Capítulo 2: El peor error de su vida

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Normalmente uno actúa por impulsos, ya sea por amor, rabia, dolor, inclusive hambre. Suena gracioso pero jamás sabremos de qué somos capaces hasta que nos encontremos con la situación más difícil que nos toque enfrentar. Es cierto que Franky estaba perdidamente enamorado de Dallas pero, ¿sabía el riesgo que estaba por correr? No, no lo sabía. Dentro de su noble corazón albergaba la esperanza de que lo aceptaría y serían felices, de que lo amaría tanto como él protegiéndolo a capa y espada contra todos.

Era un muchacho tan noble que veía lo bueno en donde no lo había, el mayor carecía de bondad y de humildad, ese tipo no se media con nada ni con nadie. Sin embargo, Frank creía que esas actitudes erróneas se debían a la falta de afecto de Dallas. Él se encargaría de darle ese cariño que tanto le hacía falta, quizás nunca debió haberse enamorado de él, pero ¿quién podría saber lo que el destino le depararía?

-Joder Franky, pero ¿tú estás mal de la cabeza? ¿Cómo se te ocurre pensar en algo tan descabellado cómo eso?- Martín no salía de su asombro al oír lo que su amigo estaba planeando hacer.

-Pero ¿qué tiene de malo? Lo peor que puede pasar es que me rechace... total, ya estoy acostumbrado- Frank lo dijo con una voz tan suave y lamentable que por poco hace quebrar la cordura a Martín.

-¿A caso no sabes la clase de persona qué es Dallas? Es un asqueroso homofóbico, por Dios! Que a él le gustan las tetas y las vaginas. ¿Qué te hace creer que tan solo te dirá "no, muchas gracias por tu oferta" y te dejará en paz? Es la peor persona que hay en este mundo, ese tipo no tiene sentimientos Franky, te lastimará- Martín estaba furioso, no con su amigo, sino con el animal por el cual este sufría. Tan solo pensaba, qué es lo que pudo haber cautivado al pequeño para que cayera tan bajo de enamorarse de un ogro como ese.

-Ya basta Martín!- Ahora Franky también estaba enojado, un casi milagro ya que el enfado era algo que el angelito muy pocas veces había sentido. –Dallas no es malo, está solo y confundido, él no tiene a nadie que lo apoye. Por favor, eres mi mejor y único amigo. Ayúdame.- A Martín no le quedó más remedio que aceptar la petición del castaño, pero sabía lo caro que le costaría esa declaración.

-Ash! Está bien! Pero que conste que te lo advertí- Frank no podía estar más contento al saber que su amigo lo ayudaría, de un momento a otro se lanzó sobre los brazos del mencionado mostrándole así su agradecimiento.

Los días pasaron tranquilamente, al menos Frank pudo concentrarse en sus estudios para poder terminar con mucha anticipación la tarea, que junto con su amigo, estaban obligados a hacer. Por otro lado, Dallas se la pasaba de lo mejor, teniendo sexo desenfrenado cada noche con una chica distinta a espaldas de la odiosa de Roxy, ya le estaba comenzando a hartar tenerla siempre pegada a él. A caso ¿no le bastaba con las cogidas que le daba en los baños de la escuela?

Franky junto a Martín se las ingeniaron para conseguir la dirección y hora exacta de la fiesta en casa de la tal Bárbara. Tampoco fue tan difícil, tal parece que era la novedad en toda la escuela y que toda esta estaba invitada, excepto ellos claro. Solo les quedaba pensar que era lo que harían para escabullirse y pasar desapercibidos en la fiesta.

Era viernes por la noche, tan solo quedaba un día para el gran esperado acontecimiento. Los amigos se reunieron en casa de Martín para planear lo que harían al día siguiente.

-¿Tú crees que haya seguridad o alguien que verifique a los invitados?- Preguntó Franky, algo nervioso por lo que estaba por hacer en unas cuantas horas.

-Yo creo que sí, no creo que nos dejen entrar- Eso desanimó un poco al castaño –Aunque... siempre podemos escalar alguna pared y entrar por la parte de atrás ¿no?- Al ojiverde se le iluminó el rostro, deseando que su amigo jamás lo dejara solo.

Ya no aguanto más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora