Capítulo 9: EL GIRO DE NUESTRAS VIDAS.

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Mia y April preparaban las maletas. Estaban listas para dejarlo todo atrás. Evidentemente, Elliot viajaría con ellas, por el hecho de estar saliendo con su hermana pequeña. April miró una última vez el salón de la que fue su casa, la cabaña de alquiler, desde la puerta de salida. La echaría de menos, se había acostumbrado a vivir en ella. El señor mayor que les había alquilado esta casa, las esperaba fuera para recoger las llaves. Cuando April salió acabando de despedirse de aquellas cuatro paredes que tanto la vieron sufrir, se las dio. Habian pasado tanto en esa casa...Para que ahora se perdiera todo en un abrir y cerrar de ojos. Aunque claro, tampoco era suya propia, nunca lo había sido.

Kristin y Max habían venido para despedirse. La gran amiga de April al verla con tantas maletas empezó a llorar. En ese momento la morena se acordó de que tenía algo que debería pertenecer a Kristin y a los del clan. Sacó el recipiente con cura del bolsillo de la maleta y se lo puso en la mano. La pelirroja la miró y volvió a romper a llorar. Sin querer se le contagió a April y le dio un abrazo a su querida amiga, aquella loca pelirroja que conoció en aquella barra, sirviendo ron con cola. Luego se centró en Max, que aunque se hacía el fuerte, se veia que le faltaba poco para soltar la lagrimilla.

-Se te echará de menos mongola. -Dijo Max abrazándola.

-A vosotros también chicos.

Le costaba tanto irse...No por Ethan, sino por ellos, por sus amigos, por su familia. Al abrazar a Max se acordó también de Edith. Ella tendría que haber estado también ahí...Mia avisó a su hermana de que si tardaban más, perderian el avión, así que, April les dip un último abrazo y subió al autobús que los llevaría al aeropuerto.

April, se sentó al lado de la ventana sola, y Mia con Elliot en los dos asientos de al lado juntos. Miró a través de la ventana, y vio a Kristin y a Max abrazados. Kristin no paraba de llorar. Justo a sus espaldas la morena vio otra figura que antes no estaba. Era...¡Edith! ¡Estaba viendo el fantasma de Edith! Su fantasma...Que le decía adiós con la mano mientras sonreía. Ahí April empezó a llorar mientras la observaba y le debolvía el saludo de despedida. Parecía tan real, podía verla, pero no sabía si era su imagintación, o es que era propio de los vampiros. Pero le daba igual, le encantaba poder verla aunque fuese solo una vez más.

El autobús se puso en marcha, y arrancó. Ya estaban de camino al aeropuerto. En él April se puso a pensar en todo. Qué desastre...Un débil no aguantaba todo lo que había pasado ella ni en tres asaltos. Se giró hacia la derecha, y vio a Elliot y a Mia abrazados, al menos ella era más feliz que su hermana y agradeció que fuera ella y no Mia quien estuviera en medio de los engaños de Ethan. Por un instante, a la morena se le cerraban los ojos, señal de que ya empezaba a estar floja. Hacía mucho que no se bebía una bolsa de plasma. Necesitaba sangre, pero de eso ya se ocuparia tras llegar a su destino.

Empezaba a aburrirse en el autobús. Hacía rato que estaban allí metidos, y todos estaban durmiendo, menos April, así que cogió el móvil y los auriculares, y se puso a escuchar música. Pulsó en Hypnotic de Zella Day, y sonó por todos sus oidos. Empezó a notar el ritmo, y miró a su alrededor. Seguían todos durmiendo. Miró un poco más atrás y descubrió a una pareja haciendo cosas extrañas. Y tan extrañas...¿Estaban...Estaban acostandose? ¡Eran Ethan y Jenny! Estaban besándose llenos de sangre por todo el cuerpo. Era la cosa más rara que había visto jamás...Se mordian entre ellos mostrando sus colmillos. Ellos le decían algo, pero no los oía, estaba con la música muy alta y a penas podía entenderlos. La verdad es que ni quería saberlo. Se volvió a girar hacia adelante. Un poco sofocada. Aquello no era normal, y menos en los asientos traseros de un autobús. Era una locura...Pero solo los veía ella, los demás estaban entre roncando y babeandolo todo. Con miedo volvió a mirar hacia atrás de reojo, sin asomarse mucho. Esta vez estaban de pie...Manteniendo sexo. ¡Qué asquerosidad! ¿Acaso no saben lo qué es intimidad? Por detrás de ellos había una chiquilla, que por la estatura y el aspecto, parecía tener doce años aproximadamente. Era de un castaño claro, e iba hacia April. ¿Qué cojones? No...no...no...Volvió a fijar la vista hacia adelante. No iba a volver a mirar. En ese momento empezó a escuchar su nombre. Esa voz se oía difuminada por el ritmo de la música. Y al girarse para la derecha...

MENTES RETORCIDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora