Capitulo 46.
Allen Jones.
Estaba feliz por haber dejado a Violett en su casa nueva, había sido un día agotador pero habíamos estado juntos toda la mañana. Había valido la pena.
Por otro lado, Evelyn estaba feliz porque Violett ya no se quedaría en casa y todas esas risas, chistes y nalgadas ya no se escucharían nunca más. Si había tenido problemas con eso, no se porque no lo había comentado. Pero bueno, ella era así y la conocía por muchísimo tiempo.
—¿Qué tanto piensas? —me preguntó de camino a casa.
—En lo feliz que se veía Sunshine —sonreí.
—Si, ahora podrán vivir mejor —tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos—. Igual nosotros —me miró y asentí con la cabeza, no tenía nada más que decir—. ¿Qué crees que pasará con Colby?
—Se quedará con Apple, como lo planeó desde un principio —suspiré—. Violett solo fue un peón en su juego de ajedrez y eso es molesto.
—Cuando crees que las personas no pueden sorprenderte más, pasan cosas como estas y te das cuenta que nunca has visto todo de ellos.
—Exacto —hice una mueca—. Colby no es un mal hombre, solo toma malas decisiones.
—Va a tener que ver a su hija una vez al mes si las cosas siguen así. Tal vez Vi ponga una orden de restricción, deberá darle el dinero mensualmente...
—No hablemos de él por favor, solo provoca que mi boca se amargue.
—Si, lo siento —acarició mi brazo.
Seguimos caminando, era un recorrido largo y no queríamos ir en vehículo. Pasarón diez minutos y Eve volvió a hablar, pero no estaba con ella el cien por ciento como otras veces. Era fácil divagar después de todo esto, después de todo lo ocurrido en la última semana. Asentía con la cabeza sin estar seguro de lo que estaba diciendo, sin saber exactamente cual era el tema o que era lo que me estaba preguntando. Lo sentía, pero no podía decírselo porque no podía explicarle lo que sucedía en mi cabeza todos los días, todas las mañanas y todas las noches. Todo había cambiado radicalmente para mi.
—Llegamos a casa, no sigas caminando —rió deteniendo mi mano.
—Lo siento, creí que estaba más allá —sonreí—. Esta oscuro, no me culpes —la hice reír y nos acercamos a casa, tomé las llaves de mi bolsillo introduciendo una de ellas lentamente en la cerradura. No estaba seguro de lo que sucedería en el momento en que mi pie cayera dentro de la sala.
Como debí suponerlo, Evelyn se avalanzó sobre mi, guiándome hasta el sofá. Me senté y rápidamente subió sobre mis piernas quitándome la sudadera y deshaciéndose de mi camiseta. Traté de llevarle el paso, sus labios eran ágiles sobre los mios, con rudeza y lujuria, eran muy diferentes a otros que yo conocía.
Desordenó mi cabello en cuestión de segundos y comenzó a hacer fricción entre ambos sexos, pero no sucedía nada. A pesar de llevar mis manos a su cuerpo y acariciarlo como todas las otras veces, era inútil.—¿Qué sucede? —se detuvo y me miró a los ojos.
—Nada, todo está bien —sonreí sujetando su cintura. Volvió a intentarlo y encender esa llama en mi interior, pero aún estaba sin sentirla.
Me obligué a hacerla sentir bien, a tocar todos sus puntos débiles, donde le gustaba y le causaba sensaciones pero... no, no lograba. Esto no estaba funcionando y ella no lo notaba, sus manos se pasaban por mi cuerpo como siempre me encendían, como siempre me excitaba.De un momento a otro trató de hacerme sentir mejor, pero al momento de no ver mi pantalón abultado se dio cuenta que esto no iba bien y lo siguió intentando pero aquel tacto ya no quemaba en mi piel.
—Esto no funciona —suspiró arreglando su largo cabello, se parecía al de Violett.
—Lo siento, iba... iba a decírtelo —bajé la mirada—. Pero no quería arruinarlo.
