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El pequeño Liam Payne de siete años se encontraba en su salón de clases, como todos los días a esa hora. La clase había terminado diez minutos antes de lo normal y Miss Julie les dijo que podían tomar un libro y colorear hasta que el timbre sonara. Eso era lo que él estaba haciendo, mientras oía a Harry -su compañero de asiento- cantar una canción de Plaza Sesamo.

Había sido un día normal en la escuela. Hace una semana que Marcus y sus bobos amigos no lo molestaban y las cosas con Zayn, el niño que lo había ayudado, iban cada vez mejor.

Él seguía sin hablarle mucho, pero por lo menos le dejaba pasar el recreo con él y ya casi no le gruñía. Era divertido -según Liam-, era muy inteligente también, dibujaba genial y había algo en él que llamaba su atención y aunque ahora su relación era de simples conocidos, el castañito esperaba que con el tiempo Zayn quisiera ser su amigo.

Cuando el timbre que anunciaba la hora de ir a casa sonó, la escuela entera estalló en gritos y todos los compañeritos de Liam -al igual que él- devolvieron los libros para colorear al estante y volvieron a sus asientos para recoger sus cosas. Miss Julie les recordaba repasar el tema que habían estudiado ese día y les deseaba un feliz viaje a casa.

Liam tomó su pequeño bolsito de Batman y colocó su mochila a juego en su espalda antes de hacer su camino fuera del salón. Se despidió de Harry, quien tenía que esperar por su hermana que iba un par de grados adelante, e hizo su camino por los pasillos de su escuela hasta la salida.

Deteniendose por un momento en la cima de las escaleras de la entrada, buscó el auto de su mami en la enorme fila que se formaba frente a la escuela, antes de sonreír y correr hasta ella. Karen sonrió y abrió sus brazos para atrapar a su pequeño hijo, quien rodeó su cadera con sus cortos brazitos.

—Mami, te extrañé —él dijo, aun sobre todo el ruido en la calle.

—Hola, bebé —Karen saludó y se incó para quedar a la altura de su pequeño —Yo tambien te extrañé mucho, la casa no es la misma sin ti.

Liam sonrió —¿Cómo estuvo tu día, mami? —él preguntó en su voz más madura, imitando la pregunta que su papá le hacía cada que llegaba del trabajo.

Karen rió y acarició los dorados cabellos de Liam —Bien, amor —respondió —Tuve una mañana muy ocupada, pero divertida.

Liam asintió e iba a responder pero se detuvo cuando divisó una conocida figura a lo lejos. Zayn corría hacia una enorme camioneta, tres autos por delante de dónde se encontraba el de su mami. Una señora alta y de cabello negro le revolvía el cabello y dejaba un besito en su mejilla.

—¡Zayn! —Liam gritó sin pensar, sorprendiendo a su madre y al pequeño moreno, quien se giró y lo miró con enormes ojos avellana —¡Mami, él es Zayn!.

—¡Liam, espera! —Karen gritó cuando el castaño se alejó corriendo hacia dónde el pequeño peli-negro se encontraba.

El pequeño Liam llegó sonriente hasta dónde Zayn se encontraba y sin pensarlo dos veces tomó su mano —¡Zaynie, ven conmigo! —decía, mientras tiraba de él —¡Quiero que conozcas a mi mami!.

Zayn había sido tomado por sorpresa, sino, él no se explicaba por qué no alejó su mano de la de Liam y se metió en la camioneta de su madre en ese momento. Por el contrario, él se dejó llevar por Liam hasta dónde una señora rubia los esperaba, entre sorprendida y preocupada.

—¡Mami, él es mi ami- Conocido! —se apresuró en corregir —¡Es Zayn, él que golpeó a Marcus! ¡Es quien me defendió! —Liam explicó con entusiasmo; saltaba sobre las puntas de sus pies y no dejaba de apretar la mano del mayor.

Don't Talk to Me  »ziamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora