Mantener a Jhëren tranquilo era un verdadero reto, no porque estuviera nervioso por nuestra boda, no porque tuviera miedo o ansias, siquiera porque estuviera enojado. El problema, en realidad, era que desde que habíamos hecho el amor él buscaba más y más. Pudimos evitar ser descubiertos en la primera noche debido a la música y el bullicio de la gente, pero no pensaba arriesgarme a ser descubierta en otros momentos.Jhëren se había vuelto un adicto al sexo del que debía huir cuando estaba sola, o ya buscaba hacerlo cuando la situación no lo ameritaba. Comprendía que para él era todo nuevo, sensaciones geniales que él no había sentido, al menos no con otra persona, pero no conseguía que él entendiera lo difícil y problemático que sería hacerlo y ser descubiertos rompiendo las reglas.
A diferencia de él, yo estuve toda la mañana con unos nervios que me obligaron a deshacerme de mis uñas, aunque Sara me golpeaba en la mano para que dejara de destrozar mis dedos. Era consciente de que no todas las mujeres ayudarían a prepararme en mi boda, y por mí eso era mucho mejor, no tenía deseos de que todas estas arpías toquetearan mi cuerpito con sus sucias manos. Así que para ayudarme solo acudieron Sara, sorprendentemente Dorotea y algunas otras que no conocía.
Me había bañado en el río y Clara me ayudó a hacerlo, fue algo demasiado incómodo. Ella había preparado con pétalos de rosas unas lociones y acondicionadores para el cabello, así que me ayudó a lavarlo y a perfumar mi cuerpo. Fue realmente incómodo estar desnuda frente a Clara.
Luego de eso me llevaron a la cabaña de la kumena y allí las mujeres que se ofrecieron comenzaron a pintar mi cuerpo. Estaba tan nerviosa que sentía un fuerte nudo en la boca de mi estómago que no me permitía respirar bien, debido a eso fue que la kumena me permitió beber un poco de vino para relajarme.
Se sentía extraño estar desnuda y que las mujeres me pintaran con sus manos entre risas, pero por parte de Dorotea no podían faltar los comentarios respecto a mis pechos inexistentes.—¿Y tú qué, Dotty? —dijo Sara en una risa—. ¿Nundeh no se muere de hambre al buscar carne en ti o qué?
—Tú cállate —gruñó Dorotea.
—Pero si es verdad, te ríes de Lena por tener cuerpo pequeño pero tú eres igual de plana, contigo y Lena no hacen una, no se puede hacer ni un caldo con sus huesitos.
—No me defiendas tanto, Sara —bufé.
Mi cuerpo estaba pintado por completo de gris. Yamila cantaba una canción en jhakae a mi lado mientras colocaba plumas y piedritas en mi cabello trenzado atrás. Sara no dudó en extenderme un bonito vestido blanco que habían hecho Kohnn y ella especialmente para mí, su regalo de bodas. Era bonito y mezclaba a la perfección el estilo de Irinnoa con el estilo jhakae. Estaba tejido y era tan delicado que parecía incluso de encaje, con piedras incrustadas.
La puerta se abrió y las mujeres se sorprendieron al ver a la persona que se acercaba. Al ver a Jhïle aproximarse a mí también me sorprendí y el nudo en la boca de mi estómago aumentó. Ella estaba arreglada para la situación, con sus típicas faldas que apenas cubrían sus mulos y unos grandes collares de piedras blancas —que conseguían con negociaciones con los yaddak, cerca del mar— se encargaban de cubrir sus grandes senos. Su rostro era serio y venía hacia mí meneando sus caderas prominentes, con su ceño fruncido y una mirada que me escrutaba entera, por lo que tragué saliva y me cubrí con las manos.
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Khumé [ RESUBIENDO ]
Aktuelle Literatur"Solo aferrarse a un amor tan grande como el de Khuri y Khumé podrá darle fuerzas para pelear por la libertad o llevarla al abismo de los traidores." HISTORIA DESTACADA POR EL SOPORTE DE WATTPAD. FECHA DE PUBLICACIÓN AÑO 2016. FINALIZADA EN 2017.