Capítulo 3

10 1 0
                                    

Marcos

-Esa mancha no sale- me di vuelta lentamente y le dirigí la peor de mis miradas. La chica estaba sentada sobre la mesa de la cocina mientras comía una pata de pollo con la mano- ¿es vino, no? -continuó sin inmutarse- No importa cuanto lo intentes no saldrá.

Proferí una sarta de maldiciones mientras tomaba la campera hecha un bollo y la tiraba a la basura bruscamente.

-Eeeh, que no saga no quere deci que no siva. Te matendrá caentito igual- digo con la boca llena.

Que asco. Dios. El día no hacía más que empeorar. Apreté la mandíbula ignorándola y fui a buscar una cerveza. Abro la heladera y no hay ninguna. Cierro con violencia. Necesitaba golpear algo. Con urgencia.

-Aunque tengo que admitir que era una hermosa campera. Yo que tu también estaría molesto. Si quieres... puedo tratar... de sacar la mancha- dijo entre mordiscos.

¿Acaso era estúpida? ¿No se daba cuenta de que no estaba de humor? Si no se callaba de una puta vez no respondería de mis actos.

-Mierda, ¿qué haces?- entra en la cocina Matt molestó. Él tiene peor cara que yo. Parecía que en cualquier momento podía desplomarse en el piso. Le sacó de la mano la pata de pollo a la chica y la tira a la basura con asco.

-Ey...- ella protesta.

-Nos vamos.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Ahora- la corta. Parecía que yo no era el único con un humor del demonio.-Eh, Marcos ¿todo bien?

-No. De hecho es una de las peores noches de mi vida- contesto molesto mientras estrechó su mano- ¿la conoces?

-Somos dos ¿A ella? Por desgracia si, es mi hermana.

-No sabía que tuvieras hermana.

-Me mantiene oculta en el sótano de la casa para no avergonzarlo- comenta entre risas. En otro momento me habría reído. Hoy no. Estaba realmente de muy mal humor.- Soy Victoria.

Alzó la mano para saludarme con una sonrisa manchada de grasa. Me quedé mirando su mano, más precisamente, sus dedos sucios. No pensaba corresponder el saludo.

-Marcos. Adiós Matt. Ya no aguantó esta fiesta. Nos vemos el lunes en clase.

-No vemos.

Salí de la cocina luego de un asentimiento de cabeza en su dirección. Me dirigí directo a la puerta de calle.

-¿Mark? ¡Mark! -Esa estúpida manía de llamarme así, por Dios. Mar-cos. MAR-COS. ¿Es tan difícil?

Acelere el pasó. Era la última persona que quería ver en este momento.

-¡MARK!- odiaba cuando gritaba así. Esto iba a terminar mal. Estaba a punto de entrar a mi auto y largarme cuando siento su mano en mi brazo deteniéndome.

-Por favor Emily, ahora no.

-¿Estas enojado?- Me di vuelta y la miré.- Woo, estas mas que enojado.

Si que me conocía bien.

Me miró a los ojos seductoramente- ¿Qué te parece si te ayudó a descargar tanta energía?- dijo mientras acariciaba mi pecho con sus manos.

-Emilia- odiaba que la llamará así, pero tenía que entender que no era un buen momento para sus jueguitos.- Ahora. No.

-Pero.. ¡¿qué mierda te pasa?! Te recuerdo que yo te regale esa campera. ¡Puedo comprar otra igual por Dios!

-¡No es por la maldita campera!- rugí. ¿Qué pasaba con la chicas que cuando estabas como el demonio siempre querían saber más en vez de dejarlo estar?

-¡¿Entonces porqué?!- la gente se paraba a nuestro alrededor y nos miraba. Estábamos montando un espectáculo.

-Hablamos mañana.

-Ah, no. No escaparas. Aquí y ahora Mark, ¡aquí y ahora!

Nunca me molesto ponerme de novio con una chica tan temperamental. Yo era el tranquilo, el que la calmaba a ella. Pero hoy... hoy estaba tan furioso que su actitud no hacía más que empeorar la mía y viceversa.

-¿Quieres saber porque? ¡Bien! Estoy enojado, no, furioso porque me canse de ver como te paseas como una gata en celo en frente de los demás.

-¿Qué?

-¡Lo que oíste! Sales conmigo y te portas como una puta con Nicolás. Pues ¿sabes que? Estoy harto. Si tantas ganas tienes de coger, ve con él. Después de todo solo estas conmigo porque no lo consigues a él. Me canse de ser tu "peor es nada". ¡TERMINAMOS!

Me doy vuelta bruscamente y entró en mi auto con un portazo. Aceleró a fondo y salgo disparado fuera de allí. Me inunda una extraña sensación de placer cuando miró por el espejo retrovisor y veo que Emily sigue parada donde la dejé, mirando como mi auto se aleja.

Pecadores - EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora