Resaca y Dulces.

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El sol se colaba por las pequeñas aberturas de mis cortinas, la luz molestaba mis párpados impidiéndome dormir, abrí un ojo para ver el reloj digital de mi cómoda, marcaba las 11:38 del día, me di vuelta y la cara envuelta de mi amiga me hizo reír. Me senté en la cama y estire mis brazos. Necesito ir al baño. Camine a paso lento al sanitario, una extraña figura se reflejó en el espejo y tuve que volverme para verla de nuevo. Mi cabello estaba totalmente enmarañado, paresia un León de cabellera negra, el rimel se me había corrido dejándome ver como un Mapache y mi aliento apestaba a cañería. Debo ducharme enseguida. Abrí la llave del agua caliente de la ducha para llenar la bañera, tome uno de mis aceites de baño y derrame un poco de liquido en el agua caliente, el olor a vainilla invadió mis fosas nasales y me desvestí para meterme a la tina de baño. El espejo estaba cubierto de vaho igual que el traga-luz del techo. 15 minutos después tocaron la puerta.

-Ocupado- dije con los ojos cerrados y muy relajada, se escucho el sonido de la puerta abriéndose para luego cerrarse, la cortina de la tina estaba corrida impidiéndome ver quien había entrado pero, no necesitaba ver.-Creí que despertarías más tarde.

-La luz de tu cuarto me molesta- dijo mi amiga corriendo la cortina mientras se sentaba en la tapa de la taza de baño.

-¿Tuviste buena noche?

-Siento que la cabeza me va a estallar.

-Es normal, se le llama resaca- dije divertida.

-Que graciosa- contestó mi amiga poniendo los ojos en blanco.- ¿Iremos a por dulces?

Siempre que alguna de las dos o las dos teníamos resaca, era habitual que fuéramos al parque a comprar dulces picantes para bajar el mal humor de un día antes de una manera "sana", luego de eso íbamos al centro comercial para despejarnos un rato y comprar basura comercial.

-Claro que si, ya lo sabes- dije viéndola.

Nova se acercó al espejo y con la toalla de las manos quitó la capa de vaho, se visualizó un momento y tomó el cepillo de dientes que había dejado hacia tiempo aquí, colocó un poco de dentífrico y comenzó a cepillar sus dientes de una manera muy perezosa por un minuto, para terminar tomo el enjuague bucal e hizo gárgaras con él, lo escupió en el lavamanos y enjuago su boca con agua.

-¿Te quieres duchar?- pregunte mirándola.

-Pues no quiero oler a coladera todo el día, yo diría que si- dijo con una risa burlona, reí un poco y salió por la puerta para dejarme terminar y poder salir.

****
Treinta minutos después ya estábamos saliendo de casa, el viento era fresco y el aire estaba impregnado al aroma de hojas otoñales, unas cuantas nubes cubrían en el sol provocando un poco de frío en el ambiente.

Nova y yo caminábamos lentamente por la cera en camino al parque, hablábamos de la noche anterior o más bien yo le contaba lo que ella había hecho, era divertido como sus ojos se transformaban en completos círculos al escuchar aquello que había ocurrido.

-¿Realmente te dije que lo amaba?

-Así es, de esta no te escapas y no lo digo por mi- digo entre risas.

-¿A qué te refieres?- la preocupación se escuchaba en su voz.

-Bueno... Pues ayer me dijiste que le habías confesado algo- digo divertida y muerdo mi labio inferior para evitar reír.

-Dios... ¿Qué rayos le dije?

Imitó la cara que hizo cuando me lo dijo.- Le dije a Marck... que... besaba jodidamente bien...- no lo aguanto y estallo en risas ante el recuerdo.

El viaje empieza. Vete o Quédate. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora