Cuando desperté esta mañana unas ojeras enormes me acompañaban y mi cabello se había negado a ser cepillado y, con qué razón me había metido a mi habitación a las 3:40 de la mañana. Una fatiga horrible se había apoderado de mi, me encontraba ya en el instituto, mi padre me había traído temprano.
Mi cabeza se encontraba apoyada en el pupitre, el profesor aun no llegaba, el aula se encontraba a la mitad de los alumnos.
-¿Una mala noche?- estaba comenzando a odiar esa melodiosa voz. Me incorpore y me gire sobre mi asiento para verlo sentado en su habitual lugar, detrás de mi.
Solo lo mire de mala gana y me volví a recostar, esperaba que mi reacción le respondiera a su innecesaria pregunta y me dejara dormir y, por lo visto funciono porque no volvió a decir nada. Unos 5 minutos después la campana sonó, y el sonido de los pasos firmes del profesor me avisó que la tortura estudiantil había comenzado. Escuche que la silla a mi lado chillo ante el efecto al arrastrarla.
-Eve, ¿tendras los deberes de la semana pasada?- Ninguna contestación.
Seguía con la cabeza recostada, la gire para poder mirarla, tal vez no me había escuchado, pero al hacerlo me di cuenta que la persona sentada a mi lado no era Evelin. Un chico con un cuerpo el cual me decía que no salía del gimnasio, cabellos color caramelo caliente, un perfil afilado bastante tosco y unos ojos verdes fango me miraba con superioridad desde arriba. Levante mi cabeza y me incorpore con suavidad sin dejarle de mirar, sus ojos seguían mis movimientos mientras sus labios formaban una perfecta línea recta.
-¿Te conozco?- eso sonó con más fuerza de la debida. Algo en el me parecía familiar aun que no sabía lo que era.
-No lo creo, si lo hicieras no me habría sentado aquí- su voz era como una lija, áspera, grave, fuerte y muy intimidante.
-Pues estas en el lugar de mi compañera, te recomiendo que tomes tus cosas y te sientes en otro sitio- Mi voz era firme y sonaba molesta, y claro que estaba molesta, un fin de semana de locos por culpa del idiota de Carlos, luego había pasado toda una noche en vela por culpa de un chico que me erizaba la piel y eso me jodia, lo que menos quería en ese momento era a otro chico lindo cerca de mi.
-Pues yo no veo su nombre en la silla, ni a ella cerca, además de que eres la única que se está quejando de que yo este sentado aquí.
-¡A mi no me impor...!
-¡Señorita Miller!... ¿Interrumpo su discusión?- inmediatamente gire mi cabeza al profesor, había detenido su clase por nuestra culpa, un rapido vistazo me hizo darme cuenta que todos nos estaban viendo. JODER.- les recomiendo que sigan su pelea en la Oficina del director.
-P-Pero... ¡Él!- dije apuntandolo con el pulgar.
-¿Yo? ¡Tú eres la loca que no deja de gritar!
-¿Y la que esta gritando soy yo?- dije mirándolo fijamente a los ojos.
-¡Basta!... Ustedes dos no tendrán derecho a entrar a esta clase por tres semanas, y la pasarán limpiando los libros de la Biblioteca, incluyendo el castigo que el director les de, ahora, ¡Fuera de mi clase!- concluyo apuntando la puerta de una manera dramática.
Tome mi mochila de mala gana y di un pequeño salto al pararme. Antes de salir miré el aula por un segundo y el rostro sorprendido de Jack fue lo último que ví antes de salir completamente por la puerta.
Señor brazotes iba dos pasos delante mío, de pronto éste se paró en seco y por poco choco contra su enorme espalda si no hubiese sido por que alcance a frenarme a centímetros, deje escapar un leve suspiro antes de que se diera vuelta y mi cara quedará hundida en su pecho. Me retire instantáneamente de él con una cara de asco.
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El viaje empieza. Vete o Quédate. (Editando)
Teen FictionDylan Miller una chica de 17 años esta obsesionada con conocer el mundo, pero sus padres están en contra de eso, ella decide escaparse incontables veces, por mala suerte siempre regresa como prisionera a casa. Jack Anderson un chico de 18 años viene...