13.

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Yixing.

Estaba dejando una nueva notita en el casillero de Minseok. Ahí decía que sería la última. Observe la nota caer entre las rejillas de la parte superior de la caja de metal.

Sabía que el chico estaba loco por JongDae y no había nada que yo pudiese hacer para competir contra eso.

— ¿Qué haces? —una voz meliflua me sobresalto, haciéndome dar un pequeño brinco de sorpresa.

Giré y me llevé la sorpresa de mi vida. El corazón me dio un vuelco y me comenzó a latir como loco cuando vi a Minseok parado detrás de mí.

—Hola...—Mis mejillas ardían, me estaba muriendo de la vergüenza. ¿Me había visto meter la nota a su casillero?

No me sorprendía que hablara. Ya lo sabía. Y podía apostar que me enteré antes que sus amigos.

Mi "papá" me había informado de ello. Él era su médico.

—Estaba esperándote. —hablé. —Como presidente del poblado estudiantil quería saber que estuvieses bien. —Zhang deberías ganar un premio en mejor actuación. Esa excusa me había quedado buenísima.

—Oh... —enredaba sus dedos con los bordes de sus mangas. El abrigo le quedaba realmente grande y las mangas eran más largas que sus brazos, eso lo hacía ver más tierno de lo que ya era. —Sí, todo está en orden. —me regaló una sonrisa nerviosa.

Le daba gracias a Dios que mis piernas se encontraban pegadas al suelo como el hierro porque con esa sonrisa ya estaría yo de rodillas pidiéndole clemencia al peli naranjo.

Era mi primera vez hablando con él y me había quedado tan rápido sin palabras que me avergonzaba de mí mismo.

—Bueno... Entonces...S-supongo que...—miraba a todos lados buscando que decir, el chico frente a mí me ponía nervioso como el infierno. —Si estás bien entonces, nos vemos. —Día media vuelta y comencé a caminar.

— ¡Espera! —sentí un jalón en mi camisa. Giré y mi mirada dio con un Minseok sonrojado que aún sostenía el borde de mi camisa. —Yo... Yo... Yo quería agradecerte.

Awwwns, que tierno. ¿No podía simplemente tomarlo, llevármelo para mi casa y tenerlo en mi habitación como un peluche para abrazar por la noche? ¿No? Okay.

Sus ojos se encontraban clavados en el suelo. Tomé su barbilla entre mi índice y mi pulgar levantándola.

—No hay de qué.

—Ahg... Yixing... Más.

Los gemidos de Minseok eran como música para mis oídos. Una suave armonía que adormecía todos mis sentidos.

Empujé más fuerte y más profundo dentro de él. Minseok bajó su mano y acarició su miembro acelerando el orgasmo que estaba a poco llegar.

Me incliné hacia él y junté nuestros labios nuevamente. El sabor dulce que tenía Minseok me tenía adicto y él era la droga.

Su mano libre subió por mi espalda, rozando suavemente la piel, dejando un ligero camino de placer a su paso. Llegando a mi nuca, enrollando y jalando mis cabellos con sus finos dedos.

Un gruñido se me escapó. Joder que me encantaba.

Su boca nunca abandonó la mía y nuestras lenguas siguieron batallando en una guerra de control de nunca acabar. Los chasquidos de nuestras bocas y de nuestros cuerpos uniéndose se hacían escuchar en toda la habitación. Al acercarse más al clímax los gemidos de Minseok aumentaban de decibeles y su espalda se arqueaba un poco más.

¿Por qué Lu Han?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora