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Estábamos en el auto de Jimin, en camino a la casa de Namjoon, el novio de Jin.
Al parecer habría una fiesta para un primo de Jin y sospechosamente, Jimin no quiso decirme el nombre del cumpleañero.

Miré mis pies; la distancia entre la casa de Jimin y Yoongi y la de Namjoon era bastante grande y me aburría rápidamente el recorrido.

Jimin llevaba una camiseta a rayas; blancas y negras. Acompañado de unos jeans negros y unas botas a juego. Yoongi optó por una camiseta estampada y un abrigo a cuadros. Unas zapatillas blancas y unos jeans claros.

Mientras tanto, yo lucía terriblemente mal con mis ojeras y piel pálida. Últimamente estaba durmiendo más de lo normal y mi imagen se deterioraba.

Me acerqué a Jimin, quien estaba conduciendo.

-¿Cuánto falta?-dije aburrido-.

-Unos 20 minutos, Kook -respondió dulce el mayor-.

Me volví hacia atrás frustrado; qué mierda iba a hacer en 20 minutos.

-Podrías escribir un poema o hacer uno de tus tantos monólogos personales -comentó Yoongi como si hubiera sabido lo que pensé-.

Opté por la segunda opción.

Mi vida no era muy interesante que digamos, pero una cosa a resaltar, es que tuve los peores padres del mundo.

Empecemos.

La familia Jeon, era la familia más dulce que fueras a conocer jamás.

Desde sus primeros integrantes hasta los bebés más pequeños.

Esa icónica representación no era la excepción conmigo; pero sí con mis padres.

De pequeños, cada uno por separado, se fue haciendo cruel.

Desde ser competitivo hasta ser petulante.

Cuando mi hermano nació, todo fue felicidad.

Pero cuando yo nací...

Cuando tenía 5 años, anhelaba a mi abuela materna y las dulces galletas que hacía. Sin embargo, a mis padres les pareció gracioso decir que fue mi culpa cuando ésta falleció. Qué lindo.

A los 7 años, mi mente estaba totalmente carcomida; ¿de verdad había matado a mi querida abuela?

A los 8 años, empecé a desarrollar cierto gusto por la literatura, sobretodo las de inclinación sombría. Pero claro, la poesía es para maricas, mejor estudiar medicina. Hice muchos amigos, pero realmente no recuerdo si tenía un mejor amigo ni nada por el estilo.

A los 9 todo empeoró.
Mis notas eran excelentes, sin embargo, las de mi hermano mayor no.

Mis estúpidos padres me castigaban a mí, sin ninguna puta justificación.

Pero claro, él siempre fue el favorito. De todos modos no lo culpo, a mi me hubiera gustado serlo.

A los 10, conocí a Jimin, cuando él le contó a sus padres de lo que mis tutores legales me hacían, me ayudaron. Desde siempre amé a Jimin más que a mi hermano, además, su padre hacía galletas que sabían igual a las de mi abuelita.

A los 11, recuerdo que me caí andando en bicicleta. Vaya día. Rodilla raspada, espalda llena de marcas del cinturón y el corazón roto.

A los 12, mi poesía había mejorado considerablemente, así como mis notas, que eran perfectas. Tenía amigos, mis profesores me amaban. Tenía a Jimin, a Yoongi y a Seokjin. Todo encajaba para mi bien.

Todo menos mis padres, quienes decidieron que a mi me faltaban un par de golpes para...

Ni siquiera sé porqué hacían todo eso.

p o é s i e ; vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora