Capítulo 14

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Él se encarga de analizar bien mis palabras antes de idear una respuesta. Por mi parte ahora soy yo la que lo observa fijamente tratando de encontrar algún rasgo de nerviosismo en él, pero su postura muestra lo confiado y relajado que está con este asunto, además que no es necesario decir que se muestra como un hombre intimidante y seguro de sí mismo.

— Pareces muy observadora —su comentario me sorprende un poco, puesto que imaginé que lo primero que diría o pediría en este caso sería una disculpa.

— ¿Hay algo de malo en ser observadora? —La pregunta sale de mi garganta sin siquiera haberla pensado. No pasó por alto el tono cortante de mi voz.

— Por supuesto que no —No sé si soy yo o la frase que externa tiene un toque de sensualidad que expresa con el movimiento de labios que realiza— Es más, me gusta que me observes.

Mis nervios se disparan a niveles inimaginables. No es posible que él venga y suelte este tipo de comentarios pretendiendo que no me afecte, porque en su efecto, lo hacen. Los estragos que deja no hacen más que confundirme a la vez que una ligera emoción se apodera de mí, ya que eso me confirma que no es esquivo a la atracción que parece surgir cuando estamos juntos.

No sé cómo, pero mi mente termina viajando al momento en que sus labios se posaron sobre los míos, al ímpetu de sus movimientos y al descaro que tuvo al besarme en ese ascensor. Me calienta como nunca pensar en esa escena, es por eso que siempre que puedo trataré de evitar ese elevador. Sería bochornoso encontrarme ahí con otras personas mientras voy recordando como me estampó contra la pared y saboreó mis labios sin culpa alguna.

A los lejos escucho como alguien se aclara la garganta, vuelvo a mí olvidándome de mis cavilaciones y de sus palabras antes dichas. No puedo darle tanta importancia; sin embargo, hay algo en mí que no puede evitar hacerlo. Debo estar loca.

— No vuelva a decir eso —susurró. ¿Por qué de repente me siento tan insegura?

— ¿Por qué? —pregunta de manera inocente, aunque en el fondo sé que tiene toda la intención de hacerme sentir incómoda— Si me gusta el sonrojo que traes ahora, te ves increíblemente hermosa.

Bajo la vista al suelo, no puedo mirarlo, siento que estoy en ebullición ahora mismo. Mis mejillas me queman y estoy segura que acabo de experimentar el más grande sonrojo de mi vida. ¿Cómo se le hace frente a un hombre como él?¿De dónde sacó fuerza de voluntad para que sus palabras no me afecten? Respiro pausadamente tratando de calmarme, no puedo permitir que este hombre me siga envolviendo en una telaraña de dudas y, mucho menos, debo permitir que sus palabras seductoras causen efecto en mí, aunque ya lo hagan.

— ¿Qué pretende? —cuestionó recuperando mi postura. No puedo amilanarme ante él— Porque claramente usted no parece interesado en darme una respuesta —clavo mis ojos en él.

— ¿Usted?, parece que todavía tenemos ese tipo de formalidades entre nosotros —Apenas alcanzó a oír lo que dice en un leve susurro.

— Creo que es la manera en la que cualquier empleado se dirige hacia su jefe ¿no?

— Sí, pero nosotros no somos solo empleado y jefe, ya que hemos compartido más que el saludo —la sonrisa cómplice que hace me da a entender a qué se refiere— pero si quieres seguir con el formalismo, no tengo problemas con ello.

Bien, ahora puedo comprobar que él solo ha venido para enredarme y confundirme más de lo que ya estoy. A este paso nunca podré olvidarme del beso que tuve con él y mi mente no hará más que crear sueños húmedos con él como protagonista.

— Parece que no estamos hablando el mismo idioma porque no lo estoy entendiendo —me hago la tonta.

— Sabe, este tiempo que la conozco me he dado cuenta que usted es una mujer diferente...

¿A escondidas? © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora