Capítulo 2

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Matías

La fiesta apenas había empezado y no veía la hora de irme. En algún momento después de que mi hermana se fuera toda la energía se dreno de mi cuerpo. Estaba muerto. Cosa extraña en mi. Probablemente este a punto de enfermarme.

Busqué a mi hermana para decirle que nos íbamos y, sin embargo, fue a Frani a quien encontré. Era como un imán para mi. Siempre lograba encontrarla. Donde fuera.

Me acerqué a ella y pregunté por mi hermana.

-¡Oh no! No seas igual de aguafiestas que ella ¡Baila conmigo!- gritó mientras me tomaba de las manos.

Una corriente me recorrió calentando todo mi cuerpo empezando por donde sentía su piel. Mi corazón comenzó a acelerarse con nerviosismo y mi cerebro a imaginar cosas que seguro nunca pasarían. Ya no me sentía tan cansado.

De repente lo que dijo Frani llamó mi atención.

-Espera, ¿Viki? ¿Aguafiestas?- Conocía a esa pulga desde hace dieciséis años y, si estaba seguro de algo, es que era totalmente lo opuesto a una aguafiestas -¿Por qué? ¿Le pasó algo?

No pude evitar preocuparme. Mi hermana era una chica muy alegre, pero también muy sensible. Era muy extraño no verla saltar por todos lados, y más en una fiesta.

-Esta en la cocina comiendo.

-¿Qué? Por dios, esta chica... -murmure irritado mientras me volvía hacia la cocina pero Frani me tomó de la muñeca impidiéndomelo.

-No vayas. Quédate conmigo- dijo con un puchero.

- Pe-pero...- su comportamiento me dejo sin habla. Jamás me había dicho algo así. Ni de cerca. Quede como un imbécil tartamudeando y boqueando igual a un pez.

-¿Te quedas aquí conmigo y la diversión o vas con Victoria a comer a la cocina?- preguntó cruzándose de brazos y mirándome con el ceño fruncido. Si no la conociera bien diría... que esta celosa.

Mi cuerpo agonizaba. Todos mis miembros se sentían pesados y mis musculosos me rogaban por una cama para descansar. Sin embargo, ni lo dudé. No podía desaprovechar una oportunidad así.

-¿Siquiera es necesario preguntar?

Frani me mostró la más encantadora de sus sonrisas. Dejé de la lado el hecho de que estaba algo bebida y llene mi mente con cursiladas propias de una niñata.
Era la primera vez que me sonreía así.

¡Dios! ¡Matías! ¿Quieres escribir un poema también? ¡Cálmate y baila con ella!

No intenté ser sexy. Tampoco agarrarla y frotarme contra ella. Ninguno de los dos era así. Sólo baile, como normalmente lo hago con mis amigos.

Me gustó como no temía a ser yo mismo frente a ella. Me gustó que a ella le agradara mi baile y riera mientras intentaba imitarme. Me gustó descubrir que éramos tan compatibles. No existían momentos incómodos entre nosotros. Era como si nos conociéramos de toda la vida.

No paso mucho tiempo hasta que nuestro baile paso a ser una especie de competencia de quien era el más ridículo. Mirándola, me daban ganas de lanzarme hacia ella y comerle la boca. Molestaba contenerse.

No pensaba dejarla ganar. Empecé a hacer movimientos de ola con todo el cuerpo. Dos para la izquierda, dos para la derecha. Frani se ahogaba de la risa. Me encantaba hacerla reír así que continué con una mezcla de Elvis y Michael Jackson. Luego algo que parecía hip hop, terminando con una especie de danza de mono furioso.

Frani apoyo una mano en mi hombro mientras se inclina hacia delante dominada por la risa. Me detuve mientras su alegría se me contagiaba.

-Dios -suspiró entre risas, tomando aire. Se limpió unas pequeñas lágrimas de los ojos mientras me miraba encantada- Definitivamente debo pasar más tiempo contigo.

Sentí que mi corazón se detenía. Mi sonrisa se ensancho inmediatamente después de procesar lo que dijo. Ella me contempló por un momento y luego su mirada bajo a mi boca. El tiempo se detuvo.

-Frani...

-¡Matt! Imbécil, aquí estas. Te busque por todos lados. ¿donde coño te metiste?- grito sonriente Nicolás pasando un brazo sobre mis hombros. De repente pareció notar la presencia de Frani y se enderezo, adoptando una postura que tenía estudiada para resaltar sus músculos. -Oh. Hola bombón, ¿la estas pasando bien?

No soportaba ver como lo miraba a él. Me di vuelta sin siquiera echarle un vistazo y fui a buscar a Viki con los puños apretados.

Ya estaba harto de esta fiesta. Por primera vez en mi vida prefería ir a la cama. Casi se me cerraban los ojos del cansancio. Lo único que todavía me mantenía en pie eran las ganas de largarme.

Me voy.

Con o sin ella.

Pecadores - EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora