El viaje empieza. Vete o Quédate. (Editando)

Maquillaje, Vestidos y un chico.

-Creo que necesitas un poco más de rubor- dijo mi amiga mientras ponía brillo rojo en mis labios.

-¡No!- medio grité tratando de no moverme tanto para que no me pintará mal-. Digo...No iré a ver a nadie...para ponerme tanto maquillaje.

-Bien, listo, ya puedes mirarte- contesto mi amiga sonriéndome y tomando mis manos para que me acercase al espejo.

No me había dejado verme hasta que estuviera totalmente lista.
Una chica muy extraña me devolvió la mirada desde el otro lado del espejo, mi amiga había optado por ponerme un vestido corto de color blanco sin mangas o tirantes, corte de princesa a bajo del busto y muy poco volumen en la parte final, medias negras con unos botines altos de color negro y para finalizar llevaría una chaqueta de cuero negra colgada al brazo. No se como, pero logró increíblemente ordenar mi cabello de una manera que se viera ondulado con caída, mi maquillaje era algo natural, un poco de sombras oscuras en los ojos y rubor, casi no acostumbraba ponerme labial por que resaltaba bastante en mi cara pálida, pero a mi amiga eso le encanta y me rogó que la dejará poner brillo rojo en mis labios.
Era extraño, me sentía linda.

-¿Y? ¿Qué te parece?- dijo mi amiga apoyando su mentón en mi hombro y abrazándome.

-M-me veo...- mi amiga me interrumpió.

-Hermosa, Dyl, esa es la palabra- contesto Nova sonriéndome.- Y ya estamos listas para irnos- medio grito muy alegre.

Ella se había arreglado antes, llevaba un vestido azul brillante liso, un poco más arriba de la rodilla con escote en la espalda redondo que llegaba hasta donde empezaban su trasero, una pequeña parte de sus senos se veían, estaba agarrado por el cuello, y con mucha caída, unos zapatos de tacón en color negro, su cabello rubio estaba agarrado en un moño despeinado y algunos de sus mechones caían de el, llevaba algunas pulseras de plata y un maquillaje oscuro con labios tintos y sombras negras, un pequeño bolso de mano color plata y en su brazo colgaba un pequeño saco negro.
Era simplemente hermosa.

Me costó un poco desenvolverme de mi padre, estaba inseguro si de verdad acudiría a una fiesta pero, cuando me vio bajar por las escaleras con un vestido ahogo un pequeño suspiro, no era normal que el me viera tan arreglada, así que asumió que todo lo que le había dicho era cierto. Estaba sentado en un pequeño sofá color café ya algo desgastado por el paso del tiempo y el uso excesivo.

Mamá salió de la cocina con un pequeño mandil amarrado a su cintura y una franela color amarillo desteñido, nos miró con un poco de recelo mientras se acercaba a paso lento.

-Debo decir que te ves hermosa Dylan pero, aun no estoy muy convencida de que dices la verdad, aun que el hecho de que vayas con Nova me tranquiliza un poco- dijo mi madre mirando todo mi atuendo de arriba a bajo, yo solo me limité a hacer una mueca y mirar a otro lado.

-No se preocupe señora Katherine, sabe que no ocurrirá nada mientras este conmigo, puede confiar en mi- apuntó mi amiga con una sonrisa.

-Lo sé, Nova, confío en ti.

-Bueno, se nos hace tarde, ya nos vamos- dije ya algo irritada tomando a mi amiga por la muñeca dirigiéndome a la puerta.

-Dylan- y hablo el señor de la casa.- 12:00 en punto.

Asentí sin mirarlo y salí por la puerta.

*****

La fiesta era un tanto...aburrida, a mi gusto, música clásica entonada por una orquesta, pingüinos (o meseros como más les guste) sirviendo Champán o bocadillos, mesas repletas de gente adulta a la cual desde lo lejos se les notaba el signo de dinero en los ojos ($), las chicas del salón usaban vestidos hermosos, algunos largos y otros cortos y en su mayoría con un gran escote de manera elegante, los chicos usaban Smokings en color negro y uno que otro con tonos grises, las personas hablaban y reían de manera elegante, incluso mis compañeros de preparatoria, un gran salón repleto de personas conversando, riendo, bailando y yo, bueno, yo estaba sola, sentada en el taburete de la barra con un vaso de vidrio en la mano, el contenido de éste ya estaba por desaparecer pero, el hombre de la barra lo volvió a llenar.