Foto: Linus Wordemann como Daniel Durán, hermano de Malena.
Marcos
-¡Hey, Leiva!
Cuando me di vuelta vi a Dan acercarse a mi desde la entrada del estacionamiento. En el instante que vio mi expresión se detuvo en seco.
-Wou, ¡¿que carajo pasó?!
-Desde ayer a la noche que estoy de un humor de perros- gruñí.
-Jamás, en la vida, creí que fuera a verte así. Nunca.- dudó antes de preguntar -¿es por Emily?
-Corte con ella.
-Woohoo, ¡Si! No quería decírtelo pero ¡vaya zorra! Ya era hora- comentó mientras reía de la felicidad. Debió darse cuenta de que no compartía el sentimiento porque de repente se calló.
-Ey tío. En serio, ¿qué te pasa?
No tenía ni idea de como contestar a eso. Lo único que sabía es que me estaba conteniendo para no partirle la cara a mi mejor amigo de toda la vida. Miré mis manos que temblaban de la furia.
-Necesitas golpear algo- afirmó Daniel -Ven conmigo.
Salimos del shopping hacia el parque de la entrada. Seguí a Daniel hasta un árbol. Cuando llegamos se paró a un costado y lo señaló mientras sacaba un cigarrillo.
-Ahí. Golpea.
Miré alrededor algo desconcertado. Quería hacerlo pero era algo nuevo para mí. No me consideraba alguien temperamental. Al menos no hasta hace dos días.
-Tranquilo. Nadie te dirá nada y un árbol es mejor que la pared. No te harás mierda los puños. Vamos, inténtalo. Te sentirás mejor.
Miré al árbol algo indeciso y lance el primer golpe, un segundo después ya no podía parar. Mis puñetazos llovían sobre la corteza. No estoy seguro pero creo que también grité porque cuando me detuve a tomar aire mi garganta estaba rasposa.
Seguía furioso. Con Emily, con Nicolás, con el árbol y con la vida misma. Pero tenía que admitir que me sentía mucho mejor. Mis puños dolían. Los miré y estaban cubiertos de sangre. Esperaba que esto no se volviera una costumbre.
Cuando levanté la cabeza vi a Daniel apuntándome con su celular mientras sonreía.
-Esto quedará para la historia.
De un ataque de bronca tomé su celular y lo arroje al pavimento. Dani se quedo mirando los restos del teléfono en shock. Cuando reaccionó se volteó hacia mi rojo de la rabia. Su cara se camuflaba con su pelo.
-¡¿Qué rayos?! ¡Gilipollas!
-Puedes comprarte otro. Eres rico.
Me miró conmocionado y enojado, sin creerse mi reacción.
-Primero, prefiero el término acaudalado o con buen estatus social. Segundo, ¿los números de todas mis nenas de donde los sacó?
-Mejor aún, ya ni te acordabas los nombres.
-¡No necesito saber sus nombres para coger! Cariño, nena, bombón, ¡todos funcionan!
-No hables como él- escupí con veneno en mi voz.
Cualquier rastro de frustración se borró de su rostro.
-No lo hagas. No lo metas a él en esto- dijo muy serio - Fue ella. Es una puta y lo sabes. Nicolás no tiene nada que ver.
-Se necesitan dos para hacerme los cuernos.
-¡Ni siquiera sabes si pasó algo! Sólo coqueteaban por Dios. No digo que estuviera bien, sólo digo que Nicolás tiene una polla y piensa más con ella que con la cabeza. Emily lo sabía. Tu lo sabías. Lo sabes. No cagues una amistad por eso hermano.
Me quedé en silencio mirando el piso.
-De cualquier forma, ¿qué hacemos aquí?- agradecí el cambio de tema.
-Voy a comprarme una campera nueva.
Daniel asintió y no preguntó. Entramos y fuimos a resolver el asunto rápido. Era sábado y no quería encontrarme con nadie, por eso había ido tan temprano. Desafortunadamente mi deseo no se cumplió.
Nos dirigíamos a la salida cuando Daniel me tomó del brazo.
-Espera, ¿esa no es Victoria?
Seguí la dirección que me señalaba y vi a una chica menuda de pelo marrón y piel morena sentada contra la pared. Parecía estar llorando.
-¿Esta llorando?- pregunto Dani concordando conmigo -Vamos a ver.
-¿Qué? No. Probablemente quiera estar sola.
-Pero..
-Déjala, ya se le va a pasar ¿o qué? ¿Quieres llevarla a golpear el árbol también? Vayámonos.
Dani me miró con fastidio y dirigió lo que parecía ser una última mirada hacia ella. Digo "parecía" porque dio la casualidad de que la chica también lo miró. Apenas sus ojos hicieron contacto con él se levantó bruscamente y comenzó a correr hacia nosotros. Mierda. Si, estaba llorando. Doble mierda. A medida qué se acercaba también pude notar qué era la misma chica de la fiesta, la chica del pollo. Mierda, mierda y más mierda.
Victoria saltó al cuello de Dani rodeándolo con sus brazos. Era de baja estatura y sus pies estaban suspendidos del suelo al menos unos diez centímetros. Mi amigo correspondió el abrazo e intento tranquilizarla. Luego de un momento Victoria se soltó y comenzó a limpiarse las lágrimas de la cara.
-Dani, ¿viste a Malena?
-¿Mi hermana está aquí?- La chica asintió -¿Y porque no esta contigo? ¿Te perdiste?
Su rostro se alegró un poco al oír aquello.
-Tengo dieciséis años Dani, no cinco.
-No lo parece- comenté. Me miró y pareció reconocerme al instante.
-¡Marcos! Hola, lo siento, no te vi. ¿Tu crees? Bueno, puede que haya exagerado un poco..
-¿Qué pasó?- pregunto de nuevo Daniel.
-Arreglamos con las chicas para ir de compras y ya desde el principio estaban actuando algo extraño. La cuestión es que de un momento al otro Malena y Frani comenzaron a insultarse mutuamente y se enojaron, y se fueron, y me dejaron aquí..-susurró triste. No terminaba de entender cual era el maldito problema.
-Déjame adivinar ¿sorpresa matutina?- Victoria asintió. Luego de un suspiro Dani se volvió a mi y murmuró- Escucha, se que tienes un muy mal día pero ¿podrías llevarla a casa? La bestia de mi hermana la abandonó dejándola sin medio de transporte.
Lo fulmine con la mirada. Sus ojos me suplicaban. Miré a la chica otra vez. Estaba observando a su alrededor, ahora más calmada, pero con la nariz y los ojos rojos.
-Me debes una- gruñí y sin esperar respuesta me di vuelta y camine con paso rápido a mi auto.
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Pecadores - EN PAUSA
General FictionVictoria y sus amigos cometieron el error de meterse con la persona equivocada, en el momento equivocado. Ahora ellos están malditos. Cada uno de ellos se encuentra dominado por uno de los pecados capitales. La única forma de lib...