—No, lo entiendo —se acomodó como todas las otra veces cuando tenía algo que decirme y era serio. Pero primero que nada, me dio una bofetada—. Escucha —miró mis ojos—. Sé como te sientes con respecto a Violett, lo he estado observando los últimos días y es de una manera obvia darse cuenta de tu forma de mirarla, de hablarle, de escucharla y darle consejos —tragó pesado—. Sé lo que sientes en estos momentos y te disculpo, porque sé que el amor no tiene reglas, no tiene leyes o al menos la inteligencia para decirnos de quien nos enamoraremos a futuro. Sólo sucede y es inevitable, no se detiene ni aunque se lo pidas —sonrió—. Sé que no quieres lastimarme, ni sabes como decírmelo para no sentirme rechazada. Pero All... lo entiendo —tomó mi mano—. Tenía miedo de que esto sucediera en algún momento, pero ahora que ha llegado no lo siento. Me siento bien por dejar ir a una persona que le gusta alguien más —sonrió de lado—. Sólo deja que ordene mis cosas y mañana me marcho.
—No, no debes hacerlo —la detuve antes de bajarse de mis piernas—. No es por algo de principios o modales, pero quiero que te quedes con la casa —hablé en serio—. Evelyn, te amo por comprenderme y no odiarme como toda mujer lo haría en estos momentos —acaricié su mejilla—. He estado en tu lugar y has actuado como toda una chica valiente, una chica que sabe cuando dejar ir algunas cosas.
—Ya basta, ve con ella —me dio un empujón juguetón mientras reía.
—Es muy tarde.
—Si crees que puedes esperar, ve mañana. Pero si no... —me miró sabiendo cual sería mi respuesta.
—Voy —la abracé y bajó de mis piernas dejándome libre. Recogí la sudadera tirada en el suelo la volví a abrazar, para después salir corriendo.
Sabía cuan lejos me quedaba la calle Doomed, pero aún así comencé a correr sin importar la hora o el lugar, el momento era ahora. El momento de ser sinceros y no acobardarse como todas las otras veces.
Comencé a inhalar y exhalar para no cansarme mucho. Mis piernas aún no se cansaban, pero con aquella prenda que traía no me servía de mucho. Mi espalda estaba comenzando a mojarse debido a la transpiración y ya casi me faltaban unas cuantas cuadras para llegar a mi destino.No sabía lo que le iba a decir o al menos lo que iba a hacer, era tarde y ella debería estar durmiendo. Tal vez no debía seguir con esto...
«¡No seas cobarde ahora! ¡estás a medio camino! Metafóricamente afuera de su casa, ¿y te vas a devolver sólo porque esta durmiendo? No deseas marica.»
—¡Tienes razón! —comencé a correr más rápido, hasta que pude divisar su casa. Traté de normalizar mi respiración y cuando estuve listo, me acerqué a su puerta. Toqué varias veces, sabía que me veía del asco pero no me importaba, sabía que recibiría un comentario picaresco de su parte y me haría reír.
—¿All? —preguntó frunciendo el ceño al verme. Me había escaneado completamente como yo a ella y su pijama no era tan cubierto que digamos, pero tampoco tan descubierto. Ella sabía como jugar con la imaginación del hombre—. ¿Qué haces aquí?
—Se acabó —no pude decir ninguna palabra más, ella me descolocaba completamente y no lo notaba.
—¿De qué hablas? —se puso nerviosa. Sabía que no quería hacer esa pregunta tonta, pero su cabeza la obligó a hacerlo para que yo siguiera hablando.
—Evelyn acabó con lo nuestro —tragué saliva, para ser hombre... tenía miedo al rechazo.
——————————————
ESTÁS LEYENDO
Breaking Down ✧ SR. » II «
Fanfiction-... Siempre recordaré que soy tuyo -me miró a los ojos-. Y si tu mueres, yo muero contigo -sus ojos estaban cristalizados pero se negaba a aceptarlo. -No digas eso -limpié la primera lágrima que salía de su ojo izquierdo, la primera de muchas-. Si...