Capítulo 9

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Emilia

Lo sabía. Estaba con Daniel.

Esa maldita garrapata no lo suelta nunca. Ahora estoy más que convencida de que ese pelmazo es gay y está enamorado mi Mark. Apenas habíamos cortado y ya se había lanzado sobre él. ¡Mejor amigo, mis ovarios!

También estaba el pequeño detalle de lo que sucedió con Nicolás. Tenía que entenderme; estaba enojada y dolida, ¡no sabía lo que hacía! Pero eso iba a esperar. Primero tenía que convencerlo de que esto era un terrible error.

Caminé hacia el auto intercambiando una mirada hostil con Durán cuando paso junto a mí. Nunca nos habíamos llevado bien. Debía estar saltando de la felicidad por nuestro rompimiento, pero la felicidad duraría poco. Me aseguraría de eso.

Cuando llegué al lado del auto me incline hacia la ventanilla dejando una buena vista de mis pechos.

-¿Mark? ¿Me dejas entrar?- dije inocentemente.

Ambos sabíamos que de inocente no tenía un pelo, pero si actuaba como siempre no conseguiría nada. Además parecía que seguía enojado. Tal parece que esta vez yo tendría que ser la calmada.

Marcos desbloqueo la puerta sin siquiera dirigirme una mirada. Tragué saliva. A cada segundo la cosa se ponía más difícil.

Abrí la puerta y me senté. Estuvimos callados por unos segundos. Todavía no me miraba. Cuando ya no soporte más el silencio decidí ir directo al grano.

-¿Qué fue lo que pasó? Estábamos bien y de repente te enfureces y terminas todo. No entiendo.

Marcos suspiró. Debió de notar que estaba haciendo un esfuerzo increíble por controlar mi temperamento, porque su postura rígida se relajó un poco.

-Emily, no estábamos bien. Solo era cuestión de tiempo.

-¿De que estas hablando? ¡yo no lo creo así! Además ¿que se supone que es esto? ¿Esta es tu forma de resolver nuestros problemas? ¿Te aguantas todo hasta que explotas y decides terminar? Las relaciones no funcionan así Mark. ¡En las relaciones las cosas se hablan y se resuelven!

-¡Lo sé! Se.. se que hice las cosas mal. Pero no me arrepiento de mi decisión. Tu no me amas Em.

-¡¿Qué?!- esto tenía que ser una broma- Por supuesto que te amo Mark. ¿Es por eso? Tontito-reía mientras le acariciaba la mejilla.

Marcos corrió su rostro lejos de mi mano y por fin me miró.

-No. Si me amaras no actuarias como lo haces.

Hasta aquí llegó mi autocontrol.

-¿Como? A no espera, creo que lo dijiste el sábado. ¡Cómo una puta! ¡Me dijiste puta enfrente de todos allá!

-¡No me culpes por eso! Te dije que no quería hablar y tu insististe.

-¡Eso no te daba el derecho a faltarme al respeto!

-¡Yo no te faltó al respeto! ¡Tú te faltas al respeto a ti misma!

Mi mano salió disparada hacia su mejilla. Jamás habíamos discutido así antes. Él nunca me gritaba. El auto volvió a permanecer en silencio de nuevo. Solo se escuchaba la respiración violenta de Marcos.

-Ya ni te reconozco- admití en un susurró mientras lo contemplaba. Apenas oyó eso apretó la mandíbula y se inclinó sobre mi asiento para abrirme la puerta.

-Creó que deberías irte- su voz era ronca, saturada de rabia.

-Si, creó que seria lo mejor- dije.

No pensaba llorar. No frente al él. Bajé del auto y apenas cerré la puerta aceleró. Salió disparado lejos de mi, otra vez. Mis ojos se llenaron de lágrimas y recurrí a la única persona que me haría sentir bien. Otra vez.


Hola!

A lo largo de mi novela voy a intentar de desarrollar mis personajes de manera que rompan con la imagen estereotipada que se tiene de la adolescencia y de las personas.
Mujeriego, puta, fresita, chico malo, zorra, nerd; nadie es así. Todos somos mucho más que eso, y espero poder expresarlo en mis personajes.
Aquí está Emilia; una chica muy linda que le gusta que los chicos la miren y que no siempre toma buenas decisiones, como cualquiera de nosotros.

Gracias!

Pecadores - EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora