III. Índigo: (Indigo Enigma) W663

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Especial era la primera palabra que hormigueaba en su cabeza cada vez que este color se precipitaba en alguna conversación. No era común ni mucho menos célebre. Era efímero en el paladar y sabía a enigma.
Es el color del arcoiris más difícil de definir y retratar en sus ojos faltos de tinte, pero también lo era, incluso, para las personas con la paleta de colores completa.

A veces era azul oscuro, otras no tan sombrío, y en ocasiones era morado, pero nunca violeta. Kyungsoo gimoteaba con frustración, porque ¿Cómo es posible que existiera tal cantidad de matices? Nunca lo sabría con certeza.
El índigo es confuso como esas mañanas con lunas, insólito como tardes sin murmullos y etéreo como las sombras en el firmamento de la noche.

Es por ello que en cuanto conoció a Yixing, supo que él debía ser el índigo. No podía ser otro.

Yixing era un sunbae de la secundaria y desbordaba talento en todo lo que hacía. Y cuando decía todo, era todo. Podía bailar, cantar, tocar toda clase de instrumentos, era bueno en los deportes, en los estudios, era guapo y amigable. Pero Yixing nunca tomó un curso de canto o estuvo en algún club deportivo, él simplemente lo sabía todo, y no sabía nada al mismo tiempo.

Kyungsoo no podía entenderlo ni un poco.
En un momento, el mayor era completamente suyo; sus oídos, sus ojos, sus manos, su mente y sus fantasías, envueltos en un manto de armonía zigzagueante, donde sus corazones eran amplios y sinceros, hasta que en el segundo siguiente todo aquello se desmoronaba y estaba siendo bañado por una gota de alevosía en la mirada perdida del chico, y es ahí cuando sabía que a Yixing ya se lo había arrebatado el viento.

El mayor parecía distraído y olvidadizo, y tal vez lo era, Kyungsoo no estaba seguro. Porque, ¿cómo saberlo? Era un genio que deambulaba por calles dormidas, cuando él olvidaba el camino a casa. Ser extranjero no era una excusa.


—Es una verdadera mierda no poder ver colores —masculló Kyungsoo por lo bajo, mientras era mareado con gráficos que profesaban estadísticas en azul, rojo y verde. Podían ser amarillas y naranjas, daba jodidamente lo mismo.

Kyungsoo se sentía cómodo soltando sus frustraciones con el chino, ya que podía o no tener su atención, y él estaba bien con eso.

—Yo creo que eres muy afortunado —soltó el otro sin dejar de dibujar sobre ese pequeño pedazo de papel grisáceo, sobre la mesa del comedor del colegio. Porque sí, también podía dibujar.

Kyungsoo levantó la mirada hacia él, arrugando profusamente las cejas, y apretando tanto su boca, en el momento que un deje de indignación comenzó a crecer exponencialmente en su torrente sanguíneo. Esas palabras le hicieron arder el cuello y partes de sus orejas. No podía creer lo que acababa de escuchar.

—Es decir, no creo que sea importante ver los colores, sino sentirlos como es lo que intentas encontrar. Yo los he visto toda mi vida, pero nunca los había apreciado hasta que te conocí y me siento muy afortunado por ello, mientras que las otras personas vivirán eternamente verdaderamente ciegos sin saber de lo que se pierden —Kyungsoo relajó un poco su semblante, aún reticente. Sabía que Yixing no tenía malas intenciones—. Además cuando dices "Vida colorida", no se refiere a los colores en sí, sino a la felicidad, así que pienso que cuando te sientas realmente feliz es cuando tu corazón verá los colores, Kyunggie. Y, ya sabes, para ver un arcoiris, antes tiene que llover.

Yixing, entonces sonrió hacia él, mostrando su bonito hoyuelo, y Kyungsoo supo que no podía estar molesto con él.


Yixing es singular, impredecible e imposible de determinar; ve las cosas de manera diferente, más inocente y algo rebuscada. Era sumamente interesante, pero esquivo, por lo que Kyungsoo decidió, finalmente, dejar de tratar de entenderlo, y simplemente amar su encanto.

Yixing era tan índigo, que ya no necesitaba más definiciones.




Monochrome Rainbow » KyungSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora