Capítulo 4

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Franchesca

No lo podía creer. Nicolás estaba hablándome ¡Nicolás! Alucinaba.

Es decir, literalmente alucinaba. Me estaba comportando como una estúpida. Contestaba con monosílabas y tartamudeaba. Más de una vez me quedé mirándolo sin prestar atención a lo que me decía, provocando situaciones realmente vergonzosas. Al menos para mi, él parecía disfrutar la situación.

Oh. Por. Dios. Disfrutaba de mi compañía.

-¿Franch?

Oh por Dios. Ahí va de nuevo. Mi nuevo apodo. Adiós Frani. Ahora soy Franch. Era tan sexy cuando lo decía. Dios, Dios, Dios.

-¿Franch?- volvió a preguntar mientras acercaba su rostro al mío. Mierda. No preste atención otra vez. Aunque debo admitir que era realmente difícil hacerlo.

Estaba apoyada contra la pared y él se paraba en frente mío, acorralándome, con su antebrazo sobre mi cabeza. Tenia su rostro a escasos centímetros del mío y me miraba con una media sonrisa divertida. Me quedé mirando sus labios.

¡Dios Frani tienes que dejar mirar telenovelas! ¡Afectan tu vida amorosa real! ¿Es que no aprendes?

-A-ah.. y-yo... - Como todo lo bueno, duro poco.

Emilia, o Emiau* como me gustaba llamarla, se metió en entre nosotros y comenzó a besarle, la muy puta. ¡Tenía novio!

Veo como Nicolás le corresponde el ardiente beso y cierro los ojos con frustración. Los miró de nuevo y aprieto la boca con furia. Ni siquiera tenían la decencia de besarse en otra parte, ¿justo frente a mi tenía que ser?

La cosa se convirtió rápidamente en segunda base.

-¡Oigan! ¿Porque no van a una habitación?

-Buena idea- contestó rápido Emiau mientras lo empujaba a las escaleras.

- Espera, ¡Franch! ¿Por que no... subes también... y te muestro mi casa?

- ¿Qué?

-Mh -maulló el gato- no me importa compartir.

- Es broma ¿cierto?- jamás aceptaría. ¡¿Un trío?! Jamás. Nunca. Pero... Tenia que admitir que me sentía algo alagada. De repente no me caía tan mal la zorrita.- Oh no, lo siento.

Vi como se volteaban igual de felices que antes y de un arranque de celos hable sin pensar.

-¡Pero lo dejamos para otra! ¿si?- me abofetee mentalmente por sonar tan desesperada, sin embargo no parecieron notarlo. Ambos me sonrieron con una perfecta expresión de "Dalo por hecho". Acto seguido subieron las escaleras y se perdieron por los pasillos del segundo piso.

Mierda ¿en que me metí? Desee con todas mis fuerzas que para la próxima no lo recuerden.

-¡Frani! Nos vamos- vislumbre a Viki siendo arrastrada hacia la puerta por Matías.

-¿Qué? ¿Tan pronto?- dije mientras me aproximaba a ellos- Pero si la fiesta acaba de empezar..

-Lo siento Frani. Victoria y yo nos vamos. Sin quieres quédate, ¿tienes quien te lleve a casa?

Me molestó su comentario. Puede que sea una estupidez pero lo sentí como si me estuviera refregando mi carencia de transporte.

-Malena ¿La han visto?

- En realidad no nos hemos cruzado con ella en toda la noche. Dudó mucho que siquiera haya venido.

Quería quedarme pero no conocía a nadie en la fiesta. Era o ahora con ellos o después sola en un remis.

-Voy con ustedes- gruñí mientras me cruzaba de brazos y los seguía hacia la puerta.

Era mejor así. No tenía mucho dinero y prefería evitar quedarme sola en un auto con un desconocido. Además si bien la estaba pasando fenomenal, en la última hora no sabía muy bien porque, había estado algo... malhumorada.

Era como si... me molestará lo que hacían los demás.

De repente note que Victoria cargaba algo en sus manos. Parecía una campera y tenía un muy mal aspecto, casi como si estuviera vomitada.

-¿Qué llevas ahí?

-Ah, ¿esto? Le prometí a un chico que se la lavaria.

-¿Por qué?

-No lo sé. Porque puedo.

Victoria. Otra vez siendo la madre Teresa de Calcuta. Puff. Probablemente lo haga para no sentirse tan inútil como siempre... Dios, ¡¿yo pense eso?!

Entramos al auto y Matías comenzó a conducir hacia mi casa. Nadie hablaba. Matt parecía cansado y yo seguía molesta. Viki parecía notar que no estábamos para charla porque incluso ella -alias: bocazas- estaba callada.

Estaba mirando por la ventanilla cuando el auto comenzó a dirigirse peligrosamente hacia la el cordón de la derecha.

-¡MATT!- Escuchó el grito de Victoria y veo con horror como el auto se dirige hacia una farola.
Sin embargo Matías reacciona y frena bruscamente parando el coche medio metro antes de chocar.

-¡¿Qué paso?!- preguntó algo shockeada.

-Yo... Me quedé dormido- dijo con un susurro Matías apretando con fuerza el volante. Sus brazos temblaban ligeramente- ¿Están bien?- preguntó de repente algo alarmado mientras soltaba el volante y miraba a Victoria y luego a mí. Parecía realmente asustado.

-Estamos bien.

-¿Tu estas bien?- preguntó Viki a su vez con voz preocupada.

Matías volvió a mirar al frente y se mantuvo en silencio por unos segundos.

-Creo que sería mejor que por hoy conduzcas tú. ¿Podrás hacerlo?

-S-si, claro.

Cada uno salió del auto e intercambiaron de lugar.

No entendí porque se lo pidió a Victoria. Era mas que obvio que, aún sin auto, conducía mejor que ella.

*Emiau: Emilia + Miau

Pecadores - EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora