Cazadores

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Capítulo 06

He visto el libro sobre la cómoda de mi madre, no sé qué está haciendo ahí, si estaba en mi recámara hace unas horas.

No le di más importancia así que solo entre a su recámara y lo tomé.
Seguí buscando la manera de abrirlo pero no la encontré.

Salí sola al centro de la ciudad porque ahí se halla un herrero que cobra barato, tuve que recurrir a una persona que lo abriera con fuerza bruta, porque con inteligencia y mañas no pude.

Llegue a su ubicación, entré y le conté lo difícil que sería poder abrirlo, pero el miró con gestos de confianza...

—Claro que lo abriré señorita, deme un segundo. —me dijo el hombre presumiendo de su fuerza.

Golpe tras golpe daba y nada pasaba, no quería abrir el maldito cerrojo.

—Parece que no abrirá por nada del mundo. —le dije.

—Aún no acabo, deje busco mi herramienta pesada...

Se metió a una puerta que estaba detrás de él y me pidió que no saliera del lugar, que aguardara un momento; lo cual hice porque no quería perder la oportunidad de abrir el libro, quiero saber, y ver con mis propios ojos lo que contiene. Aunque supongo que Alfred lo sabe y me lo puede decir a detalle, pero no quiero. No lo llamaré.

Tan rápido como llegó el hombre, las 3 puertas del taller se cerraron bruscamente y miré con ojos asustadizos al sujeto que estaba frente a mí. No sé quién sea y nunca lo había visto hasta hoy que entré a su taller.

Volteo y veo 3 personas detrás de mí. No logro entender qué está pasando, pero me estoy asustando.

—Ahora sí niña, me llevaré el libro. —me dijo mientras sacaba una pequeña revólver de su chaqueta

—¿Qué me van a hacer?

—¿Qué tipo de pregunta es esa?, niña tonta. —dijo mientras los otros tres tipos reían en mi cara.—Obvio te mataremos. —contestó uno de ellos rápidamente.

Alfred me lo advirtió, debí escucharlo; pero ahora no es momento de lamentarme debo pensar en algo rápido y hallar la manera de salir de esta.

Sigilosamente tomé mi celular del bolsillo y presioné unos de los números que había guardado previamente. El número 1 era para llamar a mi madre, el 2 para llamar a Amanda y el 5 para llamar a Alfred Conway, guardé su número por si cambiaba de opinión y necesitaba llamarlo.

No sé cuál presioné, aun así no podía hablar con quien sea que haya llamado, pero al menos podían escuchar lo que pasaba de este lado de la línea.

—Llegó el momento, matémosla ¿que esperamos? —dijo uno mientras jugaba con su martillo gigantesco.

—Es verdad hagámoslo.

—Bueno, mejor no, Primero hay que divertirnos, ¿no?

El primer tipo corrió hacia mi dirección y trató de golpearme con su martillo, no lo logró pero rápidamente el segundo se acercó y pudo darme en la espalda y caí rendida en el suelo. No podía levantarme.
Me dolía tanto que me solté a llorar, realmente sentía un gran dolor. Parecía que habían logrado romperme la columna, no podía mover mis piernas y no sentía nada de la cintura para abajo.

Yo sufriendo en el suelo y ellos riendo como locos...

Subí la mirada y vi al tipo de la revólver apuntándome con ésta; sentí que era el fin.
No podía creer que todo había terminado tan fácil.
Nunca descubrí nada, no pude saber la verdad y menos saber cuáles eran las siguientes habilidades que podría llegar a tener...

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