para ir a la escuelita.

Cuando se levantó con prisa, no lo interrumpí. Ni le dije que podía ir en pijamas a comer.

Estaba demasiado embelesado. Viendo cómo se movía tan rápido, como cargaba elegancia en cada paso. Como se veía guapo hasta frunciendo el maldito ceño.

Cuando llegamos a la cafetería tomé un pote hondo de palomitas de maíz y lo llené de papas fritas y me dispuse a observarlo comer mientras yo me atragantaba con grasa.

Él me miró raro. Supongo que le incomodaba ser observado. Decidí dejar de hacerlo.

Pero sólo por ese momento.

— ¿Te sientes incómodo? —me preguntó, mientras tomaba lo que quedaba de su jugo de naranjas natural. Sin endulzantes. Estaba apuntando todos estos datos en mi disco duro.

Negué repetidas veces.

Lo último que quería era que pensara que estoy incómodo con él. Pero debía aceptar que mi corazón no dejaba de palpitar más rápido de lo normal con su sola presencia.

Ya mi ritmo cardiaco comenzaba a hartarme. ¿No podía simplemente calmarse? Maldito corazón que no coopera.

— ¿Cuántos años llevas estudiando aquí? —preguntó, otra vez era él, él no dejaba que la conversación muriera y eso me gustaba. Bueno. En resumen me gusta todo de él.

¿Por qué Lu Han?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora