"Sweet Baby"

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Capítulo 36.

Han pasado los días y Colby se ha encariñado tanto con Sunshine que ya nadie puede separarlos, ni siquiera puedo hacerlo yo. Le ha tomado cariño desde el primer momento que la vio detenidamente; su cabello castaño que fácilmente se le podía confundir con rubio, su dulce tez blanca, sus finas cejas, su pequeña nariz pequeñita y respingada, sus labios delgados pero rojos como los de él.
Con suerte me deja amamantarla pero cuando comienza a llorar, en esos momentos Colby entra en pánico y me la entrega. Me hace rabiar como nunca pero sabe como calmarme.

—Hey Colb, iré a comprar algo de ropa para Sun. Sabes lo que sucedió con las últimas que le quedaban.

—Es una chica mala —rió dejando ver su anatomía por la puerta del cuarto, con Sunshine entre sus manos—. ¿No es así, mi amor? —acarició su manita—. Pero puedo ir yo.

—¿Seguro?

—No.

—Tonto —bufé y agarré las llaves del recipiente—. No la hagas llorar o te mato —advertí y salí sin esperar su respuesta, estaba segura que no tenía un buen semblante pero le ponía un gorro a mi cabello y ya estaba más pasable. Subí al vehículo estacionado en la vereda del frente y partí a la tienda más cercana, "Sweet Baby".

Las veredas estaban ocupadas y no me quedó de otra que estacionarme en un lugar donde no lo permitían, de todos modos no estaría por mucho tiempo, sólo iba a entrar e iba a salir en menos de diez minutos. No me penalizarian por eso, ¿verdad?

Entré como todas las otras veces, las vendedoras sabían quien era e incluso me habían tomado cariño.

—Hola, ¿qué necesitas esta vez, cariño? —me preguntó Kyle.

—Sun volvió a romper su mameluco —suspiré—. Sinceramente, todo lo que llevé de aquí hace un mes esta roto.

—Para mi que Colby es quien le ayuda —comentó Katty.

«Me agrada esta chica.»

—Pienso lo mismo —reí. Pero Kyle se acercó a mi y observó mi rostro con ambas manos.

—Necesitas un descanso, chica —besó mi mejilla.

—Si, tal vez —le solté las manos y caminé lentamente—. Iré a buscar algo de ropa, no tardo —apunté el pasillo.

—Luego tendremos que hablar —Kyle hizo un gesto con sus dedos. Asentí y me dediqué a buscar mi pasillo favorito, por suerte aún quedaba ropa para niñas, pero era muy poca y al momento que estaba a escasos pasos de ella, otras mujeres llegaron y las tomaron dejándome con las manos vacías.
Con alegría tomé el último gorrito con orejas de panda que se encontraba colgado, pero otra mano también lo hizo y nos miramos. Era una rubia con ojos azules bastante alta, se parecía a Charlotte pero no tenía cara de llamarse así, sino de llamarse de una forma graciosa.

«Pégale. Pégale a esa zorra, demuéstrale quien eres.»

—Yo lo tomé primero —dejé claro mi lugar, siempre fui atrevida—. Así que por favor, saca tus manos.

—Claro, es tuyo... —levantó las manos a su defensa y se giró al igual que yo imité su acción. Pero un golpe repentino en la nuca hizo que mi cuerpo se desplomara sobre el suelo—. Cuando yo este muerta —terminó su frase tomando el gorro de mis manos, me dedicó una sonrisa e imaginariamente echó tierra con sus pies sobre mi rostro con sus feos tacones.

«¡Sangreeeee!»

—Conste —le grité, pero sólo me miró con el rabillo del ojo—. Tu comenzaste —corrí hasta ella y me monté sobre su espalda, jalándole la nariz con una mano y con la otra su cabello falso.

Breaking Down ✧ SR. » II «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora