La hija mala.

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(Insertar canción "The Calendar Hung Itself-Bright Eyes")
Mi nombre es Dylan Miller y tengo 17 años, voy presa en el auto de mis padres camino a casa, me encontraron en el aeropuerto a punto de comprar un boleto hacia Marruecos, pero la policía me detuvo antes de poder pagarlo.

-¿Tienes idea de lo que nos has echo pasar?- dijo mi madre con tono calmado.

-Yo no les dije que fueran por mí- contesté algo furiosa.

-Sabes que eres menor de edad, si la policía te encuentra vagando por las calles te mandaría directo a una casa hogar* y a nosotros es posible que a prisión.

-Exageras madre.

El silencio se hizo presente en el auto.
Realmente no se por que le preocupaba tanto que desapareciera de casa, era lo mismo conmigo o sin mi. Posiblemente mis padres ya hubieran perdido la cuenta de las veces que yo había intentado escapar, pero yo no, recordaba todas y cada una de ellas, 60 veces para ser exacta en los últimos dos años, no las recordaba para marcar un récord, los recuerdos me atosigaban ya que habían sido 59 fracasos de los cuales no podía escapar. Sólo contaba 59, ya que el escape número 25 había sido todo un éxito, apuesto a que se preguntan, si fue un éxito ¿por que esta de nuevo en manos de sus padres?, simple, cuando logre huir a Francia ya me había pagado una buena preparatoria, tenía dinero para mantenerme cómodamente por un año, pero aun así decidí conseguir un trabajo, logre tener amigos y una vida favorable, al menos por un mes, el 03 de Octubre del año pasado murió mi hermano menor, la única persona que sabía mi Número Telefónico me llamó.

-Hola Dyl...

-Hola Nova, ¿pasa algo?- mi amiga sonaba agitada al otro lado de la línea.

-S-si...no se como decirte esto...- Su voz tembló y sentí que amenazaba con romper en llanto-. Tienes que volver...

-¿Qué? ¿Por que?... ¿Qué sucedió?...- Sus suspiros a través de la línea me llenaban de ansiedad y nervios.

-Dyl... Jaco... falleció...

Al escuchar aquellas dos palabras mi garganta se hizo un nudo completamente "Jaco falleció" Mi mano tembló sobre el móvil y trague saliva. No le pude responder a mi amiga, apague el móvil y corrí a mi departamento, tratando de embalar* todas mis pertenencias tan rápido como me fuera posible, tomé un taxi y corrí en el aeropuerto a comprar un boleto de avión.
Mi pequeño hermano había sufrido de un tumor fantasma, algo que no se detecta hasta que es demasiado tarde.
Pase un mes y medio en casa antes de que intentara volver a escapar, pero a partir de ahí todo se había reducido a fracaso tras fracaso, y este era el número 60.
Eran las tres de la mañana cuando puse un pie en mi casa con una maleta al hombro, mí madre y mí padre entraron detrás mío y yo me apresuré escaleras arriba hacia mi habitación, no quería que alguno de mis padres entrará a sermonearme de nuevo.
Cierro la puerta de un portazo, pero no alcanzó a ponerle seguro y mi padre entra sin pedir permiso. Mala suerte.

-No estoy para tus sermones, vete, por favor- digo lo último a regañadientes.

-Bájale a tus humitos Dyl, ya estamos hasta el cuerno de tus absurdos escapes. Esta es la cuarta vez en la semana, no te permito que te burles de nosotros- dijo mirándome a los ojos, le sostuve la mirada, lo que más odiaba era que ellos pensarán que tenían algún poder sobre mi. Bacilo en quitarme los ojos de encima, pero al final los retiró y camino hasta mis ventanas asegurándolas con llave, eso me cabreo lo suficiente como para gritarle.

-¡No soy un animal al que necesitas encerrar!

-¡Pues al parecer si! Y mientras vivas bajo mi techo y mi custodia seguirás mis órdenes- Dijo con una voz llena de ira y puedo asegurar que tenía un atisbo de cansancio.

El viaje empieza. Vete o Quédate. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora